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17 de septiembre de 2013

Para que el pueblo no siga pagando la crisis, hay que acabar con las políticas que provocan el hambre, arruinan la industria nacional y a los productores agrarios, saquean los recursos naturales, convierten al peso en una moneda sin valor y al país en un paraíso de las mafias.

Ni inflación, ni devaluación: ¡Soberanía!

Hora Política

1. Miserables

1. Miserables

Familias pobres castigadas por la inundación en La Plata, lo único que recibieron del gobierno nacional y provincial fue un adelanto de la asignación por hijo durante tres meses, en préstamo: ahora se lo están descontando. Otras familias ni siquiera eso. $35 millones recaudados en una colecta para los inundados, en manos del secretario de Comercio, Moreno, duermen en una cuenta del Banco Nación. El gobierno que se dice “nacional y popular”, prometió ayuda a los inundados, y los abandona a su desgracia.

El gobernador Scioli, que aplica la política K en Buenos Aires, comprometió ayuda y no ayudó en nada. El bloque del Frente para la Victoria trabó la ley de ayuda a los damnificados por la inundación. Y ahora va a gastar lo que no tiene llevando a 100.000 policías la dotación de la Bonaerense, cuando está demostrado que la mayoría de los que ya tiene son los que garantizan “zonas liberadas” a la droga, la trata y las grandes bandas que han convertido en un infierno la vida en los barrios populares.

 

2. Dicen los K: cárcel a los jóvenes

Castigado en las calles y en las urnas, el gobierno debió “abrir la mano” llevando a $ 15.000 el piso del mínimo no imponible a los salarios, duplicando el monto no imponible a los monotributistas, y anunció del pago de parte de lo que adeuda a las obras sociales. Se le venía encima otro paro como el del 20/11/2012, y otra derrota electoral.

La presidenta centralizó la campaña electoral de las PASO; ahora se corrió. Trata de esconder a La Cámpora y otros impresentables K, y cambió los discursos “progres”, “nacionales y populares”. Pactó con la Chevron (y negocia con otros monopolios imperialistas) la entrega de Vaca Muerta. Ante la amenaza de un fallo de la justicia yanqui contra la Argentina (que incluiría cientos de embargos, según trascendió), la presidenta dijo que Néstor y ella eran “pagadores seriales”, retrocedió en trasladar a la Argentina el pago de los bonos de deuda, dio prioridad en el presupuesto nacional del 2014 al pago de deuda, para lo que destinó 9.855 millones de las reservas del Banco Central.

En esa misma línea, el candidato K en Buenos Aires, Insaurralde, salió a proponer la baja de la edad para la imputación de delitos. Es decir, en lugar de estudio y trabajo para la juventud, cárcel, en un sistema penal dirigido por un torturador. Y acordaron con Scioli poner a Granados, “un duro” en “seguridad”. Tratando de contener la fuga de sectores progresistas, una parte de los voceros oficiales rechazan la medida.

 

3. Poco abajo, mucho arriba

Cristina K “abrió una mano” pijotera hacia los de abajo. Las concesiones que hizo a la lucha popular son diez veces menos de lo que le destina a los usureros.

Por otra parte, las medidas que anuncian sobre la inseguridad, muestran que el gobierno está dispuesto a poner “mano dura” para hacer pasar el ajuste que prepara para después de las elecciones. Basta con ver el proyecto de Ley de Presupuesto 2014 que mandó al Congreso, en donde los gastos para hacer frente al hambre, la desocupación, los salarios de los estatales, los presupuestos para salud, educación y vivienda, están todos, si se descuenta la inflación, por debajo del presupuesto de este año. Lo que aumenta brutalmente, es el pago de deudas: 74%. Un presupuesto, además, que mantiene los superpoderes de la Ley de Emergencia Económica, que usa el gobierno para gastar a su antojo.

La pulseada, fuerte, entre el gobierno y otros sectores del bloque dominante, está en la afirmación de Cristina K de que “se mantendrá el modelo K”. Lo que quiere decir: mucha inflación y devaluación controlada; frente a la presión de los sectores rivales de mucha devaluación con inflación controlada.

