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08 de abril de 2015

Obreros y estudiantes (1)

Crónicas proletarias

 En junio de 1918 estalla la Reforma Universitaria en Córdoba. Los estudiantes se alzaron contra un régimen universitario reaccionario y clerical, y libraron una gran lucha por la autonomía universitaria, el cogobierno de estudiantes, graduados y docentes, la extensión universitaria, la periodicidad de las cátedras, los concursos de oposición, y contra “el derecho divino del profesorado universitario”. 

 En junio de 1918 estalla la Reforma Universitaria en Córdoba. Los estudiantes se alzaron contra un régimen universitario reaccionario y clerical, y libraron una gran lucha por la autonomía universitaria, el cogobierno de estudiantes, graduados y docentes, la extensión universitaria, la periodicidad de las cátedras, los concursos de oposición, y contra “el derecho divino del profesorado universitario”. 
     Este proceso, como dice Eugenio Gastiazoro, fue “estimulado por el auge de las luchas obreras de 1917-18 y los vientos de la revolución rusa” (Historia argentina, Tomo 3, pág. 192).
Los estudiantes ya venían reclamando contra las autoridades universitarias, y habían logrado que el recientemente ascendido gobierno radical de Hipólito Yrigoyen interviniera la universidad cordobesa, y llame a elecciones de nuevas autoridades, aunque no autorizó el voto de los estudiantes. 
El 15 de junio, ante una elección de un rector de los sectores más conservadores, los estudiantes tomaron la Universidad y con apoyo de los partidos políticos populares y del movimiento sindical, rechazaron la elección del rector Nores. Se desató un gran movimiento que rápidamente se extendió a otras ciudades, y en diversos actos confluyeron obreros apoyando los reclamos de democratización de parte de los estudiantes.
Nores tuvo que renunciar e Yrigoyen nombró un nuevo interventor que aceptó muchos de los reclamos estudiantiles. El “Manifiesto Liminar” de los estudiantes, redactado por Deodoro Roca, denunció con profundidad las expresiones universitarias del atraso y la dependencia, y expresó la combatividad estudiantil: “Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana.
“La rebeldía estalla en Córdoba y es violenta porque aquí los tiranos se habían ensoberbecido y era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contrarrevolucionarios de Mayo… Las universidades han llegado a ser así fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la ciencia frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático”. 
Pero no todo fue unidad entre los obreros y los estudiantes. Desde el comienzo de la Reforma Universitaria, las corrientes políticas que trabajaban en el movimiento obrero tuvieron críticas al movimiento reformista.