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03 de julio de 2013

La compañera Gladys Roldán, presidenta de Amas de Casa del País, nos cuenta en esta entrevista los avances de la organización en la campaña por sacar el IVA de la canasta familiar y en impulsar la emergencia en violencia doméstica y sexual.


 

“Para las mujeres, la situación se agravó”

AMAS DE CASA DEL PAÍS

La presidenta de Amas de Casa comienza contándonos que: “Nosotras veníamos complicadas, por distintas situaciones. Pegamos un salto en San Juan, donde las compañeras están haciendo una experiencia muy importante. Han hecho un gran trabajo con el relevamiento de los precios, movilizaciones a los supermercados, y con la campaña para que se quite el IVA a los productos de la canasta familiar. De ahí que en la última reunión donde renovamos las autoridades, la compañera Laura de San Juan fue electa como vicepresidente de Amas de Casa del País.
“Acá en La Matanza también hemos hecho actividades de la campaña para sacar el IVA, y la llevamos también a la Plaza de Mayo. Hemos hecho relevamiento de precios, y salimos a la discusión de lo que viene planteando el gobierno, del supuesto control de precios. Para nosotras, si no se toman medidas concretas como el tema del IVA y otras, ese control no sirve. Y lo que decimos no es un invento nuestro. Hay varios países donde ni la leche, ni la carne ni el pan tienen IVA. Este es el único país donde te cobran por todo. Hemos presentado proyectos en el Congreso en el pasado, y este año hemos conversado con el compañero De Gennaro para volver a presentar esto.
“Seguimos con la campaña de levantar firmas para que se quite el IVA. Seguimos con la campaña para que se declare la emergencia en violencia sexual y doméstica. Porque si bien hay una ley, no se la implementa por falta de fondos. Y entonces ¿qué puede hacer una mujer que tiene que salir corriendo de su casa, que no tiene ayuda de ningún tipo?
“Nosotras tenemos un refugio para mujeres golpeadas, desde hace muchos años, y en este momento no está en actividad por falta de fondos. Ya no tenemos más camas, porque se echaron a perder, no hay para darle de comer a los chicos. Ni plata para los trámites. No tenemos ayuda de nadie. Por eso planteamos que el Estado es el que se tiene que hacer cargo de esto. Lo que está contemplado en la ley, pero no se cumple. Como tantas otras cosas que en las palabras son muy bonitas, pero en los hechos no se cumplen”.

