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08 de mayo de 2013

Norma Nassif, ejemplo de militancia

A Nueve años de su fallecimiento

Este 13 de mayo se cumplen nueve años del fallecimiento de la querida dirigente del PCR, presa política de la dictadura videlista.
Norma Nassif, Normita, falleció en 2004 luego de dar batalla contra la enfermedad que la abatió, con la misma entereza que batalló por sus convicciones e ideales, incluso en los largos años de cárcel que atravesó durante la dictadura videlista.

Este 13 de mayo se cumplen nueve años del fallecimiento de la querida dirigente del PCR, presa política de la dictadura videlista.
Norma Nassif, Normita, falleció en 2004 luego de dar batalla contra la enfermedad que la abatió, con la misma entereza que batalló por sus convicciones e ideales, incluso en los largos años de cárcel que atravesó durante la dictadura videlista.
Norma era tucumana. Siendo muy joven se incorporó al PCR, y fue una destacada dirigente estudiantil. Ocupando el puesto de secretaria del Centro de Estudiantes de Medicina de la UNT, fue detenida en marzo de 1975, en momentos que el PCR desplegaba la lucha contra el golpe de Estado que se avecinaba, a la vez que denunciaba las políticas antipopulares en la universidad.
Estuvo siete años presa en las cárceles de la dictadura, y allí su firmeza y convicciones se transformaron en ejemplo de los miles que pelaban contra el terror fascista. Normita desechó la “opción” con que la dictadura quiso empujarla al exilio, pues consideraba la cárcel “una trinchera de lucha”. Así se ganó la amistad y el reconocimiento de compañeras de cárcel de distintas corrientes políticas, entablando lazos que perduraron con los años.
Al salir de prisión, aunque se libró una lucha por su reincorporación a la carrera de Medicina (cursaba el cuarto año cuando cayó presa), las tareas políticas la llevaron a dejarla y a radicarse en Buenos Aires, donde, apenas salida de la prisión, ayudó al desarrollo de la JCR, en particular del sector universitario. Para muchos de los que la conocimos allí, Norma fue mucho más que una compañera de militancia. Estudiantes de varias generaciones nos educamos políticamente con su ejemplo.
Normita, como era el apelativo cariñoso de esta gran mujer, era alguien con quien se podía conversar de los problemas personales, discutir la situación política, disentir, pero siempre manteniendo en primer lugar el afecto y la camaradería que demostraba a cada paso. Norma dio ejemplo de pelea por la unidad del partido, sobre la base del debate franco. Odiaba las maniobras y dobleces típicas de métodos pequeñoburgueses.
Ya como miembro del Comité Central de nuestro Partido, colaboró en la Secretaría Política, ayudó en la organización y los debates de los Encuentros Nacionales de Mujeres, en la CCC y en el trabajo con los hermanos originarios. El corte de 18 días de La Matanza en el 2001, las Asambleas Nacionales Piqueteras (fue oradora en la segunda), los cortes de ruta y los fuegos que calentaron el Argentinazo contaron con Norma en la primera fila.
En esas tareas militantes se ganó el cariño de muchos compañeros y compañeras sencillos que ingresaron a las filas del Partido y la Corriente en esos años, así como de dirigentes de otras fuerzas políticas.
“La mejor de su generación”, dijo al despedirla el secretario general del PCR, camarada Otto Vargas. Su muerte fue y es una inmensa pérdida no sólo para su familia, sus amigos y camaradas, sino para el conjunto del pueblo, que perdió con ella una revolucionaria cabal, que es y será ejemplo para todos los que quieren acabar para siempre con las injusticias de esta sociedad explotadora.