La localidad de Berisso se va convirtiendo, con el comienzo del siglo 20, en uno de los centros proletarios más importantes de la provincia de Buenos Aires. Tierra donde abundaban los saladeros, en 1904 se instala el primer frigorífico: “La Plata Cold Storage SA”. Eran los tiempos en que Lenin tomaba a la Argentina como ejemplo de país dependiente, con un desarrollo agrícola e industrial al servicio de esta dependencia, con las cadenas entramadas de las clases dominantes nativas, oligarcas y burgueses intermediarios, subordinadas a los capitales imperialistas que penetraban cada vez más profundamente.
Así surgieron los frigoríficos, esas grandes fábricas en las que se procesaba la carne enfriada y congelada, donde los capitales norteamericanos ya predominaban hacia 1914. En 1907, el frigorífico norteamericano Swift compra “La Plata Cold Storage”, introduciendo sustanciales modificaciones en la empresa que, a partir de 1917, pasa a llamarse Frigorífico Swift.
José Peter, histórico dirigente comunista de los obreros de la carne, en el libro del que hemos tomado prestado el nombre de estas columnas, describe así a los frigoríficos: “está organizado como una gigantesca máquina, en la cual, merced a la extremada división y ordenamiento de las tareas, el obrero es obligado a rendir con el máximo esfuerzo el máximo beneficio para sus patronos. Así como las labores debían realizarse en conjunto, del mismo modo la necesidad de acción en común para defender intereses estrechamente ligados entre sí… planteó a los trabajadores la necesidad de buscar nuevos caminos para encauzar la lucha por sus reivindicaciones más variadas” (Crónicas proletarias, pág. 78).
Los frigoríficos empleaban a miles de hombres y mujeres, en extenuantes jornadas de trabajo que llegaban a las 16 horas diarias. Los norteamericanos en el Cold Storage, cuyos antiguos dueños eran australianos, introducen una cantidad de modificaciones edilicias y de organización del trabajo, vinculadas a lo que decía Peter.
En los primeros tiempos de organización sindical de los obreros de la carne (por ejemplo en los frigoríficos Blanca y Negra de Avellaneda), tenían peso los anarquistas de la FORA, en una masa de trabajadores con marcada presencia de trabajadores extranjeros, en particular en algunas secciones: eran famosos los eslavos en las cámaras frías. Arduo fue el proceso de organización sindical, en medio de heroicas luchas, para pasar de los sindicatos de Matambreros, Triperos o Mondongueros, a una organización común de todos los trabajadores del frigorífico. Veremos ejemplos en próximas columnas.