A mediados de 1920, más precisamente el 12 de junio, se firmó un “Pacto de solidaridad” entre los delegados de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y de la Federación Agraria Argentina (FAA) reunidos en San Pedro, provincia de Buenos Aires.
A mediados de 1920, más precisamente el 12 de junio, se firmó un “Pacto de solidaridad” entre los delegados de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y de la Federación Agraria Argentina (FAA) reunidos en San Pedro, provincia de Buenos Aires.
Como recuerda Eugenio Gastiazoro en un reciente artículo de nuestro semanario “La Argentina vivía entonces su primera experiencia de democracia burguesa con el gobierno de Hipólito Irigoyen, iniciado el 12 de octubre de 1916. Esa experiencia democrática había surgido en el marco de las grandes luchas obreras de ese período por el reconocimiento de sus organizaciones sindicales y de las grandes huelgas agrarias, de las que el Grito de Alcorta del 25 de junio de 1812 había sido su principal hito”.
En este contexto, como ya hemos visto, se desarrolló un inmenso auge de luchas en nuestra patria entre 1917 y 1922, principalmente entre los obreros, pero que se extendió a otros sectores sociales, como los campesinos nucleados en la FAA.
Ya desde el inicio de la FORA del 9° Congreso, con hegemonía sindicalista, se buscó tender puentes hacia los productores rurales. El líder de la FORA, Sebastián Marotta, escribió años después que ellos buscaban “resolver las diferencias que separan a los trabajadores del campo, sean simplemente asalariados, contratistas, medieros o chacareros” (El movimiento sindical argentino, tomo II, “La FORA y la organización en el campo”, págs. 284/7).
Como reseña Pablo Volkind en “El acuerdo de 1920 entre la Federación Agraria Argentina y la Federación Obrera Regional Argentina (IX Congreso): alcances y límites en el marco de la conflictividad agraria de la época”, ya en 1915 la FORA planteó que “considerando que la falta de una producción agrícola intensiva no ha permitido aún el surgimiento de un proletariado rural compuesto por asalariados; que los trabajadores de la tierra constituyen actualmente una clase de intermediarios entre los terratenientes y el proletariado; que por su posición en la producción, es imposible el amalgamiento de sus organizaciones con la de los asalariados de la industria, resuelve: que la FORA, compuesta exclusivamente por obreros, no puede aceptar en su seno a la organización de los agricultores hasta tanto no sea compuesta por asalariados. No obstante debe tender sus esfuerzos a la constitución de organizaciones obreras en todos aquellos centros rurales donde la existencia de un proletariado auténtico permite su desarrollo”. La Organización Obrera (LOO), 1-5-1915. La FAA no se quedaría atrás en la búsqueda de caminos comunes.