“…la experiencia de las luchas incesantes que la organización fiscal ha debido soportar con las compañías privadas durante todo el tiempo en que la hemos dirigido, nos condujo a la conclusión de que tales organizaciones, la fiscal y la privada, no pueden coexistir, pues representan dos intereses antagónicos destinados a vivir en lucha, de la cual sólo por excepción saldrá triunfante la organización estatal. Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieran enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de explotación y exploración al capital extranjero, para favorecer a éste con las ganancias que de tal actividad se obtienen, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. No queda otro camino a adoptar que el monopolio del Estado, pero en forma integral, es decir, en todas las actividades de esta industria: la producción, elaboración, transporte y comercio”. General Enrique Mosconi. Extractado del Boletín Nº 1 de Monadepa (presidido por Adolfo Silenzi de Stagni). Enero-Febrero de 1987.
El presidente electo Javier Milei ha expresado su plan de privatización de YPF y de Vaca Muerta.
Expresamos nuestra total oposición a estas medidas. Son una continuidad de los planes entreguistas y antinacionales de las dictaduras y distintos gobiernos que estuvieron en contra de la independencia argentina.
Petróleo: ¿“commodity” o material estratégico?
Se nos dijo, por años, que el petróleo había dejado de ser estratégico. Se burlaron de la consigna mosconiana de que petróleo es soberanía.
¿Es el petróleo sólo un tema civil y económico o es, también, un tema de Defensa Nacional?
Es conocida la anécdota según la cual el General Mosconi decidió crear YPF. Al ir a comprar nafta para avión para efectuar un raid de entrenamiento de la aviación militar, un gerente de la empresa norteamericana WICO (Standard Oil) no se la quiso vender.
Advirtió Mosconi que lo mismo podría ocurrir si se necesitaba ese combustible para defender Buenos Aires de un ataque y se juramentó romper los trust. De allí surgió YPF, antes como un problema de defensa nacional que como una explotación minera de alto rendimiento. Esto vale mucho más hoy con gobiernos que no son capaces de asegurar ni el precio ni el abastecimiento de combustible; y con Malvinas colonizada por Inglaterra con una base de la OTAN (la mayor base extranjera en América Latina), una base china en Argentina continental, la IV Flota de EE. UU. en el Atlántico Sur, y la amenaza inglesa sobre nuestro Sector Antártico.
En un mundo en que distintas potencias rapiñan a países como el nuestro y en que los peligros de una tercera guerra mundial son crecientes, es preciso, por razones estratégicas, además de las económicas, controlar este material vital.
¿Es posible pensar en la recuperación de nuestras Malvinas sin el control estatal del petróleo argentino?
¿Es posible industrializar a nuestro país y tener el combustible barato para el agro y la industria nacional y el consumo interno, sin controlar esta palanca clave? El control estatal del petróleo permitirá una verdadera capitalización interna y no las reiteradas políticas de endeudamiento usurario y la esperanza en inversiones extranjeras.
Adolfo Silenzi de Stagni, insigne defensor del petróleo argentino, ante las propuestas de quienes sostenían que era preciso “achicar el Estado, desregular y abrir la economía para que ingresen las inversiones extranjeras y los empréstitos de los organismos financieros internacionales”, transcribía en su libro Claves para una política petrolera nacional, de 1983, su intervención en la Sexta Conferencia Nacional de Abogados en 1959: “¿Cómo se capitaliza un país? (…) La explotación del petróleo puede ser uno de los caminos más rápidos para capitalizar el país, por cuanto es la actividad de mayor lucratividad que se conoce en el mundo. ¿Pero qué ha ocurrido? En lugar de extraerlo por cuenta nuestra a través de YPF, entregamos a empresas extranjeras las mejores áreas localizadas y cubicadas por esta repartición oficial, firmando contratos leoninos y sin precedentes en el extranjero.”
Y agregaba: “El proceso de acumulación de capital no puede provenir de la `ayuda´ externa, el capital se forma en casa”.
Referido al papel del capital extranjero decía: “La experiencia demuestra que el capital extranjero genera en el mediano y largo plazo un flujo mayor de salida de divisas del que realmente ingresa. En otros términos, el efecto de las inversiones directas de las transnacionales es el de la transferencia neta de recursos hacia el país de origen de esos capitales y, por tanto, el de una descapitalización incesante de los países subdesarrollados.”
En una política petrolera verdaderamente nacional está el capital y las inversiones necesarias para una Argentina independiente.
Otra política petrolera es posible
Es preciso cortar el nudo gordiano de la rapiña de nuestro patrimonio hidrocarburífero.
No se debe privatizar YPF y Vaca Muerta. Al contrario, es imprescindible estatizar todos los yacimientos, oponerse firmemente a la privatización de Vaca Muerta, y recuperar nuestro petróleo. Esto significa recuperar la totalidad de los yacimientos otorgados a las operadoras imperialistas, anulando los contratos con monopolios como Chevron y otros.
Es el camino hacia una YPF 100% estatal y federal, monopólica en la exploración, explotación, destilación y distribución, única operadora de los yacimientos, y controlada por los trabajadores, técnicos, profesionales.
Contrariamente a lo que ocurre actualmente y lo que propone Milei, se trata de que YPF sea Sociedad del Estado y no sociedad anónima. Las Sociedades del Estado son aquellas que, con exclusión de toda participación de capitales privados, constituyan el Estado nacional, los Estados provinciales, los municipios, los organismos estatales legalmente autorizados al efecto o las sociedades que se constituyan, para desarrollar actividades de carácter industrial y comercial o explotar servicios públicos. Fueron instrumentadas por primera vez durante el primer mandato de Juan Domingo Perón por la ley 13653 del Régimen de Empresas del Estado de 1949.
Un ejemplo exitoso actual es INVAP, que es una Sociedad del Estado. La Provincia de Río Negro es la propietaria del 100% de las acciones y comparte la dirección con el Estado Nacional a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Milei: libertad para los monopolios imperialistas
Es que Milei no comprende que no todo se vende ni todo se compra. El camino es el contrario al que propone. Sólo así podremos recuperar la totalidad de la renta para afrontar esta crisis y garantizar nuestro desarrollo soberano e independiente “de toda dominación extranjera” como dice el Acta de nuestra independencia.
Consejo Nacional del Foro Patriótico y Popular
Hoy N° 1989 29/11/2023