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02 de octubre de 2010

Israel invade la Franja de Gaza con miles de soldados y tanques, tras más de una semana de bombardeos. Genocidio: 500 muertos, 3.000 heridos. Heroica resistencia casa por casa. En horas previas a la invasión por tierra, Hoy dialogó con Rafael Araya Masry, representante del Frente Democrático de Liberación de Palestina (FDLP) para Argentina, Brasil y Chile.

Palestina: “Igualan al ocupante y al ocupado”

Hoy 1248 / El Estado genocida israelí, punta de lanza del imperialismo yanqui en Medio Oriente

Hay quienes justifican el genocidio que está cometiendo Israel en Gaza con una especie de “teoría de los dos demonios”: Israel mata, pero sería “en defensa propia”…
—Hay un enorme engaño cuando se equipara al ocupante y al ocupado, al represor y al reprimido, al victimario y a la víctima. Lo que hay es terrorismo de estado contra el pueblo palestino. Israel habla de los “misiles” palestinos, pero se trata de cohetes rudimentarios que ni siquiera tienen sistema de guía. En 8 años de cohetes palestinos murieron 3 israelíes; en 48 horas la aviación israelí asesinó a 300 personas.
El gobierno israelí presenta a su población como víctima: esta ofensiva sería –dice– una reacción al lanzamiento de cohetes por Hamas desde Gaza. Pero la verdadera víctima es el pueblo palestino todo. No hay que olvidar que mientras se bombardea Gaza, se siguen construyendo asentamientos israelíes en Cisjordania. Todo apunta a un recrudecimiento de la política de anexión y ocupación, incumpliendo –desde la fundación de Israel en 1948– todas las normas internacionales.
La resistencia palestina no se limita al Hamas, es una resistencia generalizada. Además, los combatientes de Hamas no son militares, son milicias, pueblo en armas. Tienen un cuerpo de policía que controla la seguridad en la Franja.
Hay un solo pueblo palestino. No permitimos que se nos intente fragmentar en cristianos, musulmanes, etc. desde el punto de vista religioso. Se quiere hacer aparecer como que Israel le está haciendo a la Autoridad Nacional Palestina el favor de “limpiarle el camino” de los “fundamentalistas” de Hamas. Pero éstos ganaron legítimamente elecciones democráticas y abiertas, bajo ocupación militar, supervisadas por la Fundación Carter y por la Unión Europea.
La actual situación se origina en un momento muy particular. Por un lado en Israel en febrero se elige un nuevo Parlamento que designará un nuevo primer ministro. Y la lógica electoral instalada allí es que gana el más “duro”, el más fundamentalista en la violencia antipalestina. En ese terreno compiten Benjamín Netanyahu, ex primer ministro que representa a la derecha recalcitrante, y la actual canciller Tzipi Livni, que con la política de bombardeo a la Franja de Gaza se pone incluso a la derecha de Netanyahu.
A su vez esto está condicionado por la próxima asunción presidencial de Barack Obama en Estados Unidos. Como los israelíes no tienen certidumbre sobre la actitud de Obama en este conflicto, deciden avanzar mientras dure la presidencia de Bush, que les dio carta blanca y los avaló en tomar esta iniciativa de guerra antes de que él se fuera del gobierno. Y ¿cuáles son las señales de Obama? Silencio absoluto. No esperábamos que condenara, pero no respaldar la agresión ya hubiera sido una diferencia respecto del apoyo incondicional de Bush al expansionismo israelí.

—¿La ofensiva israelí apunta a terminar con el gobierno de Hamas en Gaza y con sus milicias, o con la propia resistencia palestina?
—Para eso sería necesario una invasión terrestre. En la prensa israelí ya aparecen voces de intelectuales que, si bien aprobaron el bombardeo, hacen serias advertencias al gobierno sobre los riesgos que implicaría una invasión terrestre a la Franja.
Hamas tiene una fuerza combatiente fogueada en la lucha contra la ocupación. El costo de una aventura semejante sería elevado, aunque la fuerza Israel la tiene, con la convocatoria de 6.700 reservistas ya apostados en la frontera.

