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24 de enero de 2018

Ya son al menos cuatro gremios que comenzaron a negociar una paritaria por inflación: los de Comercio (Faecys), los estatales nucleados en UPCN, los obreros de la construcción de la Uocra y la Asociación Bancaria.

¿Paritarias libres?

Con techo salarial y sin cláusula gatillo

El gobierno quiere que sean los empleados de Comercio los primeros que firmen el acuerdo, en lo posible la semana que viene, sin superar el 15% y sin cláusula gatillo. Sin embargo, aun acordando con el techo, el jerarca Armando Cavalieri reclamó: “Habida cuenta de lo que viene sucediendo con la pauta inflacionaria, el gobierno creó desconfianza. Considero que no habrá dirigente que se anime a firmar por el 15%, por lo que entiendo que la herramienta de la cláusula gatillo es un buen mecanismo”.
Los bancarios y docentes deben cerrar las paritarias antes de marzo y el resto de los gremios ya comenzaron a estudiar las consecuencias que tendrá en las negociaciones salariales el cambio de metas de inflación y la luz roja que se prendió con la inflación mensual del 3,1 % de diciembre de 2017, que dio a conocer el Indec.
 
Lo que pretende del gobierno
Al anunciar la decisión del gobierno de Macri de no convocar a sesiones extraordinarias (ver aparte), el jefe de Gabinete, Marcos Peña Braun, también anunció que el gobierno busca cerrar las paritarias en torno al 15% de aumento, en línea con la nueva meta de inflación prevista por el Banco Central para 2018. Algo que ya había adelantado el ministro Jorge Triaca: el gobierno quiere acuerdos salariales en torno al 15 por ciento y sin cláusula gatillo. 
 Pero Marcos Peña fue más lejos: “Las paritarias son libres. Lo que sí consideramos es que es muy importante que la sociedad se comprometa con esta meta del 15% y de entender que la lucha contra la inflación no es una cuestión solamente por parte del gobierno, sino de todos los sectores, porque al final del día termina perjudicando a los sectores más vulnerables”. Y en velada amenaza fascista, señaló que el “Ministerio de Trabajo deberá arbitrar cuando haya conflictos”.
Queda claro entonces que para el gobierno de Macri son los aumentos de salarios los que provocan la inflación, cuando estos siempre vienen detrás. Como dice el refrán popular: los precios van por el ascensor, mientras los salarios van por la escalera.
 
Un nuevo round
Como ya hemos analizado, tras el fracaso por segundo año en su política monetaria sin controles de precios (hay también un Braun “pintado” como secretario de Comercio), el gobierno de Macri corrió un año las metas (ver “El gobierno cambió las metas de inflación”, hoy número 1700), con lo que las expectativas del mercado respecto de la inflación para 2018 son de un 20 al 22% (en la intimidad del gobierno reconocen que no sería menos del 18%). Por eso ningún gremio debería dejar de luchar para lograr porcentajes por sobre esos pisos, y que sean actualizables automáticamente cuando el índice de inflación los supere. Es decir, con la famosa cláusula gatillo que el año pasado permitió -a los gremios que la consiguieron- mantener el poder de compra de sus salarios.
El gobierno con su idea de retrasar los salarios, como parte del “esfuerzo de todos” para frenar la inflación, si bien llegaría a consensuar hasta un 18%, se opone férreamente a la cláusula gatillo, porque dice que eso aumentaría las expectativas inflacionarias. Pero, en verdad, dicha cláusula podría allanar el camino a acuerdos con ese piso que, en caso de que la realidad los supere –como ocurrió en los últimos años con las proyecciones oficiales– permitiría reajustarlos, sin haber alentado desde el inicio esa carrera con impacto en los precios.
Lo cierto es que con esta negativa a la cláusula gatillo el gobierno está reconociendo que, con los desequilibrios macroeconómicos que provoca su política (en particular, los crecientes déficits gemelos: el fiscal total y el externo), no va a cumplir otra vez la pauta inflacionaria que propone. Por lo que con el techo salarial y la negativa de la cláusula gatillo, busca hacer pagar nuevamente el ajuste a los asalariados (como en 2016), con salarios no ajustables muy inferiores al aumento de la inflación, para cuando termine el año 2018.