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03 de julio de 2013

Obreros picapedreros

Crónicas proletarias

Los obreros de las canteras, los picapedreros, realizaban una actividad minera a cielo abierto con una etapa primaria extractiva, y otra secundaria, de corte y labrado. Era puramente manual. Los productos principales eran adoquines, cordones, y zócalos de edificios. Estaban divididos en varias especialidades: cortador, refrendador, adoquinero, cordonero, herrero, entre otros oficios. Las jornadas durante los días de la semana eran de diez horas y “más”, que llegaban en algunos casos hasta 15 horas. Los domingos había que “preparar el trabajo” para el día siguiente, lo que implicaba afilar las herramientas, y acomodar las piezas para seguir haciendo los adoquines o los cordones.
El 6 de octubre se hizo la Asamblea General Constitutiva de la Sociedad Unión Obrera de las Canteras, que nucleó a los centros de concentración principales: el Cerro Leones y el de La Movediza. Fue impulsado por un carpintero anarquista, Luis Nelli. El primer pliego de condiciones fue al patrón del Cerro Leones, José Cima. Se le planteó que reconociera al sindicato, mejores condiciones laborales, que los jóvenes obreros solteros pudieran ir a dormir a sus casas paternas y no en las barracas de la empresa, por las que el patrón cobraba un alquiler, también que hubiera libertad para comer donde se quisiera, lo que revela el grado de opresión con que se desarrollaba el capitalismo en nuestras pampas, y los resabios precapitalistas imperantes. Dice un autor que esta huelga implicó además, para los obreros, romper con la figura de “padre padrone” que caracterizaba las relaciones laborales en Italia, de donde provenían muchos de los picapedreros asentados en Tandil. Luego de tres meses de huelga, lograron que se apruebe el pliego de reclamos. A comienzos de 1907 el gremio se incorporó a la FORA anarquista.
Entre 1908 y 1909 los obreros de las canteras realizaron la llamada huelga grande, que duró once meses. Entre los reclamos principales estaba el descanso dominical, jornadas de 8 horas en invierno y 9 en verano, aumento de un 20% en los salarios, el pago en dinero y la supresión de las “plecas” (monedas internas de las canteras). Tuvo repercusión nacional cuando, durante la huelga, más de un millar de picapedreros de las canteras de Tandil pararon las tareas e izaron una bandera roja en la casilla del sindicato. Hubo distintos episodios en los que existieron enfrentamientos armados entre los huelguistas y la policía. Hacia setiembre de 1909 terminaba la huelga con un triunfo parcial.
El gremio fue virando hacia posiciones sindicalistas, como las expresadas en su programa de 1911: “Nuestro sindicato tiene por objeto el mejoramiento y la final emancipación de los trabajadores; no tiene miras políticas”.