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22 de abril de 2015

Obreros y estudiantes (3)

Crónicas proletarias

 “De sur a norte, el movimiento cordobés, como carrera de antorchas, fue iluminando los países de nuestra América”, decía en 1925 el joven dirigente comunista cubano Julio Antonio Mella. Efectivamente, la Reforma Universitaria que estalló en Córdoba en junio de 1918, no sólo se extendió al resto de las universidades argentinas, sino que trascendió las fronteras y, con características propias en cada lugar, desató movimientos estudiantiles en las universidades de Uruguay, Chile, Perú, Colombia y Cuba, entre otros países americanos. 
Los dirigentes de este movimiento reformista titularon “La juventud argentina de Córdoba a los hombres libres de Sud América” su conocido manifiesto, en el que exponían, además de los reclamos democráticos contra la estructura reaccionaria de la Universidad, sus ideales de unidad latinoamericana. 
Es justamente esto uno de los puntos por los que el Partido Socialista, en los comienzos del movimiento, se manifestó en contra de la Reforma, por la cerrada oposición del socialismo a cualquier manifestación en favor de la patria grande o antiimperialista, subordinándose a los planes de las grandes potencias, en particular los ingleses, de mantener divididas las naciones americanas. Otra cuestión es el apoyo parcial al reformismo por parte del gobierno radical de Hipólito Yrigoyen. Los diputados socialistas calificaron el proyecto de crear la Universidad del Litoral por parte del radicalismo -una de las consecuencias de la Reforma- como demagogia. Esto sin contar el elitismo manifiesto de algunos de los dirigentes principales del PS, como Nicolás Repetto, quien llegó a plantear que “uno de los más graves errores” de la Reforma fue “haber dado participación a los estudiantes en la elección de decanos y consejeros no estudiantiles”. Alfredo Palacios y José Ingenieros, figuras muy vinculadas a este movimiento, apoyaron la Reforma desde fuera del PS.
En Argentina y en toda América, en el movimiento reformista se expresaron distintas corrientes, algunas más inclinadas a unirse con el movimiento obrero en ascenso, hasta los que pretendieron que la juventud estudiantil tenía que tener el rol dirigente en la lucha antiimperialista. Así surgieron figuras en la Argentina como Deodoro Roca, Gabriel Del Mazo, Julio V. González (promotor de la tesis de la “nueva generación americana”), hasta Víctor Haya de la Torre quien se basó en la Reforma Universitaria para la fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana. También tuvieron fuerte vinculación con la Reforma dirigentes como el fundador del Partido Comunista del Perú, José Carlos Mariátegui.