El jueves 22, en la estación de trenes de Once, organizaciones sociales y políticas, trabajadores y delegados de la Línea Sarmiento, realizaron un acto para exigir castigo a los verdaderos responsables, comisión investigadora independiente, que se vaya TBA, y reestatización de los ferrocarriles bajo control, gestión y administración de sus trabajadores y usuarios.
El jueves 22, en la estación de trenes de Once, organizaciones sociales y políticas, trabajadores y delegados de la Línea Sarmiento, realizaron un acto para exigir castigo a los verdaderos responsables, comisión investigadora independiente, que se vaya TBA, y reestatización de los ferrocarriles bajo control, gestión y administración de sus trabajadores y usuarios.
El hall central de Once estuvo colmado por banderas y el estruendo de los trabajadores que expresaron su bronca por las heridas que dejó el siniestro. Mientras, una patota de patovicas de TBA intentó impedir la realización del acto.
Entre varios puntos, el documento leído plantea: “No nos han escuchado. Tampoco a los familiares de las víctimas. Estamos ante el riesgo de que esta masacre –donde han muerto trabajadores, estudiantes, jóvenes, amas de casa, es decir gente de nuestro pueblo trabajador– quede en la impunidad. ¡No lo tenemos que permitir! Pedimos justicia, en primer lugar para los 51 asesinados y más de 700 heridos. (…) El gobierno y TBA quieren tapar su responsabilidad culpando al maquinista, quien al día de hoy es el único imputado en la causa, mientras los funcionarios del gobierno y la patronal de TBA siguen en la impunidad. La Justicia ha aceptado como querellante al Estado, es decir, al mismo que a través de la CNRT convalidó y no controló el obrar mafioso y asesino de TBA.”
El segundo ítem denuncia que “después de que Cristina Kirchner dijera que iba a tomar medidas recién cuando se expidiera la Justicia, tuvo que disponer la intervención de TBA y despedir al secretario de Transporte, Schiavi. Con ello intenta “descomprimir” el repudio popular. Pero la situación del Sarmiento sigue igual o peor. (…) De 23 formaciones se sacaron 9 para reparaciones, las cuales volvieron a hacer correr en el mismo estado. (…) La intervención no vino a salvar a los trenes, sino a los responsables. A más de 15 días solo puso un baño químico, cuatro radios y un tren que no andaba. Y está montando un nuevo negociado. Anunció que venía con 500 millones de pesos para recomponer el sistema ferroviario, pero ese dinero se lo darían a Comsa, una empresa de Jaime y Macri, encargada de arreglar vías, y a Emfer, el mismo holding de Cirigliano, que repara material rodante con facturas millonarias al Estado.”
Más adelante, el documento polemiza con la presidenta, que: “dijo que no pudo recomponer el sistema ferroviario porque le pusieron “trabas”. Miente. Nadie le impidió reestatizar los ferrocarriles más que su complicidad con los empresarios que hicieron del ferrocarril un negocio privado. También dijo que no invirtió en los trenes porque no tenía plata. Otra mentira. Plata hubo, pero la destinó a subsidiar las ganancias de Cirigliano, en salvar a los bancos y pagar la deuda externa al FMI.”
Para finalizar, las organizaciones plantean: “Hoy asumimos el compromiso de seguir movilizados. Por ello llamamos a la más amplia unidad. A poder estrechar lazos con los familiares y a coordinar con otros sectores y personalidades que se puedan sumar.”