El viernes 28 de marzo el gobierno logró hacer cerrar el convenio de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) que, por ser el sindicato que encabeza el jefe de la CGT kirchnerista, Antonio Caló, pretende sirva de referencia para el resto de las negociaciones salariales.
El viernes 28 de marzo el gobierno logró hacer cerrar el convenio de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) que, por ser el sindicato que encabeza el jefe de la CGT kirchnerista, Antonio Caló, pretende sirva de referencia para el resto de las negociaciones salariales.
El mismo llegaría a un aumento salarial del 26,5 por ciento recién a mediados del año, ya que es en dos tramos acumulativos: un 15% en abril y un 10% en julio. Para entonces, los metalúrgicos conformarían un salario garantizado de 6.400 pesos entre básico y adicionales, exceptuando la bonificación de las horas extras. Y no recibirán un nuevo monto no remunerativo, como en años anteriores. Pero se presenta como un logro que los empresarios hayan acordado garantizar los puestos de trabajo, aunque de palabra.
Algunos dirigentes de la UOM, a los que se sumó el comentarista de Clarin (29/3/2014) dijeron que “en realidad el incremento total es del 29,6%”. Para este engaño suman la incorporación al salario del no remunerativo de 1.400 pesos, que ya venían cobrando los trabajadores de salarios más bajos, por lo que no se puede considerar parte del actual aumento. Lo cierto es que, apretado por el gobierno, Caló terminó aceptando el 26,5% “en fetas”, en presencia del ministro de Trabajo, Carlos Tomada y su número dos, Noemí Rial. Eso sí, los empresarios les habrían agregado un caramelo: aportarían 8 cuotas de 50 pesos por mes por empleado para la obra social. Pero de parte del gobierno no hubo ningún compromiso de pago de los fondos retenidos que a los trabajadores se le descuenta para la misma. “Lo ideal no existe. Este ha sido el mejor acuerdo”, se justificó Caló, quien el 8 de abril próximo tendrá que explicarlo en el congreso nacional de los metalúrgicos, en una situación en que están rebeladas las bases de su gremio.
Esto se reflejó en que un grupo de delegados de diez seccionales tendieran puentes con Hugo Moyano y Luis Barrionuevo antes de que éstos convocaran al paro nacional del 10 de abril.
En esas seccionales se repartieron volantes que dicen: “La lucha debe ser con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”, firmados por las delegaciones de Avellaneda, 3 de Febrero, Lomas de Zamora, San Martín, San Nicolás, Villa Constitución, Córdoba, Santa Fe, Rosario y Pergamino.
Tomada agradeció a los sindicalistas y empresarios por “el trabajo mancomunado y la voluntad de acuerdo” y explicó que el convenio involucra a 56.000 empresas y a más de 270.000 empleados.
Otros convenios
El mismo viernes se cerraron dos paritarias de menor alcance, también con un porcentaje de aumento acorde a las pretensiones del gobierno.
Fueron las del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos y del Centro de Capitanes de Ultramar, quienes acordaron subas de un 26% en dos cuotas (13% en abril y el 13% restante en julio). Algo similar está negociando el ex empleado de Inteligencia durante la dictadura, hoy también kirchnerista, Gerardo Martínez, para los trabajadores de la Construcción.