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15 de febrero de 2023

Ejemplo de lucha y de comunista revolucionaria

Norma Monti: Una historia de vida atada al PCR

A los 85 años nos deja Norma Monti quedándonos un vacío inmenso en nuestros corazones, porque ella es y será una de esas camaradas difíciles de reemplazar.

Con 28 años, vivía en el asentamiento de Berisso (cuando el barrio era un bajo lleno de agua, que se inundaba con cada lluvia), sola y con sus 5 hijos, faltaba de todo. En el año 1966 empezó a trabajar en el frigorífico Swift. Con el oficio de charqueadora en la sección 65 de Picada, fraccionaba la carne desde las 5 de la mañana hasta las dos de la tarde todos los días. Todas esas horas transcurrían en un frío intenso. “Trabajábamos sobre unas tarimas, por abajo pasaba el agua, la sangre y la podredumbre” relató una vez a nuestro semanario.

Como trabajadora pobre sufrió la falta de respeto de parte de sus superiores y como mujer, igual que sus compañeras de la fábrica, todo tipo de acosos y extorsiones machistas: “si no querés que te echen, te espero en la esquina” repetían sus capataces.

“Eran mesas de 4 mujeres, ellos pedían producción, tarros de 25 kilos que tenías que hacer por hora, tenías que ser una máquina”.

En la puerta de la fábrica conoció a los compañeros del PCR y ahí aprendió que juntarse con otros y otras que sufrían como ella y salir a luchar era el camino para rebelarse ante tantas injusticias y conquistar condiciones laborales más dignas. “Nos pagaban muy poco, era una miseria, salíamos a la calle, luchábamos por los derechos que tendríamos que tener” nos contaba.

El proceso de lucha de los trabajadores y trabajadoras de la carne marcó la historia del PCR en la zona. Dirigido por Jacinto Roldán, el Comité Zonal discutía el centro político y quiénes eran la referencia para todo el proletariado de la zona, capaz de unirse a los campesinos y el estudiantado de la región.

Estaba latente la experiencia del Smata Córdoba con René Salamanca y Gody Álvarez. Acá se llegó a decir que el proletariado de la carne era atrasado, negando que en Berisso se había parido el 17 de Octubre de 1945.

Vinieron épocas muy duras, los asesinatos, más de 50 detenidos, la lucha con la posición antigolpista y luego contra la dictadura. Mucho dolor. ¿Era posible enfrentar a la dictadura más sangrienta, o había que guardarse o irse del país?

En noviembre de 1979, tres mil doscientos trabajadores y trabajadoras del Swift hicieron historia con un paro de 28 días, en medio de la última dictadura militar. La huelga más larga contra esa dictadura. Nuestra camarada fue protagonista de esa lucha junto a sus compañeros y compañeras, que dirigían desde las terrazas del frigorífico hasta que fueron desalojados con garrotes y gases lacrimógenos por los militares a caballo apostados afuera de la fábrica. Esa lucha triunfó y marcó nuestra historia.

Con Jacinto Roldán discutían mucho. “No puedo ser delegada, no sé leer y escribir” decía. “Pero para ser delegada, primero hay que ser buena compañera, esa es la condición”, le respondía.

Norma fue delegada elegida por sus compañeras y compañeros durante mucho tiempo. Y aprendió a leer y escribir con el periódico del PCR, Nueva Hora.

“Miedo tenemos todos” repetía una y otra vez Norma, una mujer llena de valentía, en las charlas con los y las camaradas más jóvenes. Y es que esta mujer fue un poco más que la mayoría de nosotras, un ejemplo digno de imitar por cada mujer luchadora.

“Estaban los militares, te podían dejar sin trabajo, porque te echaban asquerosamente y si no te borraban” nos decía a nosotras, que casi no podemos imaginarnos cómo era luchar en esa época.

Norma en ese entonces, junto a María, otra compañera; escondía los volantes dentro de su ropa interior para poder distribuirlos dentro de la fábrica. Pero además tuvo que aprender a fumar para no levantar sospechas en la hora del relevo, les daban 15 minutos para ir al baño, y así pegar los volantes en los baños de todas las secciones del frigorífico.

Vinieron los Encuentros Nacionales de Mujeres, ahí estaba. Los cortes de ruta, con el MIJP y la CCC, ahí estaba. La unidad con el Astillero y ahí estaba. Inició junto a Yiya Rusconi, y las compañeras Juana y Paula, el proceso de lucha de la dignidad del pueblo originario de los mocovíes que tuvo su punto máximo al obtener las tierras en Berisso.

Su gran amor y gratitud hacia el Partido lo hacía notar en cada conversación: “Cada cosa que digo, siempre invoco al PCR, que me han ayudado en todo, tanto en comida en los momentos más duros, como en amistad siempre”.

Norma se nos fue envuelta en la bandera roja del Partido y como dijo la camarada Yiya cuando le dedicó unas palabras de despedida: “Su mejor legado, el de Norma Monti, fue una bandera, el PCR y la revolución”.

Corresponsal

Hoy N° 1950 15/02/2023