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01 de abril de 2014

Nuestro corresponsal conversó con trabajadores y miembros de la Comisión Interna de Molinos para conocer cómo sigue la pelea por los puestos de trabajo, en momentos en que se abrió la discusión salarial en paritarias.

“Nos quieren cortar en fetas”

Molinos, Planta Barracas, Ciudad de Buenos Aires

—¿Cómo ha sido la discusión de paritarias en la Alimentación?
—Como siempre: nadie informa nada, no sabemos qué pide el gremio, trabajamos todos los días pero el Sindicato nunca pregunta qué queremos. Por lo que se escucha en los corrillos, calculamos que están pidiendo cerca del 30%. 

—¿Cómo ha sido la discusión de paritarias en la Alimentación?
—Como siempre: nadie informa nada, no sabemos qué pide el gremio, trabajamos todos los días pero el Sindicato nunca pregunta qué queremos. Por lo que se escucha en los corrillos, calculamos que están pidiendo cerca del 30%. 
Un delegado de la Interna dice que en una reunión con Ledesma y Lidia Crespo, de la Directiva del STIA, hablaron de pedir $3.000, como suma puente, a las grandes empresas. Arcor habría arreglado $2.200 en 2 o 3 tramos.
 
—¿Cómo sigue la pelea por los traslados a Echeverría?
—Nos quieren cortar en fetas. Hace unos días los delegados, el gremio y la empresa firmaron en Ministerio de Trabajo un acuerdo con todas las etapas de traslado, y algunos planteos más que hizo la Comisión Interna. La empresa acordó y firmó. Pero ahora vienen con que necesitan ya para el 15 de abril 5 maquinistas, cuando tenemos planteadas 2 reuniones con la empresa en planta, y otra en el Ministerio para el 11 de abril.
—Por eso el compañero dice que nos quieren cortar en fetas. Este es un plan que viene desde hace rato. Pretenden cambiar lo que se acuerda para desgastarnos, y que aceptemos cualquier cosa. Lo de los cinco ya lo venían tirando algunos vinculados al gremio, para que nos saquemos los ojos entre nosotros. Ése piensa que se va a salvar solo, y la empresa ya ha demostrado que te usa mientras le servís y después te tira.
—Eso lo tienen bien claro los que vienen de otras plantas. Molinos fue comprando y liquidando empresas, dejando cientos en la calle. Lo hizo con la Planta de Alsina, con Avellaneda, con Badeal de San Luis, Bonafide, Colombo, Joralfa…
—Por ejemplo acá en Barracas vinieron varios de Alsina y de Avellaneda. En Avellaneda, en el 2001, dijeron que iban a aprovechar las vacaciones para renovar máquinas y poner todo a punto para arrancar a full con la producción. Cuando la gente volvía les decían: vos entrás, vos no. De un saque pasaron de 1.000 a 300. Después tercerizaron la margarina. Se la dieron a Calza y otra vez dejaron como 100 afuera, así hasta vaciar la planta.
—Y no nos olvidemos del “incendio” de Tres Cruces. Quedaron todos sin trabajo. Y no solo eso. En Calza están en lucha porque están echando gente. Empezaron por 8 o 10 y ya llevan como 60 despedidos.
—Por todo lo que están diciendo es que yo decía que nos quieren cortar en fetas. Hace muchos años que trabajo en Molinos. Ellos siempre tuvieron una política de dividirnos, que nos miráramos con desconfianza entre nosotros, que no nos pudiéramos unir.
 