—¿Cuál es la actitud de las grandes potencias? ¿Y la de los gobiernos de los países árabes? Muchos hablan de complicidad de varios de ellos con el ataque israelí a Gaza…
—La actitud de la Unión Europea ha sido opuesta a la de EEUU. Incluso el presidente francés Sarkozy, siendo tan reaccionario, llamó a una tregua inmediata como base para un acuerdo de mayor duración. Sin embargo, todos siguen hablando como si hubiera dos países en conflicto, cuando lo que hay es la agresión de Israel y la resistencia del pueblo palestino.
Y frente a esto hay una actitud extremadamente tibia de algunos gobiernos árabes, particularmente el de Egipto, que cerró los pasos fronterizos, permitiendo sólo el paso de alguna ayuda humanitaria.
Y hemos visto en la propia Autoridad Nacional Palestina, en su presidente Mahmud Abbas, una falta de energía en la condena a la masacre contra su propio pueblo, lo que se presta a ser mal interpretado por el Estado de Israel…
En cuanto al Líbano, el presidente Suleimán ha emitido la más fuerte condena. Pero además juega la capacidad de movilización del pueblo libanés, a través del jeque Hasán Nasrallah, jefe de Hezbolá, que llamó a una nueva intifada e hizo que hubiera grandes manifestaciones de apoyo al pueblo palestino también en Egipto, frente a un gobierno atado de pies y manos a la “ayuda” que le proporciona Estados Unidos, y que por eso no ha tenido la necesaria solidaridad con el pueblo palestino.

—¿Cuál fue la actitud de los gobiernos latinoamericanos?
—Rescato principalmente la del presidente brasileño Lula, que condenó los bombardeos y le exigió a EEUU el retiro de su condición de mediador o propiciador del proyecto de paz, por ser juez y parte en esta situación. Porque EEUU sigue armando a Israel hasta los dientes.
Y no alegó que había un “derecho de defensa” de Israel, como de alguna manera hizo el gobierno argentino, que intentó poner a las dos partes en “igualdad” de condiciones, hablando de la “violencia” en general. Si hay violencia es porque hay opresión sobre el pueblo palestino. Hay parlamentarios palestinos presos, y ¿dónde están sus colegas argentinos solidarizándose con ellos?

—El Estado de Israel continúa con su política de ocupación, cerco y asentamientos. Por lo tanto siguen vigentes los reclamos históricos del pueblo palestino: Estado soberano, retorno de los refugiados, desmantelamiento de las colonias, eliminación del Muro…
—Esos son los puntos no negociables. Israel trata de forjarse posiciones de fuerza con los nuevos asentamientos, que ellos llaman “barrios”.
Sigue construyendo el Muro de 730 kilómetros, que se adentra en el territorio palestino aislando a muchas ciudades, de las que hay que salir por verdaderos túneles de rejas bordeados de soldados israelíes.
Hace una semana Israel impidió la entrada a un delegado de la ONU en Cisjordania y Gaza, acusándolo de parcialidad por denunciar ante la Asamblea General las atrocidades de Israel.

Un paso hacia la unidad contra el ocupante
—¿Para el FDLP sigue vigente la lucha armada como camino para la liberación del pueblo palestino?
—Una de las razones por las que el FDLP se escindió del Frente Popular en los años ’60 es que nunca avaló los secuestros aéreos ni ninguna acción militar contra población civil o fuera del territorio palestino. Sólo admitimos acciones contra la ocupación israelí.
Hoy el FDLP privilegia la lucha de masas y los avances del pueblo palestino en la resistencia más que una lucha propiamente militar.
Porque el problema palestino no tiene solución militar, sino política, que va a surgir de la presión del pueblo palestino para hacer valer sus derechos.
Hay grandes avances en esto, porque por primera vez el Frente Democrático, el Frente Popular y el Partido del Pueblo Palestino (el ex Partido Comunista) –los 3 partidos de la izquierda palestina– han decidido conformar una coordinación en Cisjordania, destinada a mejorar la capacidad operacional y a transformarse en una alternativa de poder para romper la lógica bipartidista entre Al Fatah y Hamas, que si bien representan a gran parte del pueblo palestino han demostrado que no son capaces de transformarse en una alternativa real de gobierno que contenga a todos.