Las empresas monopolistas del petróleo volvieron a aumentar desde la primera hora del viernes pasado el precio de sus combustibles 5% promedio en todo el país, al vencer los 90 días de congelamiento que el gobierno había impuesto el 15 de agosto pasado, para atemperar el impacto de la brutal devaluación del peso operada tras su derrota en las PASO, las elecciones primarias realizadas ese mes. Que esa era una de las medidas temporales que tomó tratando de recuperarse para las elecciones generales de octubre lo demostró el hecho que la medida fue por sólo 90 días, y no por 120 días como hubiera tenido que ser para dar tiempo al nuevo gobierno para rediscutir los contratos cuando asuma el 10 de diciembre. Así se terminó garantizando a las petroleras que Macri sería gobierno para anular el congelamiento.
Pero además, pese a la vigencia del congelamiento, por la presión de las petroleras la Secretaría de Energía autorizó ya el 19 de septiembre un incremento en los precios del 4%, y otro de 5% el 1 de noviembre. Por lo que el actual aumento en realidad es el tercero que se registró en los surtidores desde las PASO del 11 de agosto. Ahora, al no haber prorrogado el gobierno de Macri el plazo de noventa días para facilitar la transición liberó a las compañías de decidir libremente su política de precios, por lo que se anticipa que en las próximas semanas podrían disponer al menos un nuevo aumento en los surtidores.
El problema de fondo es que con la dolarización de los precios del sector que produjo la política macrista permitiéndoles a las grandes operadoras tomar como referencia de costo interno al precio internacional del petróleo –el llamado Brent, en este caso–, con cada devaluación los monopolistas trasladan al precio del petróleo local en pesos la misma proporción de la devaluación. Esto sucede así aunque los costos internos de producción –que los monopolios ocultan– aumenten en pesos mucho menos, como sucede con todos los salarios de los trabajadores desde el pozo hasta las destilerías, los servicios de las contratistas subsidiarias, los transportes, etc. Lo que constituye un monumental subsidio a las operadoras monopolistas de los yacimientos petroleros –aunque no se lo llame subsidio– que nos lo hacen pagar a través de los aumentos en los precios de los combustibles y la consecuente inflación, que ha restaurado el macrismo a favor de sus socios o mandantes oligarcas e imperialistas. Lo mismo que ocurre también en otros sectores como con el fin de los “precios cuidados”, de los descuentos del IVA a los alimentos, etc., con los que dema- gógicamente buscó remontar su derrota en las PASO del 11 de agosto.
Hoy N° 1792 20/11/19