El miércoles 20, el Boletín Oficial publicaba el protocolo de actuación para el aborto no punible y, todavía con Macri en el poder hasta el 10 de diciembre, se aguardaba el momento de su anulación, que llegó ayer entre rumores de renuncia del Secretario de Salud, Adolfo Rubinstein y de ruptura del bloque de Cambiemos.
La importancia del protocolo radicaba en que las personas que cursaban una gestación podían presentarse bajo su voluntad en el centro de salud e indicar que necesitaban que se les practique una ILE para detener un embarazo que pusiera en riesgo su salud, ya sea física o mental, o que fuese producto de una violación. Es decir, no sería necesaria una autorización o comprobación respecto de lo que alega la persona para no demorar el procedimiento y proteger su integridad.
Además brindaba la posibilidad de que niñas de entre 13 y 16 años solicitaran un aborto en los casos contemplados por la ley sin la autorización de sus padres, entendiendo que un gran porcentaje de las violaciones son intrafamiliares y que implica que el violador pueda tener opinión sobre la detención o continuidad de la gestación. Y en consonancia con el nuevo Código Civil que brinda más autonomía a los niños y adolescentes.
Es importante destacar que Rubinstein, no legalizaba el aborto, solo ponía en vigencia un protocolo presentado en el 2015 por la Corte Suprema que igualaba la forma de aplicación de la ILE para todas las provincias, en los mismos casos que contempla la ley del año 1920. Sin embargo, representaba un avance en la aplicación del aborto no punible. Una medida que se tomaba ante la falta de protocolos hospitalarios provinciales, sugeridos en 2012 tras el ya conocido fallo FAL que estableció que cualquier mujer violada (sin importar si posee o no discapacidad mental) puede acceder a la ILE.
Desde el Ministerio de Desarrollo Social y Salud, a cargo de Carolina Stanley, sostienen que la decisión de Rubinstein de publicar y actualizar el protocolo fue inconsulta. Mientras que el Secretario de Salud indicó que su aprobación había sido dictada en 2015 por parte de la Corte Suprema, por lo tanto no se trataba de un deseo personal o de legalizar el aborto en términos no previstos por la norma vigente.
Esta tarde renunció el radical Adolfo Rubinstein ante la anulación por parte del presidente Mauricio Macri del protocolo publicado. No solo se ha alborotado el bloque político sino que la iglesia sale nuevamente a relucir argumentos arcaicos sobre el aborto, argumentando incluso que no debería realizarse el aborto en casos de violación porque el “bebé”, modo en que se refieren al embrión, no es culpable del daño cometido por el violador.
Macri gobierna hoy especulando sobre lo que sus votantes pretenden de él para que lo sigan viendo con buenos ojos. Mientras, niñas, adolescentes, mujeres y personas gestantes siguen recurriendo a la clandestinidad para sacar de su vientre un embrión que no eligieron gestar, que daña su salud o lo hará en el futuro si sigue creciendo. Son personas que ponen en riesgo su integridad practicándose un aborto en las sombras porque el Estado no está allí para protegerlas, que después de ser violadas son sometidas a debates médicos y judiciales sobre si debe continuar con un embarazo forzoso.
Macri volvió a mostrar su cara más retrógrada sobre los derechos femeninos y de las personas gestantes, porque a pesar de que pretendió mostrarse abierto al debate sobre la legalización del aborto, jugó para que este no sea posible. Su gobierno no garantizó siquiera el cumplimiento de la ley vigente de ILE (son casos testigos los de las niñas de Jujuy y Tucumán obligadas a ser madres mediante una cesárea) e hizo su campaña presidencial rodeado de pañuelos celestes sostenidos por sus funcionarios y electores.
Que la memoria colectiva recuerde las acciones del actual presidente, porque su forma de gobernar está presente en las personas que mueren practicándose un aborto clandestino, en las que quedan con graves secuelas, en las niñas obligadas a ser madres, en quienes fueron violadas y sufrieron el calvario de seguir con ese embarazo, en quienes son apuntadas por los dedos conservadores que piensan en la vida de un embrión y no en la integridad saludable de quien lo gesta, en madres que no eligieron la maternidad pero tuvieron que ejercerla.
La política nacional respecto a la legislación del aborto tiene sus expectativas puestas sobre el presidente electo y próximo a asumir, Alberto Fernández, quien ha planteado públicamente interés por el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo y ha calificado de vergonzosa la marcha atrás de Macri en el protocolo de ILE que ayer anuló.
La lucha por el aborto, que multiplicó sus fuerzas ante el último debate en el Congreso con la marea verde, continúa hasta que se practique en el hospital de modo legal, seguro y gratuito, hasta que la triple consigna sea un hecho: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.