Milei, hombre sin principios si los hay, renegoció el swap con China obtenido oportunamente por el gobierno de los Kirchner y ya con una renovación encima. Llegó a esta situación porque sus amigos yanquis no le aflojan ni un dólar fresco para seguir la calesita. Esto exigió que concediera a los imperialistas orientales, entre otras cosas, la apertura de importaciones chinas.
Paolo Rocca, el imperialista italiano harto conocido por los argentinos, se enojó. No los quiere a los chinos. Son sus competidores más importantes en el mundo y está empecinado en impedir su desembarco en América. Pero lo que lo sacó de las casillas es que Milei habilitó la importación de acero laminado chino en nuestro país, competidor de Siderar. Amigos son los amigos.
Paolo no se puede quejar: controla YPF, pesa en el gas y en el petróleo con Tecpetrol, sigue construyendo el tramo que falta del gasoducto (con la laminadora de chapa naval que se robó de Somisa en el momento de la privatización sin pagar ni un solo peso, está a full con el litio y muchos negocios más. Le llenó de funcionarios en puestos claves a la administración mileista, etc. Está muy enojado, pero por ahora se las aguanta.
Pero como siempre se encuentra una salida para ir aguantando la situación, para empezar, Rocca ha decidido despedir a 600 trabajadores de Siderar en San Nicolás. Y se están haciendo las listas. Es en serio y la situación es grave.
Quiere decir que la disputa por arriba entre las bestias del capital, entre los imperialistas de distinto signo, la tienen que pagar los trabajadores y sus familias.
En un San Nicolás que, según los últimos índices oficiales del Indec, es la ciudad con más desocupación y pobreza en la provincia
No es la primera vez que Paolo Rocca acude al ajuste impiadoso de reducir el personal para ponerlo a la medida de sus necesidades para la producción al ritmo de la superexplotación; lo ha hecho siempre. La sangre humana siempre ha sido un componente esencial en el acero.
Sangre, sudor y lágrimas que no aparecen en los análisis del acero elaborado ni en las fortunas amasadas con el trabajo de los obreros y catangos que día a día dejan la vida en la fábrica.
Muchos murieron cuando se hicieron cargo de la empresa. Se tiraban en las fosas ante el temor por la presencia de un supervisor de Techint. No alcanzó el pedido de la directiva del gremio, lo que sí valía era el terror a perder el trabajo y la persecución.
Hoy la fábrica es un desastre: la desguazaron, enterraron sectores enteros; cada centro de costo “ahorra” en las reparaciones necesarias, que incluyen la seguridad para ahorrar un peso y salir gananciosos y que el jefe pueda cambiar el auto, aunque no se arregle una tobera que se lleve la vida de un trabajador de limpieza y deje una familia en la ruina. Todo vale. El otro horno está desguazado y no sirve más que para sacarle algún repuesto: chatarra. En los últimos dos meses, dos compañeros dejaron la vida en la patriada por tres pesos roñosos. Por postergar una reparación por desidia y no querer parar la producción, pese a las advertencias gremiales, un compañero se quemó vivo en una tobera en el alto horno: total solo era un “catango”, como les llaman en la jerga, un obrero de segunda categoría; el que hacía pareja con él se salvó de milagro.
Tuvo que pasar el gravísimo accidente para que Berardi, gerente de planta presionado por la gente, el gremio y por el escándalo y horror en toda la planta de cómo fue su muerte, diera la orden de parar el horno e hiciera lo que debería haber hecho mucho tiempo atrás ¿Habrán dormido en paz estos esclavistas, dueños de nuestra vida y destino? Un par de meses después otro “accidente” se llevó otra vida joven.
Con estos despidos el San Nicolás pobre, el de las orillas, se hunde un poco más. Más pobreza, hambre, desocupación, para que Rocca, una de las grandes fortunas de la Argentina asociado a Milei continúen vaciando nuestro país.
Lucharemos para que todo San Nicolás se ponga de pie en defensa de los puestos de trabajo en Siderar.
También continuaremos para recuperar Somisa, la nuestra, la argentina, y para que desaparezca Siderar; y lo lograremos. Con el aporte de todos, y sin miedo. ¿Porque, después de todo… miedo a qué vamos a tener? Si miramos para atrás y vemos todo lo que hemos perdido, en realidad lo que tenemos para adelante es todo para ganar, para recuperar nuestra patria en miles de formas… volver a ser la Argentina de los que vivimos en ella y de los que la quieran poblar.
Corresponsal
hoy N° 2035 13/11/2024