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02 de octubre de 2010

Continúa en San Pedro de Jujuy la lucha por el castigo al violador de N., y el firme reclamo por la interrupción del embarazo de la joven.

No ser “nadie” para este Estado

El aborto en caso de violación no es punible.

“¿Y quién respetó y respeta la vida de mi hija?”. Así contestó el padre de N., la joven violada en San Pedro de Jujuy, al padre Macaño, cura de San Pedro y recordado por los obreros del Ingenio La Esperanza por ser “defensor” de la familia de un juez, cuando aquellos fueron a su casa a escracharlo defendiendo la fuente de trabajo y el pan para miles de hijos de esos mismos obreros.
La respuesta del padre de N. fue el retruque a la frase del cura, que enterado del caso fue a decirle a la joven: “No sos nadie para hacer daño a esa otra vida que tenés ahí”.
Es que para el cura, que recién ahora se acerca a ella enterado de que quiere abortar, a pesar de que sufre hace meses y la internación en el hospital fue publicada en su momento en el diario, ella no es nadie. Para el juez y para el fiscal ella no es nadie. Por eso aún no investigaron al violador, ni intentaron llegar a él a pesar de que la defensora de menores aportó pruebas para poder identificarlo y detenerlo.
Sólo la citaron a N. –y movieron un dedo– cuando se enteraron por los medios que las mismas mujeres que se enfrentaron al poder por Romina Tejerina, volvían a hacerlo, denunciando la impunidad al violador y el maltrato a la joven de parte del hospital público, de parte del director del Hospital y del médico forense, revisando por orden del juez. Y la citaron para preguntarle si estaba embarazada, porque resulta que el fiscal tenía el “dato” de que “hubo una menstruación después de la violación”.
“¿Y qué tiene que ver eso con el caso?”, preguntó al fiscal la abogada de N. Y la acompañó a la audiencia, no porque fuera necesario sino porque otra vez, hay que proteger a las jóvenes víctimas que buscan, de las garras del Estado que no deja de castigarlas.
“Mi papá me sahumó, porque yo no podía dormir desde que me pasó eso. Me despertaba y lloraba. Después que me sahumó pude dormir. Pero no quiero que me cure del todo. Porque si me cura me olvido del caso. Yo quiero primero resolver así tarde dos años y después sí curarme”. N. se refiere a la justicia. Quiere que su violador pague.

No es necesario ‘autorizar’ lo que no está ‘prohibido’
El director del Hospital, el ministro de Salud Provincial, y el gobierno de Jujuy también creen que ella no es nadie. Fue nadie cuando estuvo internada por la violencia que dejó en ella la violación, y ninguno se preocupó por informarle y proveerle la píldora del día después para evitar el embarazo. No es nadie, y por eso no quieren interrumpir el embarazo fruto de la violación en el hospital público, aunque por mucha discusión que haya, el Código Penal establece como excepción a la pena impuesta para el aborto que este se realice por la salud de la mujer (psíquica y/o física) o por caso de violación a toda mujer o “atentado al pudor” –también violación- a mujer idiota o demente. Y el caso de N., como ya han expresado muchos jueces en otros casos, entra tanto en un inciso como en el otro. Por eso el aborto en este caso no requiere autorización judicial, porque ningún juez debe autorizar lo que no está prohibido. Y por eso el movimiento de mujeres realiza una colecta para realizar dicho aborto en un centro médico que esté dispuesto a hacerlo en cualquier lugar del país.
N. es nadie para el Estado y el gobierno, que ahora parece que adoctrinó al director del Hospital para cambiar el discurso: aclara a periodistas que la píldora del día después no es abortiva, lo que sí había afirmado a las mujeres que se entrevistaron con él cuando le pidieron junto a la niña violada y la madre la interrupción del embarazo. Ahora también dice que no se le pidió formalmente la interrupción del embarazo, y que la niña no recibió la píldora porque estaba en fecha de menstruación, lo que es mentira. Porque su fecha regular de menstruación eran los 29, porque ella fue internada el 17 de marzo, y tuvo una pérdida de un día –síntoma de embarazo justamente- el 19 de marzo. El mismo 17 le debieron dar la píldora, porque cuantas más horas pasan, menos probabilidad hay de evitar la concepción. Mentiras y mentiras, para que tras el manto de duda nada cambie. Pero se equivoca el gobierno, porque desde la dignidad de los nadies, esos nadies han aprendido a enfrentar las mentiras de este Estado.  
N., desde su terrible dolor, interminable, desde su dignidad, desde su irreverencia adolescente que sirve de alimento a quienes la acompañan, está dispuesta a seguir adelante, lograr Justicia, y seguir con su proyecto de vida en medio de la pobreza. Ella quiere seguir estudiando, por ella, por su futuro, por sus padres, aunque hoy lo que está atravesando la tironee para atrás. Otras tres jóvenes violadas en las mismas fechas dejaron la escuela. Ellas también son nadies. ¿Qué hacen por ellas el cura, el fiscal, el juez, y el gobierno?
Por eso, aunque los demás se opongan: el cura, el fical, el juez, el hospital, el gobierno, el Estado… ella quiere sacarse del vientre la violación que perdura en ella. Y muchas y muchos la están ayudando. Y no le sueltan la mano. Porque hoy, no sólo la tragedia se encarnó en ella, también la posibilidad de que las cosas cambien.