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27 de septiembre de 2018

Crónicas proletarias N° 323

Origen del chispismo (3)

A mediados de 1923 el Partido Comunista de la Argentina llevó a cabo su V° Congreso. En el mismo recrudeció el enfrentamiento entre una corriente izquierdista, y la dirección partidaria. Entre los primeros podemos mencionar a Angélica Mendoza, Cayetano Oriolo; y del otro Victorio Codovilla, Rodolfo Ghioldi y José Penelón, entre otros.

Para la versión oficial de la historia del PC, escrita más de 20 años después y conocida como Esbozo de historia del Partido Comunista de la Argentina (1947) el V° Congreso fue “un verdadero torneo de oratoria revolucionaria pequeñoburguesa por parte de los elementos izquierdistas”.

En este Congreso se presentó un “Proyecto de programa de acción inmediata del Partido Comunista”, redactado por la mayoría del Comité Ejecutivo. Este proyecto fue apoyado por una minoría en la comisión de programa del Congreso. Allí la mayoría aprobó las propuestas de la corriente izquierdista, de la que dos años después surgiría la ruptura que dio nacimiento al Partido Comunista Obrero, conocidos como “chispistas”, por su periódico, La Chispa.

Otto Vargas, en el Tomo 2 de El marxismo y la revolución argentina analiza en detalle el debate entre estas corrientes, y su importancia en el desarrollo de una corriente oportunista de derecha en la dirección del PC: “Los partidarios del Programa de acción inmediata recordaban que la Comuna de París ejemplificaba que ‘en circunstancias históricas determinadas las luchas por las necesidades inmediatas de las masas llevan a la revolución proletaria’. En esta defensa de la lucha por la reivindicaciones inmediatas está el germen de posteriores desviaciones del PC”. Recuerda Vargas que “Cuarenta años después, en las escuelas de la FJC, el responsable de la Escuela de Cuadros del Partido Comunista, Oscar Arévalo, al calor del XX Congreso del PCUS, explicaría por qué “la lucha del movimiento juvenil por una cancha de fútbol, es revolucionaria”. Lenin, recordando a Marx, había señalado exactamente lo contrario, a fines de 1921: antes del triunfo del proletariado ‘las reformas son un producto subsidiario de la lucha de clases revolucionaria’”.

Y mostrando que dentro de la dirección partidaria las posiciones no eran unánimes, rescata que Rodolfo Ghioldi planteó correctamente la relación entre reformas y revolución. No se le puede pedir a un obrero hambriento, escribió, “que espere que tomemos el poder político sino que hay que luchar para conseguir más pan”, y que ese obrero por su propia experiencia comprenderá la necesidad “que tiene que luchar por la dictadura del proletariado”.

 

Hoy N° 1736 27/09/2018