1. Un paro agrario y popular
Cientos de miles de personas se movilizaron el 2 de junio en el paro convocado desde la rebelión agraria, en actos, tractorazos y caravanas a lo largo y ancho del país. Chacareros y trabajadores rurales, junto a sindicatos, obreros de fábricas, camioneros, desocupados y jubilados como los de la CCC, pequeños y medianos empresarios y comerciantes, y pueblos y ciudades de provincia.
El enorme acto de Amstrong fue el centro de la protesta. Convocado por el Distrito 6 de FAA que lidera el "Vasco" Paillole, con la participación de autoconvocados y muchos obreros de las numerosas fábricas de la agroindustria instaladas en la región (hay estimaciones de que fueron el 40% del acto). Y con la presencia del "Melli" De Angeli, Eduardo Buzzi y Ana Galmarini, presidenta del MML. También fueron muy grandes los actos en Monte Maíz (Córdoba), Reconquista (Santa Fe), Junín y otros lugares del país.
"El gobierno, sin argumentos, judicializa la protesta. (…) La lucha es larga, difícil, pero vamos a triunfar", resumió Paillole esa jornada de respuesta a las provocaciones kirchneristas.
Primero fue la proclama reaccionaria de Néstor Kirchner desde el Consejo del PJ-K y la reunión con los piqueteros K, atacando a la rebelión campesina de "desestabilizadora". Luego ratificó, con poco maquillaje, el decreto 125 que saquea a los productores de soja. De seguido, ordenó la represión de la Prefectura en San Pedro, encarceló a 8 dirigentes. Judicializó la protesta acusando a esos dirigentes de "incendiarios", y a Margarita Stolbizer, Buzzi y Lambías "por cortar rutas". D’Elía, delirante, acusó a los chacareros de "golpistas proyanquis", mientras la presidenta se reunía con el legislador norteamericano Christopher Dodd.
Kirchner quiere "arrodillar" a la pueblada agraria. Desgastado, se aferra a un aparato político y sindical borocotizado que se le deshilacha, se rodea de ex piqueteros convertidos en "grupos de choque", y judicializa la protesta.
2. Se rompe el tope salarial
Esa "sociedad" entre la inflación desbocada y los índices truchos en los que nadie cree, es un torpedo por debajo de la línea de flotación del gobierno, y un puente que une la protesta obrera y popular del campo y de la ciudad.
Amenazados con ser desbordados en las fábricas, los jerarcas sindicales debieron reclamar aumentos que liquidan el tope salarial impuesto por el gobierno en acuerdo con Moyano. Los metalúrgicos firmaron un 32%. Es magro el aumento, sobre todo frente a las numerosas luchas de Aluar, Brieke, Gafa, Siderar San Luis, Motometal, los de Villa Constitución, los de la agroindustria de Santa Fe y Córdoba junto a los piquetes chacareros, los de Emfer, Tatsa, Cimet y Bosh con cortes de la ruta 8 y la General Paz. Hay descontento en las fábricas: los $ 1.600 de los que habla Caló son "en bruto", pero el inicial de bolsillo no llega a $ 1.200. La carne y gastronómicos firmaron por el 32%, los mecánicos por el 35%. Hay casos con "cláusulas gatillo" para modificarlas por la inflación.
Moyano, pegado al tope salarial, es atacado por algunos que están más cerca del gobierno que el camionero. Vale para él algo que se decía en el imperio romano: Roma no paga traidores.
Como vienen demostrando las luchas de Terrubussi-Kraft, con cortes de la Panamericana y, de hecho, la toma de la fábrica, la luchas de los ingenios salteños, y otras, hay un semillero de jóvenes obreros, hartos de superexplotación y sindicalismo propatronal K; y esa juventud empalma con los veteranos clasistas y combativos, avanzando en una oleada profunda, que va en camino a cambiarle la cara al movimiento obrero.
Muchos de esos jóvenes obreros votaron a Cristina Fernández porque no quieren volver a la hambruna y la desocupación de la crisis. Ahora, van calando que la política del kirchnerismo es la superexplotación y el matonaje sindical.
3. La crisis energética
La crisis energética estalló. Es otro torpedo por debajo de la línea de flotación del gobierno.
Apenas arreció el frío no había gas para calentar escuelas, hospitales y universidades; una de las máquinas de la central eléctrica que Cristina Fernández inauguró en marzo no pudo funcionar por falta de gas; se le cortó la energía a más 300 empresas; se redujo a la mitad el gas para las estaciones de servicio, y falta naftas y gasoil, o se venden con sobreprecios.
El barco con gas licuado que acaba de llegar, es a un costo del doble de lo que se le paga a Bolivia por millón de BTU, y siete veces más caro de lo que se paga en boca de pozo argentino. El costo de comprar energía más cara para disimular la gravedad de la crisis, ya se estima en $ 15.000 millones, el triple del año 2007.