Crece la presión de los exportadores para un hachazo devaluador. Cargill cerró su planta, las automotrices Volkswagen y Fiat ya comenzaron a suspender turnos de trabajadores de sus plantas (y otros “estudian” esa medida). Etc.

 

4. Las reservas y el petróleo

El gobierno considera que usando las reservas del Banco Central y el fondo de la Anses puede llegar al final de su mandato en el 2015. Y los grupos del bloque dominante que presionan para una devaluación drástica ya; piensan que el gobierno dejará sin fondos al gobierno que venga, que se “quemaría” con un ajuste de entrada.

Se escuchan voces que sostienen que con la caída de las reservas del Banco Central, lo que queda no llegaría a diciembre del 2015. Además, el presidente de YPF, Galuccio, aportó un dato clave. Lo hizo en Texas (Estados Unidos). Afirmó que no solo sigue cayendo la producción petrolera, sino que cae la del petróleo liviano que es la base para la producción de las refinerías argentinas. La Argentina importará más gas y gasoil, y ahora también petróleo liviano.

El yacimiento de Vaca Muerta (que exige la tecnología del fracking) hoy no es solución. La solución para salir de la crisis energética es explorar y aumentar la explotación de petróleo de yacimientos de petróleo convencionales. Por lo que no hay ningún problema en declarar una moratoria del fracking, dando tiempo al desarrollo de una tecnología que limite los daños ambientales. El problema, hoy, es que los monopolios imperialistas a los que el gobierno K les prorrogó las concesiones, siguen sin explorar, por lo que sigue cayendo su producción. Y seguirán así hasta que les den el precio internacional, puedan exportar y garantías para llevarse los dólares afuera. Por eso, la solución hoy, es expropiar y estatizar la energía, lo opuesto a las políticas de Menem y de los K.

 

5. La batalla política

El fracaso de sus políticas es lo que lo debilitó al gobierno K. Su política inflacionaria es un cáncer que devora los bolsillos del pueblo. Fracasó su política de exportación de soja y minerales hoy golpeada por el bajón de precios y con la consecuencia del encarecimiento de los alimentos. Fracasó su política de importación masiva, sobre todo de China, y en parte de Brasil, que ha liquidado parte de la industria nacional, y otra parte la ha reducido a armaderos imperialistas. Fracasó su política energética. Fracasaron sus “alianzas estratégicas” con países hoy golpeados por la crisis: China que desacelera y penetra cada vez más, Brasil se arrastra, y Europa no sale.

Lo que está en juego, hasta el 2015, es cómo se saldrá de este “modelo K”. La oposición que se va reagrupando junto a Massa y De la Sota, o la del llamado panradicalismo, apuesta a la devaluación. Lo ocultan, pero se ve en los economistas que preparan sus políticas. Una devaluación sería un hachazo a los salarios, jubilaciones, asignaciones sociales y demás ingresos fijos: no es salida para el pueblo.

La única salida para que la inflación y la crisis no la siga pagando el pueblo, es recuperar la soberanía energética, la producción nacional y el mercado interno. Recuperar la soberanía en el campo con una reforma agraria que liquide el latifundio, implemente el plan de un millón de chacras garantizando la tierra a sus productores criollos y originarios. Recuperar la soberanía monetaria garantizando el valor del peso, nacionalizando el comercio exterior y el crédito. Y esa salida exige, también, acabar con la corrupción y de las mafias de la droga, la trata y el delito organizado, colocando el poder de policía en manos del pueblo, y la base de la justicia en los juicios por jurado popular.

La batalla política hacia las elecciones de octubre, impulsando los frentes en los que participamos, así como la campaña por la personería del PTP y el fortalecimiento del PCR, son parte de la lucha por esa salida popular. Por eso va unida a impulsar las luchas, preparando paros regionales y un nuevo paro nacional que impregnen el escenario electoral con sus reclamos. Y va unida, también, a preparar a las masas obreras y populares, y a las fuerzas populares, para tormentas, antes o después de las elecciones, como de la disputa entre los de arriba. Esa es la batalla, hoy, para acumular fuerzas para profundizar el camino del Argentinazo, y de la Rebelión Agraria y Federal, para barrer el Estado podrido oligárquico imperialista, y cambiar la política y el gobierno.