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21 de abril de 2021

Concordia, Entre Ríos

Ni Un Pibe Menos Por La Droga sigue creciendo

En línea con lo que el movimiento impulsa a nivel nacional y en distintos puntos de la provincia, Ni Un Pibe Menos por la Droga viene dando importantes pasos en la ciudad de Concordia desde hace un largo tiempo.

Más allá de algunos resultados positivos desde el punto de vista deportivo, se destaca el rol social que persigue la organización como una herramienta para ofrecer a los gurises un espacio de recreación, lejos de las drogas y transitando un camino donde la salida a los problemas es colectiva, entre todos. Federico y Sebastián, compañeros de la CCC y dirigentes del movimiento, cuentan que lograron organizar alrededor del deporte, del fútbol, una importante cantidad de pibes.

Arrancaron en un terreno baldío muy pequeño, pero hace poco consiguieron, a unas pocas cuadras de allí, otro terreno donde seguir jugando y entrenando. Es un lugar más grande con dimensiones reales de una cancha de fútbol oficial. Un campo de juego prestado apodado “la cancha de los gendarmes”, porque los terrenos sobre la que está pertenecen a esa institución.

La escuela de fútbol del movimiento Ni Un Pibe Menos por la Droga ha dado pasos gigantes en sólo dos años. Pero todavía es insuficiente. Una cancha propia, baños y vestuarios, un lugar de reuniones, vestimenta y botines para los jugadores, son algunas de las necesidades por las que siguen peleando.

“La cancha no tiene luz, ni agua, ni vestuarios. Hemos pedido ayuda a Obras Públicas para que pasen la máquina y demás direcciones y secretarías pero no tuvimos respuestas, no nos ayudaron. Dijeron algunos que nos iban a elevar el pedido y hablaron de la burocracia, pero hasta el momento no sucedió. Nosotros cortamos el pasto, bordeamos, regamos”.

Comenta Federico que “cuando un pibe busca una mano para salir de las drogas, es algo fuerte”. Pero el movimiento y su escuela de fútbol están para eso, para dar batalla al camino destructivo de las drogas y las adicciones que generan y a las clases dominantes que se enriquecen con este negocio de muerte.

Sin estructuras edilicias, sin inmuebles, nomás “con lo puesto”, se buscan diariamente iniciativas para sostener lo construido. “Una vez por semana le damos una copa de leche y rosquitas a los chicos y una merienda a las chicas. Este finde se cocina un guiso a la olla para los gurises. Se quedan ahí, se alimentan, están felices y se divierten. Queremos que estén con nosotros y que se sientan lo más bien posible. Y que puedan divertirse como cualquier chico”. La lucha es permanente, porque como denuncia el movimiento, “mientras crece el consumo de drogas en todos los sectores sociales y en franjas de cada vez menor edad, las áreas de Salud y el Sedronar no han dado solución a la muerte silenciosa y cotidiana de la juventud sea por consumo de droga o por estar envuelto en la violencia y la delincuencia de los narcos”.

Frente al hambre, la falta de trabajo, la imposibilidad de acceder a la educación, al deporte, la salud y la cultura, por lo que millones de jóvenes son empujados a no tener futuro y por el brutal el crecimiento de la droga en los barrios, urge convocar a la más amplia red de organizaciones de carácter juvenil para pelear por la Declaración de la Emergencia en el consumo de sustancias psicoactivas, aumento extraordinario del presupuesto del Sedronar, políticas públicas que garanticen el acceso a la educación pública, el deporte, la cultura y trabajo digno para la juventud; y por cárcel a los narcos, no a los pibes.

 

Hoy N° 1860 21/04/2021