La política recesiva de Milei de destruir la industria y liberar las importaciones profundizó los problemas que ya tenía el pueblo argentino. En ese marco, el gobierno aceptó el Procedimiento Preventivo de Crisis pedido por Bridgestone, argumentando problemas de productividad, de caída de la producción automotriz, de la capacidad de compra de los argentinos, y de las ventas de neumáticos en todas sus variables, sumado a problemas con las exportaciones.
Bridgestone aprovecha la política económica y laboral del gobierno para borrar conquistas históricas, reducir salarios y dividir a los trabajadores, queriendo hacerlos responsables de esta situación. Dice que los trabajadores son “caros”, cuando los salarios en la Argentina están por el piso. La realidad es que tiene espalda después de dos años seguidos de pagar un bono por ganancias extraordinarias a sus trabajadores y siendo la principal fabricante mundial de neumáticos.
Esta semana Bridgestone despidió a más de 400 trabajadores, llenando de policías los ingresos a la planta de Lavallol. Con la incertidumbre y el miedo de quedarse fuera de fábrica en una Argentina donde la inflación, la caída del consumo y del empleo no dan respiro, la empresa aprovecha para avanzar sobre los derechos de los trabajadores.
Las peleas por mantener los puestos de trabajo, los salarios y las condiciones de trabajo no están separadas. Pese a las difíciles condiciones para lograr la unidad, ésta es imprescindible para que entre todos los trabajadores puedan decidir cómo parar el ajuste que está implementando la empresa.
hoy N° 2024 28/08/2024