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05 de diciembre de 2012

El pueblo palestino aproximó un paso el logro de un Estado propio, al ser reconocido por la ONU como Estado “observador”. Israel provoca construyendo nuevos asentamientos.

Palestina, “estado no miembro”

Hoy 1448 / Paso histórico en una lucha aún inconclusa

Decenas de miles de palestinos celebraron el jueves 29 en las calles, ondeando la bandera nacional roja, negra y verde, el reconocimiento de Palestina como Estado observador por la Asamblea General de las Naciones Unidas. El acontecimiento se festejó en Gaza, capital de la Franja palestina sobre el Mediterráneo, y en Ramallah (15 kilómetros al noroeste de Jerusalén), una de las ciudades importantes de los territorios palestinos de Cisjordania, al otro lado del territorio de Israel. La resolución de la ONU tuvo una abrumadora mayoría de 138 votos a favor, solo 9 en contra y 41 abstenciones. El texto reafirma el derecho del pueblo palestino “a la autodeterminación e independencia en un Estado de Palestina a partir de las fronteras de 1967”. La Autoridad Nacional Palestina (ANP), hasta allí considerada una “entidad observadora”, pasó a ser la cabeza de un “Estado observador no miembro”. Seguramente el convencimiento previo de este resultado fue lo que empujó a la jefatura israelí a desencadenar los infames bombardeos de la semana anterior, que dejaron 160 palestinos muertos e innumerables heridos en edificios civiles de varias ciudades de la Franja de Gaza, a la que desde hace 4 años el gobierno de Israel castiga por haber elegido en esa parte de Palestina una conducción vinculada a la organización islámica Hamas. Nuevo capítulo en la lucha palestina La decisión implica el reconocimiento simbólico de Palestina como Estado, una reivindicación nacional por la que los palestinos vienen luchando heroicamente desde que la propia ONU decidió en 1947 la partición de su territorio histórico para crear el Estado de Israel. Desde entonces predominó en Israel una dirigencia racista y partidaria del fundamentalismo sionista que, más allá de sus contradicciones con Londres y Washington, convirtió a su Estado en una especie de “portaaviones” de los imperialistas ingleses y yanquis en sus objetivos de dominio de los países árabes en la estratégica región del Medio Oriente, y oprimió brutalmente al pueblo palestino fragmentándolo geográficamente, encarcelándolo arbitrariamente, maltratándolo en los puestos de control, destruyendo sus producciones y sus viviendas, ocupando colonialmente sus territorios con “asentamientos”, y convirtiendo a Gaza en “la mayor prisión al aire libre del mundo” y tratando de asfixiarla con un bloqueo que impide la entrada de alimentos, medicinas e insumos industriales. La resolución de la ONU, por eso, abre un nuevo capítulo en un conflicto de más de seis décadas, y crea mejores condiciones para que el pueblo palestino avance hacia su independencia y reconocimiento como Estado pleno –con Jerusalén oriental como capital y todos los territorios palestinos ocupados en 1967–, y para el logro de sus reivindicaciones históricas, como el cese de los “asentamientos” y el retorno de los refugiados. La lucha por el Estado palestino independiente no terminó. El reconocimiento de la ONU no supone la admisión de Palestina como miembro pleno. Este paso corresponde al Consejo de Seguridad y está, por lo tanto, sujeto al derecho de veto que el imperialismo norteamericano tiene en el Consejo. Pero concede a los palestinos una nueva legitimidad en su lucha contra la ocupación israelí, y a los pueblos del mundo un renovado aliento en la solidaridad con la lucha del pueblo palestino por su liberación e independencia.