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28 de septiembre de 2016

“¡No tenemos más tiempo!”

Intervención de Juan Carlos Alderete en el Encuentro de movimientos populares

El coordinador del Movimiento de desocupados de la CCC agradeció la solidaridad manifestada ante las amenazas a su familia y compañeros en oportunidad de lanzar el movimiento #Niunpibemenosporladroga.

El coordinador del Movimiento de desocupados de la CCC agradeció la solidaridad manifestada ante las amenazas a su familia y compañeros en oportunidad de lanzar el movimiento #Niunpibemenosporladroga.
Luego Alderete desarrolló: Esta reunión, en la casa de los trabajadores, con los dirigentes de la CGT, Daer, Smith, Piumato, Rodolfo Daer; las autoridades de la Iglesia, como monseñor Sánchez Sorondo que vino especialmente desde el Vaticano, monseñor Accaputo, los compañeros de la CTEP, representados por el Gringo Castro, y Barrios de Pie, encabezados por Daniel Menéndez y demás organizaciones populares presentes y mis compañeros de la CCC, es un hecho auspicioso y me atrevería a decir histórico, en la lucha por transformar la difícil realidad que vive nuestro pueblo. Esta es una unidad, una confluencia, que viene avanzando, para la CCC, desde el 2° Encuentro Mundial de Movimientos Populares realizado en Bolivia en 2015 a instancias y con la presencia del Papa Francisco. 
Hoy en nuestro país tenemos una grave emergencia social y ocupacional. Crecen los despidos, las suspensiones, todos los ingresos de los sectores populares quedaron por debajo de la inflación, aumenta la recesión y el hambre.
Es muy difícil la situación del movimiento obrero ocupado, desocupado y jubilado; de los trabajadores de la economía popular; de los campesinos, las mujeres y los jóvenes; de las economías regionales, amplios sectores de profesionales, intelectuales y artistas; del pequeño y mediano comercio, las Pymes. 
En esta situación los más vulnerables son los 4 millones de jubilados que cobran la mínima y que hoy tienen un salario de indigencia, las mujeres que son las que siempre sostienen la familia en los momentos de crisis y están expuestas a la creciente violencia de género, y los jóvenes que tienen la vida en riesgo por las mafias del narcotráfico y la trata. Todo esto está generando un gran debate político y voluntad de lucha en amplios sectores del pueblo.
La creciente rebeldía popular, la marcha del 24 de febrero convocada por ATE, la del 29 de abril convocada por las centrales obreras, la del 7 de agosto de San Cayetano a Plaza de Mayo, la Marcha Federal, las luchas contra el ajuste y los tarifazos en todo el país, fueron duros golpes a las políticas de ajuste del gobierno de Macri.
Se cumplen 200 años de la declaración de la Independencia Nacional y tenemos un gobierno que cree que la única manera de resolver nuestros problemas es apelando a las inversiones de afuera y para lograrlo está dispuesto a sacrificar las condiciones de vida, los recursos naturales y la soberanía de los argentinos. Es decir un gobierno que no confía en la capacidad de nuestro pueblo. 
Todo lo contrario de lo que hicieron San Martín, Moreno, Belgrano y todos los patriotas que para llevar adelante la gesta emancipadora confiaron y apelaron a los criollos, a los pueblos originarios, a los negros y los mulatos y así dejamos de ser una colonia y nos constituimos en un país independiente. Después, lamentablemente, se impusieron los terratenientes y grandes hacendados que venían de la colonia y no se pudo democratizar la tenencia de la tierra, como sí se hizo en EEUU y los países de Europa, donde la tierra es de quien la trabaja.
El tema de la tenencia de la tierra está en la base de la dependencia, el atraso y el hambre en nuestro país. Perón tomó algunas medidas para limitar el poder de la oligarquía terrateniente, pero con el golpe del 55 volvieron a controlar los destinos del país. Esas son las fuerzas que nos condenan a ser un país agroexportador y que traban y se oponen al desarrollo de la industria nacional. Siempre privilegiaron comprar los productos industriales a los que nos compran la producción agropecuaria, como sucede ahora con China.
Resulta que en la Argentina, que tenía una industria ferroviaria, naval y aeronáutica de avanzada, ahora importamos trenes, barcos y aviones y hasta las vías y los durmientes para el ferrocarril. Ahí está una de las principales causas de la desocupación, agravada por la producción de soja, que emplea muy poca mano de obra y expulsa a los campesinos y trabajadores del campo a la ciudad.
El monopolio de la tierra en pocas manos es una de las causas de los altos precios de los alimentos. Por un lado la producción de soja desplaza y disminuye la producción de los productos que consumimos los argentinos, como la carne y el trigo, encareciéndolos, y principalmente porque todos pagamos en el precio de los alimentos que consumimos la renta de la tierra que se apropian los terratenientes. Si el pequeño productor tiene que pagar el alquiler del campo donde produce inevitablemente tiene que trasladarlo al precio. Por eso la reforma agraria es una necesidad, no solo para los campesinos sin tierra, sino para terminar con una de las principales trabas al desarrollo de nuestro país.
