Para comprender lo que pasa en Papel Prensa hoy, hay que retroceder a cuando la Argentina y el mundo eran en un muy distintos: el mundo de la llamada “guerra fría”, cuando dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, competían por la hegemonía.
Los yanquis agitaban las banderas de “la libertad y la democracia” para encubrir la defensa de sus dominios con guerras como la de Vietnam, en donde habían sido derrotados, y la memoria de esa derrota (costosa en sangre para su pueblo) los había colocado a la defensiva.
Los rusos agitaban la bandera del socialismo, al que habían derrotado restaurando un capitalismo de Estado fascista. Usaban las banderas socialistas para encubrir su expansión imperialista. Avanzaban política, económica y militarmente en Asia, Africa y América Latina, y amenazaban a Europa.
En la Argentina, el golpe de Estado de 1976 fue alentado por varios imperialismos, lo que se expresaba en distintas posiciones en la cúpula militar. El grupo militar prosoviético era encabezado por el general Videla, que junto con Viola y Villarreal era llamado “las 3 V”, al que algunos, como el PC (hoy kirchnerista: Heller, Pereyra, Echegaray) consideraban “democrático” y lo apoyaban, en contra de los sectores proingleses y proyanquis, que controlaban las grandes unidades del 1° y 3° Cuerpo de Ejército.
Atrás del grupo militar había un poderoso grupo empresario. El mismo día del golpe, el 24 de marzo, se discutía en el Congreso el escándalo de fraude al Estado por el monopolio del aluminio Aluar. Era un negociado que venía de otra dictadura, la del general Lanusse, y tenía por beneficiarios a Gelbard y Madanes, dos hombres claves de la entonces llamada “multinacional rusa”. El diario La Opinión, dirigido por Jacobo Timerman (padre de Héctor, el actual canciller argentino) fue el que preparó el clima del golpe de Estado, y Clarín y La Nación fueron parte del montaje de prensa del golpe.
Hay que ir a fondo
En las oficinas de Gelbard se realizó la reunión que decidió las inversiones a realizar con el rescate de 60 millones de dólares del secuestro del empresario Jorge Born. Estaban ahí Graiver, Quieto (dirigente de las FARC luego fusionadas con Montoneros) y el entonces tesorero de los Montos que usaba el nombre de Dr. Paz: Mario Montoto. Este era el portador de las valijas con los dólares del rescate, y hoy es representante en la Argentina de la fábrica de armas rusa Rosoboronexport y organizador, con la ministra Garré, de negocios de armas del gobierno.
Fue de la mano de Videla que Graiver hizo el traspaso de las acciones de Papel Prensa a Clarín y La Nación, en el curso del cual se cruzaron los grupos militares rivales de Camps y Etchecolatz, que secuestraron y torturaron a Jacobo Timerman y a Lidia Papaleo de Graiver, entre otros.
La historia de Papel Prensa está escrita con sangre. Pero con la sangre de jóvenes que luchaban por cambiar el país, mientras algunos de sus principales dirigentes hacían negocios, antes de la dictadura, y durante la dictadura, con el grupo que esos mismos dirigentes habían caracterizado, como lo escribieron en el semanario El Descamisado cuando organizaron el “Operativo Dorrego” con el general Viola, como “peruanistas”, nacionalistas (a Carcagno, el represor del Cordobazo), “liberales progresistas” como Harguindeguy (ministro del Interior y por lo tanto jefe de la Policía Federal de Videla), etc.
Los jefes de Clarín y de La Nación fueron parte de esos negocios, como también lo fueron el actual canciller de Kirchner cuando dirigía el periódico La Tarde, vocero de la dictadura, o Montoto, el hombre de los negocios de armas K.
Y los Kirchner, ¿qué hacían en “los años de plomo” mientras sus compañeros eran asesinados y torturados? Lo confesó Cristina K: juntaban plata “porque Néstor quería ser gobernador de Santa Cruz”.
Qué se vaya a fondo en la partici-pación empresarial en el golpe de Es-tado y la dictadura genocida de Vide-la, es un reclamo por el que el pueblo argentino viene luchando desde el mismo día del golpe de Estado. Nada tuvieron que ver los Kirchner con esa lucha, y sí tienen cosas que explicar, como las fotos de sus funcionarios y del propio Néstor K con altos oficia-les, y cómo hicieron “la platita” en esos años.
Hay que ir a fondo, pero ¡r a fon-do, a fondo!