“Somos cerca de 1.400 trabajadores, casi 1.000 choferes, más la parte técnica y los administrativos”, nos cuenta Pedro Caballero, uno de los delegados. Durante la huelga, llevada a cabo con la dirección del Cuerpo de Delegados, los trabajadores realizaron marchas al Ministerio de Trabajo de la Nación, cortaron la ruta Panamericana e instalaron una olla popular en la cabecera de la línea, en Constitución.
“Somos cerca de 1.400 trabajadores, casi 1.000 choferes, más la parte técnica y los administrativos”, nos cuenta Pedro Caballero, uno de los delegados. Durante la huelga, llevada a cabo con la dirección del Cuerpo de Delegados, los trabajadores realizaron marchas al Ministerio de Trabajo de la Nación, cortaron la ruta Panamericana e instalaron una olla popular en la cabecera de la línea, en Constitución.
Los trabajadores dieron a conocer que los dueños de Monsa, que se hicieron cargo hace casi un año de la empresa, liquidaron mal las vacaciones, además de no respetar a los delegados electos por sus compañeros.
Con firmeza sostuvieron varios días la medida en esta importante empresa de colectivos de la Capital Federal y la zona norte del Gran Buenos Aires, que transporta 250.000 pasajeros diarios, hasta conseguir un acuerdo para que se les pague lo adeudado.
Caballero nos dice sobre el origen del conflicto: “Este reclamo fue más que nada por la liquidación de vacaciones. Si lo dejábamos pasar, quedaba un precedente. No podíamos renunciar a un derecho adquirido. Vienen y nos dicen, en nuestras otras empresas liquidamos de otra manera. Yo les dije, en otras empresas liquiden como quieran, a nosotros páguennos como corresponde, como marca el convenio. Si dejábamos pasar esto, para las vacaciones que vienen íbamos a cobrar con esa modalidad. Al principio no nos dimos cuenta de la maniobra, no pensamos que iban a liquidar mal. En enero cambian el sueldo básico, un pago remunerativo que había entraba al sueldo básico. Ahí controlamos los recibos, y vimos que estaba mal liquidado”.
Nos dice el delegado, sobre el balance de la lucha que “La empresa tomó una posición rígida, sin prestar atención. No tenían razón. Se sabía que había malas liquidaciones y que se tenía que prestar atención a eso. No sé si es por gente que los asesora mal. Al final era como nosotros decíamos, y se llegó a una solución que es pagar como marca el convenio.
“La discusión no era por un monto fijo, debido a que los trabajadores no tienen todos la misma antigüedad, también porque las vacaciones se calculan con una variable que depende de las horas extras”. Las cifras adeudadas van entre 400 y 1.600 pesos.
Los trabajadores hicieron conocer que los argumentos de la empresa de falta de efectivo son falsos, ya que Monsa recibe subsidios por “al menos 26.000 pesos por coche y el gasoil le cuesta 78 centavos”, publicaron algunos medios. Además, los trabajadores denuncian que cuando un empleado no está en condiciones físicas de seguir conduciendo, “en vez de trasladarlo a tareas administrativas, se lo despide y solamente les pagan el 50% de la indemnización correspondiente”.
El Cuerpo de delegados
El Cuerpo de Delegados de la Línea 60 tiene 13 delegados: “Cuatro ya tenemos seis años, de los otros nueve algunos tienen cuatro años como delegados, y otros dos”. Sobre el trabajo de los delegados, que condujeron el conflicto, y tienen discusiones con algunos de los nuevos jefes para que los reconozcan, nos cuenta Caballero: “Principalmente nosotros trabajamos día a día, desde hace varios años, con la gente. Más que nada es defender los derechos de los trabajadores como corresponde.
“Hacemos asambleas periódicamente, con la dificultad de combinar los horarios, porque esto no es como una fábrica donde todos entran y salen juntos. En la empresa la mayoría del personal tiene antigüedad, son pocos los nuevos. La mayoría está con nosotros, y nos conoce desde que empezamos. Están contentos con la lucha, porque la empresa nos había negado el pago a los delegados, y eso le cae mal al trabajador. Ellos saben que los delegados cobramos el sueldo básico, sin horas extras ni nada. Esa es parte de la estrategia de la empresa.
“Nosotros, reconocimiento de los delegados teníamos, pero con un gerente de personal muy duro, muy rígido. Y viste que lo rígido se quiebra. Este gerente se puso duro con un delegado en particular, no lo quería recibir. Entonces implementamos una modalidad que es que si hay un delegado al que la empresa no quiere atender, le damos todos los reclamos a ese delegado. Si el jefe de personal se cierra, los reclamos no se pueden hacer y el conflicto se hace general. Son estrategias de la empresa, que son viejas”, finaliza Pedro Caballero, delegado de la Línea 60.