El 9 de marzo del 2022 inicia lo que denominamos la lucha prolongada. Después de la pandemia del Covid 19 y el aislamiento obligado, de nuevo en marzo emerge con fuerza organizada y pujanza el campesinado pobre, liderado por la Federación Nacional Campesina (FNC).
Derogación de la Ley Riera – Zavala: estos apellidos mencionados son latifundistas, hoy senadores y proyectistas de una ley que criminaliza la lucha por la tierra. La derogación de esta ley fue una de las consignas.
El juicio político a la fiscala general del Estado, Sandra Quiñonez, fue otra de las consignas: esta señora y sus fiscales son quienes implementan a rajatabla las persecuciones, las imputaciones y los desalojos de las comunidades campesinas e indígenas. Además se reivindicó una política de Estado para las pequeñas y pequeños productores que sufrieron los efectos de la sequía; además de reclamar la soberanía sobre Itaipú.
Después de muchos años se pudo coincidir con otras organizaciones campesinas para esta lucha prolongada y lo más importante, a nuestro criterio, es la aparición de los pueblos indígenas. Por lo tanto, la Plenaria de Organizaciones Campesinas e Indígenas fue la que finalmente convocó a esta lucha de 16 días en carpas y piquetes distribuidos en todos los departamentos del país.
En la medida en que fue desplegándose la lucha prolongada (con su agitación, propaganda, volanteadas, visitas casa por casa, barrio por barrio, comunidades campesinas) la gente se fue sumando de diferentes maneras: con su presencia en las carpas, con sus aportes, con su acuerdo por la lucha, entre otras formas.
Con el despliegue de la lucha prolongada la gente tuvo la oportunidad de manifestar su preocupación, su necesidad, sus anhelos y su desesperanza; pero también, al ver la lucha organizada, su esperanza.
Con el andar de la acción se pudo ver que hacía falta reorientar la consigna: por lo tanto, por el camino se levantó el slogan “Lucha prolongada contra todas las injusticias”. Esto abrió y posibilitó que varios sectores de nuestro pueblo se vean identificados con esta lucha. Se sumaron sectores urbanos en una articulación que estuvo dirigida y liderada por la Corriente Sindical Clasista y otros frentes del partido, como la juventud.
Y para coronar con éxito esta lucha prolongada, en medio de ella se realiza la 28° Marcha y que marca un tanto la realidad actual con la pancarta que se portó al inicio de la columna: Marcha campesina, indígena y popular.
Muchas enseñanzas ha dejado la lucha prolongada: un campesinado que está dispuesto y organizado para la lucha combativa a pesar de la pobreza, de la miseria, de la sequía que afectó profundamente su producción, el rostro visible y organizado de los pueblos indígenas asumiendo un rol protagónico y sumándose al ritmo de esta lucha, el hartazgo de los sectores urbanos que viven en el abandono y el desarraigo. Y lo más importante, que en el campo está el motor que puede dar y hacer la transformación cualitativa de esta realidad que vivimos en Paraguay.
El grueso del campesinado y los pueblos indígenas (quienes empezaron a llegar a Asunción el miércoles 23 de marzo) descansaron esa noche en el predio del ex seminario metropolitano como todos los años, para luego al día siguiente (jueves 24 de marzo) empezar a realizar su recorrido habitual hasta llegar a una plaza céntrica de Asunción y allí realizar el acto central. Con el recorrido de la marcha hubo flamear de banderas desde las ventanas y balcones, aplausos desde los portones y las puertas, agua fresca solidaria y lágrimas de emoción, gritos de rebeldía entre otros gestos de la gente.
Al culminar el acto, se declaró un cuarto intermedio de la lucha prolongada y nos retiramos a nuestras casas para prepararnos y volver.
Partido Paraguay Pyahurá
Hoy N° 1908 06/04/2022