—Acá en La Matanza Amas de Casa creció mucho en el último período ¿cómo fue esto?
—Convocamos a las mujeres a inscribirse a un plan del gobierno que se llama “Ellas hacen”, que está previsto para mujeres con tres hijos o más, que están cobrando la Asignación Universal. Salimos casa por casa en los barrios, para anotar a las mujeres que están en condiciones. Se entró a difundir boca en boca, y cada vez venían más mujeres. Ahora estamos en la pelea que salgan los planes para esas compañeras, porque están dando muy pocos, pese a que cumplen los requisitos.
Además salimos a buscar a las mujeres con uno o dos hijos, que también necesitan, y son las que más tenemos. Estamos viendo si hay otros planes para estas mujeres. Con esto la Casa cobró otro ritmo. Está abierta todo el día. Cambió la situación de Amas de Casa y de nosotras mismas.
Con esta campaña que hicimos, pudimos ir a las casas de estas mujeres, y conocer qué está pasando. La situación es terrible. La plata no alcanza para nada, aunque tengan un plan. Muchas mujeres comiendo en comedores, en iglesias, o buscan bolsas de comida. Se está viviendo una situación similar a la que vivimos en otro momento de la Argentina. Muchas mujeres están todo el día caminando para ver qué pueden meter a la olla. Buscan una leche, un paquete de fideos, un aceite, lo que sea. Porque no se puede comprar nada. Porque está muy caro o porque no hay. No se consigue aceite ni harina baratas. Nosotras sostenemos 10 comedores desde el año 2000, a los que cada vez va más gente, y la mercadería que llega es la misma que hace tres años.
Estamos viendo muchos chicos con bajo peso, mucha gente con enfermedades: tuberculosis y enfermedades que tienen que ver con los pulmones, creo que por la falta de alimentos.
Yo cuento siempre lo que vivo en mi casa. Tengo un hijo que trabaja en una empresa, y otro que trabaja en una cooperativa, y no llegamos. ¿Cómo hace la que tiene un plan de 600, 700 pesos, o 2.000 lo máximo?
Por eso también impulsamos desde la organización hacer compras comunitarias, pero no se llega. En las casas volvés a ver fuego [de leña]de vuelta, porque la garrafa está a 35 pesos. La garrafa social, que está a 16, la venden lejos, y al final gastás lo mismo con el remis que te tenés que tomar. La situación para las mujeres se agravó. Esto acarrea el tema de la violencia en los hogares, que se agrava.
Yo vivo en el Barrio Elena, y ahí trabajamos mucho para la incorporación de las mujeres en los últimos tiempos, y también en otros barrios. En Barrio Elena vienen con una historia de lucha, está la Sala de Salud, los comedores, eso es bueno porque ya nos conocemos, y ayuda con la que recién se incorpora, y que mira si es verdad eso que decimos que somos distintos, que no somos punteros políticos, que acá hay que salir a luchar para conseguir lo que conseguimos, y que lo que conseguimos es de cada una de nosotras, porque nos rompimos el alma y nadie nos vino a regalar nada.
Hemos armado distintos grupos, por ejemplo de mamás jóvenes, que están con toda la documentación del plan Ellas hacen. Estamos armando otro equipo para ir a visitar a las mujeres que faltan a las reuniones, para ver qué les está pasando.

—Además de la lucha en general con el tema de la emergencia en violencia doméstica ¿qué hacen frente a un caso concreto?
—Primero le preguntamos a ella qué quiere hacer. No todas se quieren separar, y no todas quieren hacer la denuncia. Si quieren hacer la denuncia, las acompañamos al juzgado. Si quiere exclusión del hogar, o una perimetral para que el hombre no se acerque ni a ella ni a sus hijos, también las acompañamos para que salga de la casa. Si no tiene adónde ir buscamos alguna casa donde se pueda quedar hasta que termine el trámite. Antes las traíamos a nuestro hogar, siempre peleando que sea el menor tiempo posible hasta que el golpeador se vaya y ella pueda volver a su casa con los chicos.
Trabajamos mucho con la contención, tenemos grupos, desde hace muchos años, como los que armamos con María [Conti, compañera fallecida en el 2007], con ayuda de la Pichon Riviere. Ahora ya nos largamos casi solas. El año pasado hicimos un curso con 40 mujeres de distintos barrios, empezamos por 8 meses y por pedido de las compañeras se extendió seis meses más. Estuvo buenísimo. Tenemos programado hacer este curso en distintos barrios. Esto ayuda bastante a que la compañera tome decisiones.

—En este proceso
el Partido creció…
—Sí. Dimos un salto. En las reuniones, algunas de las compañeras nos identificamos, planteamos que respetamos todas las ideas políticas y religiosas, pero que nosotras también tenemos nuestras ideas políticas, no salimos de un repollito. Que luchamos para conseguir las cosas, y que tenemos atrás un partido que nos educa. Con aciertos, con errores, pero acá estamos. A mí me conocen de tantos años que vivo en el Barrio Elena, de la lucha por la Salita, de pedir el primer colectivo para que entre en el barrio. Ahora con el PTP nos encontramos con compañeras de muchos años que nos dicen “¿cómo que se perdió la personería?”, enojadas. “Nosotros los vamos a ayudar”. En la campaña de afiliación al PTP acá no usamos cámara de fotos para los documentos, directamente nos los daban para que saquemos las fotocopias, eso es por la confianza. Eso es por la presencia nuestra en los barrios, que nunca nos fuimos de ahí. Así dimos un salto en el crecimiento en el Partido, en la afiliación de las mujeres, mujeres que están a toda máquina.