El viernes 27, en el hotel Bauen, un grupo de trabajadores de la textil Brukman convocaron a una reunión extensiva a otras empresas recuperadas y organizaciones sociales, para pedir la solidaridad, en defensa del edificio.
El viernes 27, en el hotel Bauen, un grupo de trabajadores de la textil Brukman convocaron a una reunión extensiva a otras empresas recuperadas y organizaciones sociales, para pedir la solidaridad, en defensa del edificio.
El conflicto, tal como denuncian un grupo de trabajadores de la Cooperativa de Trabajo 18 de Diciembre (ex Brukman) se desató a causa de que un grupo de socios, bajo la tutela del actual administrador, el abogado Luis Caro, desde hace un tiempo viene sacando del edificio insumos y máquinas, sin ningún tipo de control. La situación se agravó cuando este sector comenzó a impulsar la puesta en venta del edificio, frente a la oferta de un supuesto comprador que los beneficiaría con un millón de pesos.
Alfredo Uliarte, uno de los socios de la cooperativa explicó “en los últimos días se vieron versiones distintas de los hechos. Pero la verdad es que venimos denunciando el vaciamiento y el intento de venta del edificio. Hace unos meses, fundamentalmente los sábados, venían camiones o camionetas que se llevaban máquinas de coser, planchas, etc. A partir del 23 de enero, salieron a la luz graves hechos que suceden en la fábrica. Por eso desde ese día no pudieron seguir con el vaciamiento que llevaba adelante el Consejo de Administración, bajo las órdenes del doctor Luis Caro, que es el apoderado de la cooperativa”.
A continuación, Uliarte pasó a contar que durante la semana pasada, miembros del Consejo de Administración junto a gente extraña a la Cooperativa empezaron acciones de violencia contra trabajadores, donde además amenazaron a una compañera de la fábrica que vivía allí con sus niños y la desalojaron. “Tal fue el escándalo que Caro y el Consejo de Administración salieron descaradamente por la TV pública a negar que hubiera intentos de venta, asegurando que se trabaja con total normalidad y empezó a atacar a trabajadores que denunciábamos las anomalías, quienes fuimos víctimas de calumnias y expulsiones arbitrarias, ilegales y antiestatutarias.”
La denuncia de este grupo de trabajadores además fue elevada al Inaes (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social) que depende de Desarrollo Social, que es el ente que debería haber tomado cartas en el asunto, a partir de ahora se supone que irá por las actas y observará las asambleas, elevando a un juez que tome cartas en el conflicto. Por lo cual, es muy importante hoy la solidaridad de organizaciones sociales y de otras cooperativas –algunas ya se vienen ofreciendo como mediadoras– para evitar el vaciamiento y venta de esta fábrica, “porque el Inaes no va a frenar la venta”.
“Queremos trabajar”
Durante la ronda de opiniones, José, un joven trabajador planteó insistentemente: “nosotros queremos trabajar, si ellos no quieren trabajar, que se vayan, pero que nos dejen hacerlo a los socios que sí queremos hacerlo”.
La situación es que de cincuenta trabajadores, que había hasta el año pasado, hoy son 35, de los cuales en forma irregular, fueron excluidos cinco socios. Y este grupo de trabajadores dice estar en minoría en la fábrica porque “frente a la falta de plata Caro le ofrece la venta, les llena la cabeza, pero la realidad es que nunca se vio ningún comprador”. Por eso, Hugo Lammers de la CCC y Manuel Panaia (delegado telefónico) plantearon la necesidad de “ir de a uno ganando hasta conseguir una mayoría para convencerlos evitar la venta y buscar la más amplia solidaridad”.
La reacción de otros cooperativistas fue “Brukman es un símbolo de nuestra lucha, ¿qué banco nos va a dar un préstamo? ¿quién nos va a dar un subsidio si se vende el edificio?” Se trata de un edificio de seis pisos, ubicado en la calle Jujuy al 554 en Balvanera, donde los trabajadores plantean que no sólo puede estar el sector de producción de la cooperativa, sino que está planteado una escuela de oficios entre otras cosas. “Se pueden hacer maravillas ahí”, señala un trabajador, apelando una vez más a que lo que se pone en juego es si los obreros pueden administrar los medios de producción. Dilema que enfrentaron montón de cooperativas a partir del 2001, frente a quienes cuestionaban la capacidad de los obreros para dirigir, hoy lo tienen que hacer enfrentando a Caro –presidente del Movimiento de Fábricas Recuperadas y bancado por el gobierno kirchnerista– y frente a quienes sacaron provecho y quieren continuar con el vaciamiento a costa de dejarlos en la calle, sin trabajo ni dignidad.