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02 de octubre de 2010

“Traigan al pingüino represor para que vea, que el Casino no cambia de idea pelea, pelea por su dignidad”, coreaban cientos de jóvenes del Casino luego de la represión sufrida.

Patoteada K en el Casino Buenos Aires

Los trabajadores pelean por las seis horas

El viernes 9/11, una patota del SOMU (Sindicato Obreros Marítimos Unidos), dirigido por Omar Suárez (conocido por reivindicarse como el primer kirchnerista de la CGT) entraron a los golpes en una asamblea de los trabajadores del Casino Flotante, donde se estaba informando de los avances en las negociaciones por el recorte de la jornada laboral.
La noticia, tapa de todos los medios, fue presentada como un enfrentamiento entre dos sindicatos por el encuadramiento de los trabajadores. Ocultan que en verdad se trata de una nueva avanzada del SOMU, de la patronal y del gobierno de Kirchner (que deja la zona liberada), para avanzar en el control del Casino y romper con la organización de estos trabajadores que vienen luchando y triunfando desde hace casi dos años. Pretenden con esto desviar el eje con que venían trabajando.

Una historia de lucha
Los pibes del Casino vienen siendo un ejemplo para los miles de jóvenes de la Capital Federal y un grano en el traste para el gobierno. Desde que hace un año lograron –a través de la unidad y lucha– arrancarle los delegados a Aleara (sindicato de juego de azar), al que pertenecen, nada los detuvo.
A partir de ahí, funcionando democráticamente en asamblea y con la participación de los cientos de trabajadores lograron avanzar en sus conquistas: mejoras en el convenio, reincorporación de despedidos. Pero el salto se dio cuando encararon la lucha por la caja de empleado. Donde durante 7 días 900 trabajadores hicieron piquetes en todos los accesos al Casino. A pesar de las amenazas, los aprietes y las patotas, para hacerlos quebrar, nada los frenó. Hoy la caja de empleados es otro orgullo que se supieron ganar con la lucha.


La ofensiva de los K, Cristóbal López y el SOMU
El Casino flotante de Puerto Madero es uno de los emprendimientos de juego más importantes de América Latina. Se calcula que factura 1.500 millones de dólares por año. La instalación del Casino en dos barcos, ya que en tierra está prohibido el juego, viene de la época de Menem; luego De la Rúa transó con la empresa española para que el Casino siga y ahora Kirchner, a través de Cristóbal López, se la compró directamente, ¡ni transó!
La jugada de K no sólo era quedarse con el Casino sino que también incluía destruir la organización de los propios trabajadores. Para lograrlo, en junio de este año, cerraron el Casino haciendo jugar al SOMU: utilizaron como cortina de humo una supuesta pelea intersindical por el reencuadramiento de los trabajadores, cuando ya el Ministerio de Trabajo había fallado que los trabajadores debían quedarse encuadrados en Aleara.
La jugada les salió mal, con el Casino se quedaron, pero los trabajadores, luego de 40 días de lucha, en la calle, con acampes en Plaza de Mayo y enfrentando una brutal represión de la infantería, lograron la reapertura sin perder ninguna de sus conquistas.

Un conflicto abierto
Más allá de este triunfo, los trabajadores no se dejan llevar, ni siquiera por el azar, saben que el juego recién comienza. Hasta hoy en día siguen sufriendo ataques para destruir su organización, en esto se enmarca la agresión del SOMU del viernes 9. Se da justo en el momento en que los trabajadores vienen protagonizando una nueva lucha, esta vez por la reducción de la jornada a seis horas y el 4×2 (4 laborales, 2 francos) lo que implicó dos masivas movilizaciones al Ministerio de Trabajo. Por la tarde del viernes luego de los incidentes, abrieron causas penales por los daños ocasionados, lo que provocó el cierre del Casino por parte de la jueza Servini de Cubría.

Enfrentar el pacto social hambreador
Luego del triunfo de Cristina Kirchner, el gobierno negocia con las patronales y los jerarcas sindicales de la CGT y la CTA suspender las paritarias hasta las elecciones del 2009, reemplazándolas por una “mesa del pacto social”, que imponga “un techo salarial” muy por debajo de la inflación que ronda el 30%. Para lograrlo necesita sacarse de encima a los cuerpos de delegados y comisiones internas que los vienen enfrentando. Por eso la ofensiva contra los trabajadores del Casino, así como la del Indek, como también del Pescado, Subte y los trabajadores del hospital Francés.
Pero como demuestran los pibes del Casino y los trabajadores del Pescado, con unidad y lucha no dejaremos pasar los planes del gobierno.
Al cierre de esta edición más de 600 trabajadores se movilizaron al Palacio de Justicia para exigir una entrevista con la jueza Servini de Cubría. Esta en la entrevista les manifestó “no poder” darles garantías para resolver sus reclamos de apertura, estabilidad laboral y seguridad física, ya que ella está interviniendo en lo penal.
En respuesta a esto los trabajadores en asamblea decidieron marchar al Ministerio de Trabajo, para exigir una entrevista con Tomada.