Ha fracasado, totalmente, la política K en la energía: sostener las privatizaciones menemistas, prolongar los contratos hasta extinguir los pozos. Y negociar una tajada del negocio para Kirchner y sus amigos: reprivatización del 25% de Repsol, y entrega de áreas de Santa Cruz, Mendoza y Salta para las empresas de los testaferros K: Rudy Ulloa, Lázaro Báez y Cristóbal López. Enarsa es una cáscara vacía al servicio de esa política, como lo muestra que Claudio Uberti, el funcionario K comprometido por "la valija" de Antonini Wilson, comparte oficinas con una empresa de Lázaro Báez y cobra por planilla de otra de Cristóbal López: las mismas empresas que "ganan" las "licitaciones" de Enarsa.
4. Se deshilacha el PJ-K
En las zonas más activas del paro agrario, donde Cristina Fernández tuvo alrededor del 50% de los votos a partidos, ahora anda por el 20% de "imagen positiva", y en caída. Calaron su política, sobre todo, los jóvenes y las mujeres. En el Conurbano bonaerense también se percibe el mismo bajón, producto, entre otras cosas, del malhumor social por la impotencia y la mentira del gobierno sobre la inflación.
Kirchner trata de parar la sangría del aparato político y sindical que "cuatrereó", cuando la bonanza económica que le permitía tener "inflada" la "caja K". Ahora, la inflación, el costo de la deuda pública, la crisis energética, y el paro agrario se la están "desinflando". El aumento del "superávit fiscal" está por debajo de la pérdida de valor que provoca la inflación. Esto, cuando recién empiezan a sentirse las consecuencias del paro agrario (ya se cosechó la soja, pero solo se comercializó el 20%); entre marzo y mayo el gobierno perdió de recaudar $ 4.500 millones (Ambito Financiero, 2/6). Por eso el gobierno le cerró la canilla a gobernadores e intendentes "enemigos", y también a las obras comprometidas con "amigos", lo que alienta la rebeldía de peronistas y radicales K.
De la Sota se plantó, con una lamentable caracterización de Kirchner de "estalinista". Stalin enfrentó y derrotó a los nazis en la Segunda Guerra Mundial, y Kirchner ni siquiera fue capaz de "protestar", como Lula, contra la decisión yanqui de rearmar la 4° Flota, que es una abierta amenaza para Latinoamérica. Schiaretti se atrincheró en Córdoba. Reutemann envió una carta dura a Kirchner. Busti renunció a la jefatura del PJ entrerriano, y acosa al gobernador Uribarri, lo mismo que Romero hace en Salta con Urtubey. Duhalde sostuvo que "son estúpidos los que sostienen que la postura del campo es golpista", y conversa con funcionarios y legisladores que van desde kirchneristas alarmados hasta Macri y Scioli. Macri ha dicho que "el kirchnerismo ya fue y hay que ayudar a que aterrice el avión con cuidado porque así como vamos lo van a estrellar" (Clarín, 1/6).
La idea de que el gobierno está "acabado", va predominando en los grupos de poder. Estos buscan "un aterrizaje" institucional "suave", por la vía electoral, ante la falta de "figuras" que puedan unificar hoy a la oposición. Kirchner lo sabe, por eso "se juega" a "arrodillar" a la protesta agraria ahora, con la ilusión de que ese "triunfo" recauchute el destartalado gobierno de CK. El temor de sus rivales es que la jugada kirchnerista termine por llevárselos a todos puestos, y desemboque en una crisis política como la de De la Rúa en el 2001. De ahí que todos, incluso el kirchnerismo, preparan platos por si la situación se precipita.
5. ¡Más cortes que en el 2001!
La política de Kirchner de redoblar la apuesta contra los chacareros logró lo que muchos consideraban "imposible": en lo que va del año se realizaron 2.539 cortes de ruta, superando los 1.383 de 2001 y los 2.336 de 2002 (La Nación, 2/6). El lunes, la rebelión agraria, con la solidaridad de las ciudades, volvió a movilizar a cientos de miles en todo el país.
La ruptura de los topes salariales en varios gremios, la continuidad de la lucha de los desocupados y jubilados, y la creciente protesta contra la carestía del movimiento de mujeres, van mostrando que amplias masas han pasado a tomar en sus manos la lucha contra la inflación.
El estallido con cortes de calles del movimiento estudiantil por falta de gas, y las respuestas obreras a las suspensiones que provocará la crisis energética, también muestran que esas masas no están dispuestas a cargar sobre sus espaldas la crisis energética.
La rebelión agraria, la lucha por salarios, jubilaciones y planes sociales para enfrentar la carestía, la pelea contra las consecuencias sociales de la crisis energética y por la recuperación de ese patrimonio nacional, y la lucha contra la represión kirchnerista, son ejes para un gran reagrupamiento de las fuerzas populares, patrióticas y democráticas. El paro convocado desde la pueblada chacarera esbozó la amplitud que puede ir tomando esa unidad obrera, chacarera y popular. Es el camino por el que los trabajadores y las masas, que han ganado con sus luchas el centro del escenario político nacional, castigan a la política K y acumulan fuerzas, terciando desde sus propios intereses frente a las maniobras de los de arriba.
Sobre las brasas del Argentinazo la rebelión agraria dio un nuevo impulso al combate obrero y popular. Una Argentina preñada de fermentos revolucionarios está pariendo su propio camino.