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02 de octubre de 2010

Joselo Schuap, artista misionero siempre presente en las luchas de nuestro pueblo, estuvo en el escenario Próspero Molina de Cosquín. Allí, junto al Colectivo H2O, acompañó a Ramón Ayala.

“No peleo por llegar, sino por ir”

Hoy 1255 / Reportaje a Joselo Schuap en Cosquin

Durante 15 años Joselo Schuap nunca paró de tocar. Bien dispuesto siempre en los cortes de ruta, en la selva con los colonos de Pozo Azul reclamando sus tierras, en Arroyo Verde (Gualeguaychú) contra Botnia, con los tareferos, en los tractorazos en reclamo de mejor precio de la yerba mate… Siempre andando, así se define. 
Con el viejo Mercedes Benz modelo 62, junto al colectivo H2O, recorre las luchas de nuestro pueblo, por distintos escenarios, donde encuentra la savia para sus canciones. Con él conversamos sobre la experiencia de Cosquín, un día antes de que tocara en el escenario mayor junto a Ramón Ayala.

“Vengo a decir las cosas
que hay que decir”

“Me parece que como en todo, en Cosquín se nota la crisis que incluye a lo que se venía haciendo antes. Pienso que este momento es una bisagra que puede disparar hacia otra cosa; la pelea es tratar de que sea hacia lo creativo.
Algo está pasando que el público decide abandonar la Plaza, este año hay un 40% menos de gente en comparación con el año pasado.
Yo creo que la crisis económica desnuda la crisis cultural –intelectual– que hay en Cosquín, que no muestra a los nuevos autores, los nuevos valores culturales y todo lo que la gente está pidiendo que se haga realidad en la Plaza, en el escenario mayor; para que se puedan mostrar artistas que expresan la realidad de las provincias. Escucho permanentemente que ‘a tal artista’, por haber apoyado la lucha agraria, le cortaron o lo sacaron del escenario.
Pero asimismo, hoy veo a Cosquín en un momento importante para aprovechar, para decir las cosas que hay que decir. Porque hay que ganar los escenarios para decir las cosas, eso es lo que yo vengo a hacer a Cosquín. La gente está ávida de un mensaje, de un contenido, porque está cansada de que le mientan y del doble discurso.
La estética de Cosquín es de guardas indígenas, de las artesanías y del folclore argentino. Yo estoy acá porque es un lugar importante para mostrar lo que uno hace, pero no vale la pena volverse loco por esto. Vale la pena pelearlo con inteligencia.
Acá no hay un federalismo cultural. Desde la Constitución es todo declamación. El federalismo no está en Cosquín, como tampoco está en la Casa Rosada. Esto es todo político, está financiado por el gobierno nacional, lo que es correcto, porque tiene que poner plata en estas cosas… Lo que me parece mal es que si hay artistas que apoyaron al campo no puedan tocar en Cosquín. Como a mí me pasa en Misiones, donde yo estoy totalmente discriminado, pero tengo la suerte de que me va bien afuera, si no estaría trabajando de cualquier otra cosa que no sea lo mío.
Para mí es un logro haber tocado aquí y haberme dado cuenta de que uno no existe si no se tiene un sello, si no se tiene dinero, apoyo económico detrás. Y ningún “padrino” tampoco  va a poner en el escenario a alguien que opine sobre las cosas. Es un círculo vicioso horrible.
Pero a la vez esto es hermoso, por eso yo me siento un músico exitoso. Con mucha humildad lo digo, porque yo no peleo por llegar sino por ir. Entonces, como voy yendo todos los días, me siento exitoso. Soy un agradecido porque puedo vivir de la música, mantengo a mi familia con lo que hago… algún día tal vez me toque ganar algo de plata, cobrar más el caché, cosa que también los artistas nos merecemos, pero no vamos a poner en oferta nuestra canción para lograr el éxito económico.
Y aquí se explota mucho al artista, si no fijate en las peñas: son un negocio que pone un tipo que necesita cobrar entrada, vender consumiciones y los músicos que necesitan tocar. Están montadas sobre una injusticia muy grande que es la de explotar esa avidez que tiene el artista que viaja desde cualquier parte del país para mostrar lo suyo… En las peñas te hacen tocar y no te dan ni un vaso de agua, al dueño no le importa lo que uno opine porque detrás hay veinte más esperando…

Tengo la suerte de tocar con Ramón Ayala
Todo el año tengo que remarla, toco en los pueblos, en las provincias. Estuvimos en cinco pueblos de Formosa, que están a 150 km del asfalto, de ahí viajamos a Cosquín para tocar con Ramón Ayala.
Tengo la suerte –y me emociona mucho– de estar en el escenario mayor con Ramón Ayala, porque lo gestionamos nosotros el año pasado desde el colectivo H2O. Yo hice las gestiones ante el gobierno de Misiones para que él toque en Cosquín. Ramón necesitaba que la orquesta lo acompañe en el escenario, y por eso estamos.
La pelea fue difícil, porque algunos opinaban que Ramón escribía lindo pero canta feo. Con esto te digo el concepto que se tiene de los artistas. Hay que ser lindo, rubio y cantar bien… no importa lo que cantes… “Si uno canta coplas de amor/ de potros o de domador/ del cielo y de las estrellas./ Dicen qué cosa más bella/ que cantas como un primor./Pero si uno como el Fierro/ se larga opinando/ el pobre se va acercando/ con las orejas alerta./ Y el rico bicha la puerta/ y se aleja reculando”. Eso dice Atahualpa Yu- panqui, y me parece que de eso se trata.

Hay que aprender a ser hombre
Yo pretendo servir a la comunidad desde la guitarra. En Misiones soy totalmente discriminado, no puedo entrar a Canal 12, no puedo tocar en los festivales que organiza la provincia… por una lucha justa, por haber defendido a los colonos, por estar en contra de Alto Paraná, de Yaciretá y de cantar una canción que habla de eso… A lo mejor es lo que uno se merece para templar y para moldear el espíritu. Como dice Silvio Rodríguez “el que tenga una canción, tendrá tormenta; y el que tenga compañía, soledad”; y yo creo que es así, hay que aprender a ser hombre”.