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19 de marzo de 2025

Denunciar y repudiar la estafa de la deuda

Otro acuerdo infame con el FMI

El martes 11, el gobierno publicó un decreto autorizándose a realizar un nuevo acuerdo con el FMI. Esto violando la Ley 27.612 de 2021, que establece que todo programa con el FMI, así como cualquier ampliación de los préstamos, debe ser aprobado por el Congreso. El DNU tiene vigencia desde su publicación, a menos que las dos cámaras del Congreso lo rechacen.

Cuando Macri nos devolvió al FMI

En abril de 2018, el colapso de la bicicleta financiera favorecida por el macrismo derivó en una enorme fuga de capitales, que fue abastecida por el Banco Central (BCRA) vendiendo miles de millones de dólares de las reservas a precios módicos. La Argentina venía en un frenesí de endeudamiento externo en los mercados internacionales, y con el virtual cierre de los mismos, Macri recurrió al FMI, firmando un acuerdo “Stand By” en junio de ese año. El FMI le otorgó a la Argentina el mayor préstamo de su historia, de 57.000 millones (M) de dólares , de los cuales recibió 44.5000 M, muy superior al que le correspondía por su cuota en el Fondo, a cambio de un severo programa de ajuste.

Aquel préstamo se realizó por gestión directa de EEUU, al igual que ahora con Trump como presidente, para tratar de facilitar la reelección de Macri, como reconoció luego quien era su representante en el FMI. El préstamo violó los propios estatutos del Fondo, así como las normas legales y procedimientos locales para este tipo de deuda. El propio Macri reconoció luego que «la plata del FMI la usamos para pagarles a los bancos comerciales que se querían ir». Durante su gestión, la deuda pública de la Administración Central tuvo un aumento de 82.400 M de dólares (íntegramente en moneda extranjera), monto muy similar a la fuga de capitales acontecida en ese período (85.200 M de dólares). Como en otros momentos funestos de la historia argentina, el endeudamiento externo terminó solventando una gigantesca fuga de capitales de grandes empresas y bancos.

 

Una deuda fraudulenta e impagable

Naturalmente, el cronograma de vencimientos fijado era impagable. El gobierno de Alberto Fernández, a pesar del cúmulo de argumentos a favor del rechazo de esa deuda fraudulenta, firmó un nuevo acuerdo en marzo de 2022, de “Facilidades extendidas”, para refinanciarla y patear el grueso de los pagos hacia adelante.

Por dicho acuerdo, desde 2022, el FMI venía otorgando sucesivos desembolsos para cubrir los pagos de capital (monto original de la deuda), a cambio del cumplimiento de un conjunto de metas trimestrales de ajuste fiscal, monetario y acumulación de reservas, además de las clásicas presiones para imponer reformas estructurales; esa etapa del acuerdo finalizó en 2024. Entretanto, el país siguió abonando puntualmente los intereses, con pagos acumulados de 12.500 M de dólares desde que comenzó a regir el acuerdo en 2018.

Según el cronograma vigente, la Argentina debía ahora sí pagar “cash” 41.400 M dólares de capital a partir de 2026 hasta 2034, e intereses por 11.400 M, entre lo que queda de 2025 hasta 2034. Cronograma claramente imposible de afrontar, al que además deben sumarse los vencimientos de deuda en moneda extranjera con los bonistas privados (reestructurada en 2020), que empezaron a elevarse significativamente este año y se vuelven más gravosos en los años siguientes.

 

Otro acuerdo infame, la misma casta

El público a veces se renueva, pero la casta no cambió. El ministro de Economía Caputo y el presidente del BCRA Bausili, artífices centrales del endeudamiento externo y la fuga de capitales bajo la gestión macrista, ahora vuelven a serlo remozados en su versión libertaria. También Sturzenegger, a cargo de la motosierra en el sector público, fue presidente del BCRA -antes de Caputo- con Macri. Del otro lado del mostrador, está nuevamente Trump como presidente yanqui, respaldando otra vez un acuerdo del FMI ahora con su fiel lamebotas Milei. Pero Caputo insiste, con cara de piedra, que esta vez es distinto…

Aún falta conocer numerosos detalles del acuerdo. Según el decreto, se tratará nuevamente de un “Programa de facilidades extendidas” de hasta diez años, que contempla la refinanciación de los vencimientos que operen dentro los cuatro años de la aprobación del acuerdo, y un período de gracia de cuatro años y seis meses para la devolución de esos fondos; aunque no lo aclara, todo indica que cubriría pagos de capital y habría que continuar abonando intereses. Por ejemplo, de aprobarse el acuerdo en abril, abarcaría pagos de capital hasta igual mes de 2029, período en el cual dichos vencimientos ascienden a 15.167 M de dólares.