—¿Cómo era esto? ¿Por qué la desconfianza entre trabajadores?
—Ellos te ponían a los efectivos más viejos a controlar a los nuevos. Te dividían los vestuarios con una pared, en un lado los de planta y supervisores. Del otro los demás. Te dividían entre quincenales y mensuales. Los de agencia no podían ni usar el comedor. Se ahorraban los supervisores, entre los propios trabajadores nos controlábamos. Mientras, la Comisión Interna se reunía con Recursos Humanos de la empresa y los invitaban a pescar. ¿Cómo te vas a unir así?
—No te olvides del Sindicato. Cada tanto venían y te decían: muchachos, la cosa está jodida, hay que tener cuidado. Con esta historia no ha sido fácil llegar hasta acá. Llegamos después de un largo recorrido. Pudimos ir uniendo y organizando a los compañeros con mucho respeto y mucha democracia, demostrando que es posible unirse por las cosas que nos afectan a todos.
—Acá empezó a cambiar cuando vino Daer a decir que se tenían que llevar las máquinas del arroz y uno de la Interna se animó a hablar. El tipo vino todo trajeado. Miró asombrado cuando éste le habló ¿Y vos quién sos?, le dijo. Y era uno que estaba en la Interna. Hasta esa vez nadie decía nada.
—Eso dio pie para armar la lista que ganó en el 2009, y que sigue hasta ahora. Cambiaron algunos integrantes pero no cambió la esencia: buscar siempre la unidad, hablar todo en los sectores y las asambleas, respetar lo que quieren los compañeros y no venderse. Porque no es que no existieron propuestas…
—Eso dio confianza para esta pelea. La unidad de la Interna en primer lugar, que se mantuvo férrea. Y la unidad de los trabajadores que ya no permiten que se los pisotee. Así y todo nunca dejamos afuera al Sindicato. Siempre se los llama, se informa, se pide que tomen las cosas que reclama la gente.
—Con este conflicto estuvimos 20 días en el aire. Primero trataron de hacer la de Avellaneda: “vayan de vacaciones que vamos a arreglar la planta”. Pero ya teníamos la experiencia del arroz, de los que venían de otras plantas, y lo que nosotros mismos habíamos vivido acá. Vimos que venía el despido, y nos plantamos. Todos estuvimos de acuerdo en decir no a las vacaciones simultáneas. Ahí tuvieron que blanquear la venta.
—La empresa ya tenía estos planes de antes. Por lo menos desde el 2008. Lo nuevo es que acá hubo una Interna que se le plantó y fue ganando la confianza de todos los compañeros. Eso les faltó a las otras plantas. Acá tuvimos varias luchas, denuncias por fraude laboral cuando ponían gente de agencia en puestos que eran de efectivos, categorías, condiciones de trabajo, micro, etc. En una época cubrían los puestos de efectivos con contratados. A los seis meses los echaban y te querían convencer que lo fijo era el puesto, no la gente. La empresa decía “nosotros no echamos” y al Ministerio le parecía todo bien.
—Ahora es distinto. Ya todos sabemos que si no tomábamos medidas hoy no habría nadie trabajando. Primero fue lo de las vacaciones simultáneas, después que iban a presentar los planes de traslado, después que no podían decir lo que iban a hacer pero que había que desalojar una parte en abril, otra en mayo, etc. Estaba claro que sin lucha no hubiéramos llegado hasta acá.
—Se fueron haciendo varias asambleas para tomar medidas. Paramos, con la solidaridad de los camioneros, la salida de la mercadería. Después paramos a una contratista que estaba desmantelando una parte que no se usaba. Fijamos un stock de pallets que la empresa no podía violar o se paraba todo. Nos movilizamos varias veces al Ministerio de Trabajo. Así, con varias medidas, fue que la empresa firmó el traslado de todos a la Planta Echeverría.
—Esta es la única planta que logró el traslado. Lamentablemente otras plantas no tuvieron internas que se plantaran y los defendieran.
—Se firmó el acuerdo de trasladar a todos, y también que se respeten todos los derechos adquiridos en Planta Barracas y el mandato de nuestros delegados. Estamos convencidos que sin ellos no hubiéramos logrado esto. Acá se lograron las categorías más altas de mantenimiento para los compañeros de producción, maquinistas, horneros, amasadores y ayudantes. No se descuenta el presentismo. Le sacamos adicionales en varios sectores.
—Mientras, los congresales del Sindicato y los supervisores hablaban con la gente para que agarraran la plata y se fueran.
—Esto quedó claro también las veces que fuimos al Ministerio. Arriba trataban de que hable solo el Sindicato, como si la Interna fuera convidada de piedra. Y abajo, te mandaban la policía. Un despliegue como si fuéramos delincuentes. Somos trabajadores. Estamos defendiendo nuestro trabajo, el sostén de nuestras familias. ¿Quieren que nos quedemos cruzados de brazos viendo cómo perdemos todo? Porque lo principal es el trabajo.
 
—¿Cómo sigue? ¿Qué pasará con este nuevo planteo de trasladar a cinco?
—La Interna recorrió los sectores. Siempre buscamos la opinión de todos. Todos queremos que la empresa respete el último acuerdo y traslade en bloque todo el Centro de Distribución. Son 12 trabajadores. Pueden cubrir los cinco maquinistas que dicen que necesitan. Los compañeros están firmes. Sabemos que van a seguir tratando de dividir, como también pueden tratar de manosear a los que se vayan a Echeverría. Pero tenemos un camino hecho. Conseguimos muchas cosas unidos y así vamos a seguir hasta que el último compañero sea trasladado.
 
—¿Quieren agregar algo más?
—Ahora se habla sobre el paro del 10 de abril. La mayoría está de acuerdo con los reclamos. La plata no alcanza para nada y siempre terminamos pagando el pato los trabajadores. Es hora de dar vuelta esto. Les agradecemos que se difunda nuestra lucha.