os gobiernos de Venezuela, Argentina, Chile, Nicaragua, Ecuador, Brasil y Paraguay respaldaron a Evo Morales y repudiaron “la violencia”. El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, suspendió la acreditación del nuevo embajador de Estados Unidos.
Tras difundir la grabación de conversaciones telefónicas entre altos oficiales de las Fuerzas Armadas venezolanas, y develar así un plan golpista que debería culminar con su propio asesinato, Hugo Chávez denunció la ofensiva desestabilizadora del imperialismo yanqui y recordó la reciente reactivación de la Cuarta Flota de Estados Unidos. Una multitud aclamó frente al Palacio de Miraflores en Caracas la decisión de Chávez de expulsar del país al embajador norteamericano, Patrick Duddy: “Váyanse al carajo, yanquis de mierda”, saludó Chávez a los facinerosos de la banda bushista. “¡La batalla de Bolivia es la de Venezuela!”.
El gobierno venezolano quiere paz –dijo–, “pero no estamos dispuestos a morir como Bolívar en Santa Marta, ni como Allende en La Moneda(…) Si la oligarquía y los pitiyanquis dirigidos, financiados, armados por el imperio, derrocan algún gobierno nuestro, tendríamos luz verde para iniciar operaciones de cualquier tipo para restituir el poder al pueblo en esos países hermanos”.
02 de octubre de 2010
