Néstor, la película pretende ser un documental biográfico sobre los últimos treinta años de la vida NK. Trabajosamente elaborado, se aleja enormemente del género documental para convertirse en un largometraje propagandístico de la gestión kirchnerista.
Néstor, la película pretende ser un documental biográfico sobre los últimos treinta años de la vida NK. Trabajosamente elaborado, se aleja enormemente del género documental para convertirse en un largometraje propagandístico de la gestión kirchnerista.
La película, que costó un poco más que seis millones y medio de pesos -y el despido de uno de sus directores, Adrián Israel Caetano, por ser su propuesta “poco kirchnerista”-, tiene un claro objetivo propagandístico de la gestión K, pasando revista sobre distintos ítems en los que se basó la campaña electoral que llevó a CFK a la presidencia. Busca recuperar parte de sus votantes desilusionados y afirmar a sus seguidores. Hecha a medida por y para sus militantes, por las dudas que las 120 salas donde se exhibe estuvieran muy vacías, varios intendentes fueron obligados a comprar los tickets, extorsionando a los desocupados del Plan Argentina Trabaja a recibir la dosis del film.
El montaje de un sueño
Como estamos acostumbrados con la propaganda kirchnerista, La Película distorsiona la historia para presentarnos la construcción de una imagen groseramente sin matices, sin contradicciones. ¿Pero la propaganda, el sueño, puede contra la realidad?
La Película, que dura casi dos horas, arranca con imágenes conmovedoras de niños, hijos de familias sencillas que toman su leche, juegan felices, retiran comida de un comedor (primeros planos de sus rostros, nada lejano a propaganda de TN). A continuación, las escenas conocidas de represión durante el Argentinazo, la represión y asesinato en Puente Pueyrredón de Kosteki y Santillán, traspaso de mando de seis presidentes, e imágenes del pueblo saludando al nuevo presidente en ascenso, enfatizado con un “vengo a proponer un sueño”. Eso sí, Aníbal Fernández, uno de los responsables de la masacre de Avellaneda y jefe de gabinete de “Él”, no aparece.
De ahí unos diez testimonios de simpatizantes kirchneristas, de quienes nunca conoceremos sus nombres, más reportajes a sus familiares (incluidas madre de Néstor y de Cristina), reconstruirán no sólo la vida de Néstor K, sino la del matrimonio.
El film cuenta sobre la militancia política de Néstor y Cristina a partir de los 70, donde se insertan imágenes de archivo de aquella década con impresiones en off de discursos de Néstor del 2003. Pero lo curioso es que en esas secuencias de archivo no aparezcan Néstor ni Cristina en las movilizaciones o asambleas en el Rectorado de la Universidad de La Plata, donde estudiaron.
Acerca del momento en que la pareja Kirchner decide mudarse a Santa Cruz, sólo se muestran imágenes en celebraciones familiares. Los Kirchner en su militancia política, aparecen recién en imágenes de archivo en el año 81, cuando un acto en el Ateneo Peronista, y más tarde con Néstor intendente.
¿Cómo enfrentaron la dictadura durante sus años en Santa Cruz? Bien, gracias. Tampoco cuenta cómo fueron en los ‘90, su período como gobernador, la entrega de YPF, su relación con el menemismo y las privatizaciones.
Pero el relato tiene que llenar de significado esa historia –y porque los derechos humanos han sido parte de su propaganda-, el filme le dedica un aletargado y ceremonioso montaje de imagen y sonido a Néstor Kirchner bajando los cuadros de Videla, y Viola en la ESMA, apropiándose de este modo, con las imágenes y los discursos, la bandera por justicia por los 30 mil desaparecidos durante la dictadura.
Néstor como un santo
Otro aspecto es el tratamiento sobre las apariciones en cámara de NK, y los testimonios de las personas que lo construyen como personaje: Un tipo sencillo, enfatizado en sus torpezas en sus “rupturas” de protocolo, pero jamás veremos sus contradicciones, sus errores, un lado oscuro.
“El” –como es recordado en varias alocuciones de los entrevistados-, buen hermano, buen tío, buen padre, es presentado sin imperfecciones ni rencores, ni puntos para cuestionar. Fiel al relato, NK es pontificado y santificado.
Otra es la exaltación del Néstor latinoamericanista, la cumbre de las Américas en Mar del Plata y su discurso contra Bush, son puestos en el mismo plano con su discurso cuando el pago al Fondo Monetario Internacional. Quedan equiparados como actos de soberanía e independencia. Reforzado con la beatificación de las palabras de su madre: “nació en el año del General San Martín, el padre de la patria”.
Esa oralidad exaltada y sin reveses de los entrevistados, reforzada con un montaje que distorsiona los hechos históricos, se convierte en una manipulación de la realidad al servicio de la propaganda.
El colmo de esta grosería es la utilización de las imágenes de la muerte de Mariano Ferreyra, descaradamente utilizadas como transición al funeral en la plaza por la muerte de Néstor. De este modo, consuma una despreciable utilización del asesinato del joven militante, en aras de la construcción de un Néstor Kirchner embellecido para seguir haciendo pasar su relato. Un relato que va en una dirección, sin ver la realidad.