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02 de octubre de 2010

Obama presiona a la dirigencia israelí. Los fascistas sionistas lo presionan a su vez. Ambos se necesitan. En el medio siguen vigentes los reclamos nacionales y la lucha heroica del pueblo palestino.

Palestina: un plan de humillación nacional

Hoy 1272 / Los fascistas israelíes reafirman su proyecto

El Medio Oriente es una de las zonas calientes del planeta. Y seguirá siéndolo mientras los fascistas que gobiernan Israel mantengan en la opresión, ocupación y división nacional al pueblo palestino, incluso en contra de los reclamos de paz de buena parte del pueblo israelí.

Socios, pero no títeres
En reunión con el premier israelí, Benjamin Netanyahu en Washington el 18 de mayo, el presidente norteamericano Obama se pronunció en favor de la creación de un estado palestino soberano y reclamó a Israel que ponga fin a la política de asentamientos en Cisjordania. Obama instó “a ambas partes” a cumplir con la “Hoja de Ruta” –el “plan de paz” acordado entre Bush, Putin, los imperialistas europeos y la ONU– que prevé la solución de “dos Estados” (uno israelí y otro palestino) para el histórico conflicto en Medio Oriente.
Netanyahu, primer ministro y líder del reaccionario partido Likud, eludió mencionar expresamente la tesis de los “dos Estados”, y de hecho se negó también a renunciar a la política de colonización de los territorios palestinos ocupados por el ejército de Israel en Cisjordania. El premier israelí batió el parche sobre la “amenaza” del programa nuclear iraní, exigiendo incluso mantener la amenaza de un ataque militar contra Teherán.
Con la superpotencia yanqui sacudida por la crisis, Obama necesita desactivar el conflicto palestino-israelí para que su plan de paz en la zona funcione.
Un potencial ataque israelí contra las instalaciones nucleares iraníes se le aparece como una pesadilla. En mayo –según el diario español El Mundo– envió al director de la CIA Leon Panetta, para advertir a Meier Dagan, jefe del Mossad (servicio secreto israelí), que Obama no quiere “sorpresas” en el frente iraní.

Con himno y bandera, pero sin fronteras ni soberanía
En los primeros días de junio, de visita en El Cairo, Obama insistió en reclamar al gobierno israelí que reconozca el derecho de los palestinos a un Estado propio, y el definitivo cese de los asentamientos israelíes en la Cisjordania ocupada, para iniciar un “proceso de paz”. Diez días después, Netanyahu se atribuyó el derecho de imponer condiciones, demostrando que los fascistas sionistas no son meros peones de los yanquis y que tienen ínfulas propias, y reiterando su desafío a las numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y el explícito incumplimiento de la “Hoja de Ruta”.
En su discurso, el capo israelí fingió aceptar la tesis de los “dos estados”, pero planteando provocativamente una ristra de condiciones inaceptables para los palestinos y para los árabes.
Exigió que los palestinos reconozcan a Israel como un “Estado nacional judío” (o sea con exclusión de los cientos de miles de palestino-israelíes que los habitan), y que acepten la total desmilitarización con control internacional del “hipotético” Estado palestino (desde luego manteniendo a Israel militarizado hasta los dientes, incluso con armas nucleares). “Tras un proceso de negociaciones y el fin del terrorismo, apoyaremos la creación de un Estado palestino siempre y cuando no tenga Ejército ni alianzas militares con países como Irán”, declaró a El Mundo un asesor del primer ministro.
Según Netanyahu, además, la solución del problema de los palestinos expulsados de sus tierras deberá ser “fuera de las fronteras del Estado de Israel” (que hasta hoy sigue negándose a fijar sus fronteras de manera definitiva).
Y por último, la política de colonización en los territorios palestinos –dijo– no se expandirá con nuevas construcciones, pero tampoco se desmantelarán las colonias existentes (y hasta le reprochó a Obama no respetar el compromiso tomado por su antecesor Bush de que el futuro Estado palestino debería tener en cuenta los asentamientos israelíes en Cisjordania, en los que fueron instalados 280.000 colonos). Y como si fuera poco Jerusalén, históricamente reclamada por los palestinos como su capital, no es tema de negociación.
En una posterior reunión de su gabinete, el jefe israelí se negó a aliviar el bloqueo impuesto desde hace muchos meses a la Franja de Gaza, y le reclamó al presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmud Abbas que “imponga su autoridad” sobre el islámico Hamas, que por votación popular gobierna en Gaza.
En suma: los fascistas israelíes pretenden obligar a los palestinos a “negociar” sobre un plan de humillación nacional. “Netanyahu habla sobre negociaciones acerca de cantones… El cantón del Estado de Palestina, con una bandera y un himno, un Estado sin fronteras, sin soberanía, sin una capital”, expresó Saeb Erekat, el negociador palestino.