Noticias

23 de enero de 2013

Mauricio Macri, jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, al hacerse cargo del subte denunciando el mal estado en que los recibía, resolvió aumentos para hacerle pagar al pueblo el servicio y su modernización.

No al nuevo aumento del Subte

Entre otras medidas, aumenta el boleto de $2,50 a $3,50 a partir de marzo, aumenta los peajes en las autopistas y las patentes de los autos de la Ciudad. También resolvió la suspensión del servicio de la Línea A durante dos meses para el reemplazo de los viejos trenes por coches comprados en China, y un plan de endeudamiento para la compra de trenes para las otras líneas.

Entre otras medidas, aumenta el boleto de $2,50 a $3,50 a partir de marzo, aumenta los peajes en las autopistas y las patentes de los autos de la Ciudad. También resolvió la suspensión del servicio de la Línea A durante dos meses para el reemplazo de los viejos trenes por coches comprados en China, y un plan de endeudamiento para la compra de trenes para las otras líneas.
El gobierno nacional, ni lento ni perezoso, aprovechó para golpearlo “por izquierda” denunciando el grave perjuicio que el aumento de la tarifa significa para los miles de trabajadores que todos los días se movilizan en el subte.
Sin embargo, estos cruces mediáticos entre el kirchnerismo y el macrismo, a los que ya nos tienen acostumbrados, lo único que buscan es obtener un rédito político, pero en ningún caso modificar las cosas en beneficio del pueblo.
Así fue cuando se enfrentaron por la ocupación de Parque Indoamericano, responsabilizándose mutuamente por el gravísimo déficit habitacional y sus consecuencias en los sectores de menores ingresos, para terminar coincidiendo en la represión conjunta de la policías Federal y Metropolitana, que provocaron 4 muertos y en el incumplimiento de las promesas de inversión conjunta para un plan de viviendas.
Ahora con el subte pasa lo mismo. Mas allá de las acusaciones mutuas, ambos coinciden en mantener la concesión a Metrovias, cuya única función desde la privatización hasta ahora, ha sido retirar su ganancia sin invertir ni arriesgar un peso. Ambos gobiernos coinciden en la compra de material ferroviario en el exterior relegando la industria y el empleo nacional. Y ambos coinciden en que hay que seguir pagando la fraudulenta deuda externa, incluidos a los fondos buitres, con lo que los recursos para resolver los problemas del transporte público tienen que salir de los bolsillos del pueblo vía aumento de boletos e impuestos.
Urge la unidad de los trabajadores y usuarios para enfrentar esta política que descarga el ajuste y la inflación sobre el pueblo. Lamentablemente la dirección de la UTA trabaja asociada con Metrovías, y la dirección de los Metrodelegados, que fueron un ejemplo de organización y lucha contra la entente Metrovias –UTA, se ha subordinado al gobierno nacional, jugando para defender los intereses del kirchnerismo contra Macri, y no a los trabajadores desde una posición independiente de la patronal y el Estado.
Es necesario y posible desarrollar un gran movimiento de usuarios y trabajadores contra el aumento de tarifas, por condiciones seguras y dignas en el transporte público, por el castigo a los Jaime, Schiavi, Cirigliano y demás responsables de la masacre de Once, por la estatización del servicio ferroviario y de subtes, con control de los trabajadores y por el desarrollo de una industria nacional ferroviaria para su modernización y ampliación.