El otro supuesto objetivo que fija el decreto es el de “mejorar la posición financiera y liquidez” del BCRA. Para ello, el Tesoro Nacional destinará parte del préstamo a cancelar letras intransferibles en dólares suyas en poder del BCRA, empezando por la de vencimiento más cercano (junio de 2025).

Milei sostiene que con este acuerdo la “deuda pública no aumenta”. Otra vez insulta nuestra inteligencia y eso enfurece bastante. En primer lugar, el reemplazo de una deuda del Tesoro Nacional con el BCRA por otra con el FMI incrementa la deuda del Sector Público Nacional Consolidado (que incluye a ambos); al fin y al cabo, el Estado argentino es uno solo. Por otro lado, se reemplaza deuda intra sector público bajo legislación local, mucho más administrable y con un interés muy inferior, por deuda externa bajo legislación extranjera, con un acreedor externo privilegiado que no admite reestructuraciones e impone severos condicionamientos a la política económica local. La tasa de interés del FMI, que incluye sobrecargos por el tamaño del crédito y la extensión de los plazos, actualmente ronda el 6,5% anual.

Todavía no se conoce el monto total del financiamiento -hubo algunas estimaciones de bancos internacionales-, el cronograma de desembolsos, ni las condiciones y metas a cumplir por la Argentina. Tampoco el esquema cambiario que regirá, eje central de la discusión con el FMI, que hace tiempo reclama un dólar más elevado y mayor “flexibilidad cambiaria”, en contraposición a la tablita cambiaria de Milei, que en febrero redujo el ritmo de suba del tipo de cambio con el dólar del 2% al 1% mensual.

No se sabe qué pasará con el “dólar blend” -que permite a los exportadores vender el 20% de las divisas a un dólar paralelo, más elevado, a través de la bolsa- que el FMI viene exigiendo eliminar, ya que desvía dólares factibles de ser acumulados por el BCRA a la contención de la brecha cambiaria. También se desconoce si el acuerdo incluirá plazos para el levantamiento del “cepo” y la consiguiente unificación cambiaria.

Otra cuestión abierta es qué hará el BCRA con los dólares que consiga a cambio de las letras intransferibles del Tesoro. ¿Los usará para seguir interviniendo en el dólar oficial y los paralelos, garantizando la bicicleta financiera de grandes grupos económicos que vuelcan sus excedentes a la especulación? Según los trascendidos, los burócratas del FMI estaban reacios a que haya fondos de “libre disponibilidad” para que otra vez Caputo los dilapide en financiar la fuga de capitales. Seguramente, la última palabra la volverá a tener el Tesoro yanqui.

Por consiguiente, con la excusa de “sanear” el BCRA y combatir la inflación, Milei busca cerrar otro acuerdo entreguista con el FMI, que viene demorado con negociaciones hace meses. La realidad es que el gobierno está urgido de dólares por la grave situación financiera del BCRA, el cronograma insostenible de pagos de deuda, y el creciente déficit de la cuenta corriente (saldo comercial de bienes y servicios, intereses, y otras transferencias al exterior). El propio decreto menciona en reiteradas ocasiones una “urgencia y gravedad de la situación” que está en abierta contradicción con el discurso oficial exitista.

El FMI, instrumento centralmente de Estados Unidos, así como las demás potencias imperialistas, utilizan el endeudamiento de países dependientes como el nuestro como herramienta de sometimiento y chantaje, para imponer políticas antipopulares y antinacionales en su disputa por la Argentina; deuda que desde hace décadas el país viene pagando a costa del sacrificio del pueblo argentino. Sobran argumentos para denunciar y repudiar la estafa de la deuda con el FMI, junto con la necesaria investigación del conjunto de la deuda pública y el repudio de la parte ilegítima y fraudulenta de la misma.

Escribe Ramiro Suárez

hoy N° 2051 19/03/2025