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28 de noviembre de 2018

Solidaridad con las y los trabajadores aeronáuticos

No al vaciamiento de Aerolíneas

El gobierno macrista ha desatado una nueva ofensiva contra nuestra línea aérea de bandera, Aerolíneas Argentinas. Macri y sus funcionarios buscan beneficiar a las grandes empresas privadas que se disputan el mercado, y a las “low cost”.

El macrismo utilizó un conflicto gremial en curso, por parte de cinco gremios aeronáuticos ante el incumplimiento de aumentos salariales acordados en paritarias, para volver a atacar a Aerolíneas, diciendo que no es “justo” que el Estado subsidie Aerolíneas, con argumentos como “Todas las líneas aéreas que funcionan acá y la mayoría del mundo no requieren que los ciudadanos de ese país, en este caso los argentinos, pongamos plata todos los meses”, dijo Macri.
El presidente oculta que ya viene aplicando una política de reducción de subsidios de la línea aérea, como reconoció su ministro de Transporte Guillermo Dietrich en enero de este año (www.ambito.com/908274-el-estado-dejara-de-subsidiar-a-aerolineas-dentro-de-dos-anos).
Cinco de los seis sindicatos del sector aeronáutico (APTA, APA, UPSA, APLA y UALA) reclaman por el incumplimiento salarial y la demora en la nueva paritaria 2018/2019. Por esto llevaron a cabo medidas de fuerza en noviembre. El gobierno cantó retruco, suspendió a 376 trabajadores por supuesto abandono o retención de tareas durante las asambleas sindicales –en una medida claramente violatoria del derecho constitucional de huelga–, y la dirección de Aerolíneas, a cargo de Luis Malvido, declaró un lockout el lunes 26, cuando frente a un nuevo paro canceló todos los vuelos.
Desde los gremios se viene denunciando la política privatista del gobierno, en lo que hace a las rutas aéreas y a la aerolínea estatal. Algunos apuntan a que el centro es una transferencia de subsidios a las low cost, y otros hacen hincapié en que es una política que favorece en general a las empresas privadas, para que se queden con más rutas y en definitiva, con el desguace de Aerolíneas.
Para esto, el gobierno fogonea con sus medios adictos una campaña contra Aerolíneas, muy parecida a la que ya se hizo en los ‘90. La diferencia, es que hoy la Ley 26.412 impide al Estado ceder la mayoría accionaria. Por eso, como remarcan varios, no es casual que tanto el presidente de la empresa como el propio ministro Dietrich hablen de “empresa quebrada”, buscando un camino para avanzar con la desfinanciación.

Una política de “cielos abiertos”
Lo que está de fondo, denuncian los gremios, es el avance de una política de “cielos abiertos” para que las empresas privadas (Latam, Avianca, Copa, Iberia, KLM, etc.), se queden con el mercado de las rutas nacionales e internacionales que maneja Aerolíneas. Parte de esa política ha sido favorecer el establecimiento de las aerolíneas “low cost”, como Flybondi, o Norwegian, que según un documento de APA llegó a la Argentina por el “acercamiento, en materia aerocomercial”, con Gran Bretaña “por el cual ese país designaba una segunda aerolínea de bandera… no británica sino noruega y “low cost”.
El gobierno macrista desde el primer día ha trabajado contra Aerolíneas. Primero con la quita de importantes rutas aéreas internacionales y de cabotaje, y con una quita progresiva de subsidios. Con su lucha, los gremios impidieron hasta ahora el avance del plan de despidos masivos que pretende el gobierno, pero este es uno de los objetivos de la nueva ofensiva.
El modelo es, mientras no la pueda cerrar, una Aerolíneas Argentinas con trabajadores “low cost”, fuera de convenio, flexibilizados y con salarios mucho más bajos que los actuales.
Los gremios también denuncian las consecuencias que esta política en la disminución de la permanente capacitación del personal, y la alarmante falta de controles del mantenimiento de aeronaves y aeropuertos. Esto los vemos todos los días, particularmente en el caso de Flybondi, a la que el gobierno no sólo le habilitó las instalaciones de la base aérea de El Palomar para que use como aeropuerto comercial, sino que hace la vista gorda ante los permanentes despistes y problemas de sus aviones (canceló 94 vuelos en una sola semana), que preanuncian una tragedia en cualquier momento.
Este gobierno muestra, en su política aerocomercial, su esencia privatista y entreguista. Un ejemplo: cerró la ruta Buenos Aires-Barcelona por considerarla “no rentable”, ruta que realizan varias empresas internacionales, incluso algunas low cost como Level, subsidiaria de Iberia y controlada por British Airways.
Desde el punto de vista del desarrollo nacional, lo que hace el macrismo con Aerolíneas es criminal. Hay un informe de Oxford Economics de noviembre de 2015 que destacaba la importancia de nuestra línea de bandera en la integración nacional. En ese año Aerolíneas tenía 11.200 trabajadores en el país, y transportó 9,4 millones de pasajeros en 2014. El objetivo del macrismo es que las grandes compañías privadas de aviación, y las “low cost”, se queden con todas las rutas rentables. Las que no lo son, como ocurre con las siete provincias argentinas a las que sólo llegan Aerolíneas y Austral, podrían quedar sin servicio de transporte aéreo.
Contra esto vienen dando la pelea las trabajadoras y los trabajadores de los distintos gremios aeronáuticos, que deben tener la solidaridad más amplia del conjunto del pueblo, para impedir que el gobierno macrista liquide Aerolíneas y Austral, con el consecuente despido de miles de compañeras y compañeros, y el aumento de la entrega de nuestro patrimonio.

Hoy N° 1745 28/11/2018