Otra vez las mujeres de nuestro pueblo se ponen al frente, y dan el ejemplo.
Claro, si ellas fueron las que con un pañal en la cabeza desafiaron a la dictadura más feroz de nuestra historia.
Son las que encontramos al frente de las luchas por defender las conquistas en las fábricas, en el surco, en los barrios, en las escuelas, en las universidades… en las calles.
Son las mismas que sostienen centenares de comedores y merenderos, frente a este gobierno miserable que ya nos tiró más de la mitad de nuestros pibes bajo la línea de pobreza.
Se ponen al frente y los poderosos se retuercen como demonio al que le tiran agua bendita. Porque lo que no se tolera es que se rebelen.
Y rebelarse está bien. Aunque liguemos algunos sopapos sus compañeros de ruta. Mejor revisamos y nos rebelamos nosotros también, contra tanto machismo acumulado.
No se calmen, compañeras. Porque tiene razón Mao. Sin ustedes no se podrá conquistar el cielo, y “las tempestades revolucionarias que deben barrer el viejo mundo, se reducirán a nubarrones pasajeros”.
Germán Vidal