Incluso el tema del Techo, el hacinamiento en las grandes ciudades, obedece en gran medida a la expulsión del campo de obreros rurales, pueblos originarios, campesinos pobres y medios, por la concentración de la tierra en pocas manos.
Es muy doloroso ver personas y familias enteras viviendo en la calle, igual que comprobar cómo se vive en los asentamientos que carecen de los servicios esenciales. La Corte Suprema, cuando trató el tema de las tarifas del gas, planteó que el gas es parte del derecho a la vivienda, igualmente la electricidad y el agua. Por eso toda esta lucha contra los tarifazos es parte de la pelea por una vivienda digna. 
En todos estos años, los movimientos que estamos acá, hemos demostrado que podemos construir viviendas a un costo muy inferior al de las empresas y también construir redes de agua y cloacas y todos los servicios esenciales. Pero así como el tema de la tierra y el techo son problemas de larga data, el tema del trabajo como existe hoy es un tema relativamente nuevo, porque después de las privatizaciones de los ‘90 en nuestro país existe una desocupación estructural. Los planes que se implementaron para atender la emergencia se han transformado en permanentes. Inclusive en los momentos de mayor reactivación y crecimiento de la economía tenemos una masa de trabajadores desocupados que sobrevivimos en la economía informal de las changas, cartoneros, vendedores ambulantes y de los planes sociales. Eso ha provocado hasta un cambio cultural.
Se calcula que la masa de trabajadores que estamos en la economía informal o popular, somos el 40% de la población económicamente activa. Entre los jóvenes la desocupación supera el 18% y hay un millón de chicos que ni estudian ni trabajan.
La pobreza extrema, la falta de incentivos y perspectivas, son el caldo de cultivo para el crecimiento de las mafias y la inseguridad. Por eso nosotros, preocupados por el flagelo de la droga que afecta principalmente a nuestros jóvenes, impulsamos el movimiento #Niunpibemenosporladroga. En agosto, después que se había realizado la marcha de San Cayetano a Plaza de Mayo, cuando tuvimos la posibilidad de ver al Papa Francisco, y le informamos del movimiento #Niunpibemenosporladroga, nos dijo “en la lucha contra la pobreza y contra la droga no hay que aflojar”. No pensamos aflojar en esta lucha contra este flagelo que tanto daño hace a nuestras familias.
Desde ya que nosotros no nos proponemos combatir a las mafias del narcotráfico, no tenemos con qué, ya sufrimos amenazas y varios hechos intimidatorios contra compañeros y familiares. Esa es una responsabilidad del Estado. Nosotros lo que tenemos que hacer es recuperar a nuestros jóvenes, a nuestros hijos y nietos, para que nuestro país tenga futuro.
Aprendiendo del Padre Pepe y otros, que en esto tienen más experiencia que nosotros, entendemos que de lo que se trata es de atacar las condiciones que llevan a que los chicos caigan en la droga. Necesitamos resolver pan, techo, educación, centros deportivos y culturales, para que los jóvenes tengan lugares de capacitación y recreación accesibles y sanos. También hacen falta centros de recuperación gratuitos para los chicos que quieren salir de la droga como lo vienen haciendo algunas organizaciones con los padres, porque los que no tenemos trabajo o estamos en la economía informal no tenemos plata para mandarlos a las granjas que son pagas. 
Las organizaciones que nacimos por la necesidad en momentos de grave crisis social no tomamos los planes, los comedores, ni las cooperativas, con el objetivo de contener la protesta social, al contrario nos organizamos para la lucha porque esa ha sido la forma en que obtuvimos todo.
Sabemos que el compañero o compañera que pierde el trabajo y se encierra en su casa, se deprime y se enferma. Solo luchando por lo que le corresponde, puede recuperar su autoestima, su dignidad y la de su familia. La unidad con los compañeros de la CTEP y Barrios de Pie, por la grave emergencia social que vivimos, nos fortaleció a todos. Valoramos mucho el reconocimiento y la posibilidad de coordinar nuestra lucha con el movimiento obrero ocupado, con la CGT unificada y con las 2 CTA, y necesitamos que se unifique todo el movimiento obrero y luche por los derechos de los trabajadores ocupados, desocupados y jubilados.
Pero ahí no acaban nuestros objetivos, al contrario, no queremos estabilizar la informalidad ni la precariedad laboral. Aspiramos a un desarrollo industrial autónomo, a la construcción de un millón de viviendas y resolver que los servicios esenciales lleguen a todos nuestros barrios y a una reforma agraria para crear un millón de chacras, que resuelvan techo tierra y trabajo para todos, sin excluidos.
Sin embargo ahora queremos ser claros: ¡no tenemos más tiempo! Al compañero o compañera que no puede asegurar ni la comida diaria de su familia no le podemos decir que espere, que en el futuro van a mejorar las cosas. Debemos salir ahora y exigir soluciones ya. Y eso es lo que vamos a hacer, y eso es lo que estamos haciendo estas tres organizaciones, y ahora mucho más, acompañados por el movimiento obrero organizado en la CGT. Compañeros, los tiempos se nos acortan, como dice una consigna nuestra, queremos mirar a nuestros hijos y a nuestros nietos y decirles que luchamos para que ellos no vivan así. Quiero que mis hijos y mis nietos me miren con orgullo y sepan que si no pudimos hacer que cambie el viento sepan que su padre no dejó nunca de luchar.