Noticias

15 de octubre de 2014

El gobierno argentino está atando nuevas amarras de la dependencia con los países imperialistas, como es el caso de los acuerdos con Rusia. 

Nuevos acuerdos entreguistas con Rusia

Televisión sí, dólares no se sabe

La semana pasada, con tres días de diferencia, la ministra de Industria Débora Giorgi anunció –desde Rusia- un multimillonario acuerdo con la estatal Gazprom para la exploración y producción de gas en la Argentina, y luego la presidenta Cristina Fernández, en conjunto con el presidente ruso Vladimir Putin, informaron que la señal estatal rusa RT podrá verse en Argentina en la Televisión Digital Abierta.

La semana pasada, con tres días de diferencia, la ministra de Industria Débora Giorgi anunció –desde Rusia- un multimillonario acuerdo con la estatal Gazprom para la exploración y producción de gas en la Argentina, y luego la presidenta Cristina Fernández, en conjunto con el presidente ruso Vladimir Putin, informaron que la señal estatal rusa RT podrá verse en Argentina en la Televisión Digital Abierta.
En el caso del petróleo, el anuncio de Giorgi de un “memorando de entendimiento” por el que Gazprom invertiría mil millones de dólares, desató un sainete interno en el kirchnerismo, ya que el presidente de YPF Miguel Galuccio, desmintió el acuerdo y habló sólo de “auspiciosas reuniones”. Esto evidencia por un lado el apuro del gobierno de mostrar que consigue dólares pese al hostigamiento yanqui con los fondos buitres, y que la ministra de Industria (que no es la primera vez que hace anuncios desde la tierra de Putin) tiene grandes intereses en abrochar con esta potencia. Pero además, leyendo con atención las declaraciones de Galuccio, queda claro que YPF es una empresa privada con gestión estatal. El comunicado de la empresa petrolera dice textualmente que “en su carácter de compañía pública que cotiza en los mercados de Buenos Aires y de Nueva York, YPF informará oportunamente a sus accionistas de cualquier hecho relevante”.
 
Rusia en TV
El 9 de octubre, Cristina Fernández, en comunicación por video conferencia con Vladimir Putin, anunciaron que el canal estatal ruso RT, que transmite en castellano, se podrá ver en TDA. Cristina calificó esto como “momento histórico”, y disfrutó del apoyo de Putin frente a los fondos buitres.
En un derroche de hipocresía, ambos presidentes hablaron de que este acuerdo “sin intermediarios de las grandes cadenas”, permitirá, según Cristina “Pluralidad de voces, de culturas, y multilateralismo también en la comunicación y en la información”. Ya sabemos lo que esto significa para el gobierno kirchnerista, obsesionado por el control de los medios para intentar que la realidad de las consecuencias de su política se vea lo menos posible. Cristina quiso presentarse como una “ciudadana global”, como si no fuera la cabeza de un poderoso grupo de burguesía intermediaria, con lo adquiere otro significado su deseo de que “podamos formar nosotros mismos la opinión y no que nos la formen de afuera”.
En el caso de Putin, este acuerdo le posibilita difundir su versión de la acelerada escalada imperialista que está desarrollando Rusia en el mundo entero. El mandamás ruso mostró la hilacha fascista y la intención de controlar las voces opositoras cuando le dijo a Cristina “Con el desarrollo de los medios de comunicación electrónicos (redes sociales), (los medios) se han convertido en un arma temible porque permiten manipular la consciencia social”.
Este acuerdo, como nos recordaba un camarada lector “no es diversidad o pluralidad como nos quiere meter Cristina, supuestamente para enfrentar a los Estados Unidos, esto es cambiar de amo como sucede también con los chinos. Como afirmó nuestro partido son disputas interimperialistas para quedarse con una parte de la torta, como sucede con Chevron (Estados Unidos) en Vaca Muerta, los trenes chinos que vienen hasta con repuestos y personal, o la central atómica que le ‘regalamos’ a Rusia. ¿Y la industria nacional? ¡Bien gracias!”.
El gobierno, mientras sigue hablando contra “los buitres”, eso sí, continuando con la política de pagar deudas ilegítimas y fraudulentas, refuerza su entreguismo tanto en lo político como en lo económico.