Noticias

01 de febrero de 2023

Aumenta la desaceleración con una elevada probabilidad de recesión en EEUU y en gran parte de Europa

Perspectivas de la economía mundial

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía mundial creció un 6,0% en el año 2021, recuperándose de la caída de 3,0% acontecida en 2020 en el marco de la irrupción de la pandemia y las correspondientes medidas de confinamiento. No obstante, el año pasado la actividad global ha experimentado una significativa desaceleración hasta un crecimiento estimado en torno al 3,0%. Para este año, el FMI y el Banco Mundial, entre otros, advierten que se intensificará la desaceleración de la economía global, con una elevada probabilidad de recesión en Estados Unidos (EEUU), y en gran parte de Europa.

El encarecimiento del precio de la energía provocado por la agresión imperialista de Rusia a Ucrania, que afectó principalmente a Europa, las restricciones a la movilidad en China frente al Covid y la política monetaria contractiva en Europa y, principalmente, en EEUU frente al salto inflacionario han contribuido al enfriamiento de la economía en esos países y a nivel global.

El año 2022 ha estado signado por un aumento generalizado de la inflación a escala mundial, con subas superiores al 8% en el índice de precios al consumidor de EEUU (8,1%), la Zona Euro (8,3%) y el Reino Unido (9,1%), bien por encima de las metas de largo plazo del 2,0% de sus respectivos Bancos Centrales. La bárbara agresión del imperialismo ruso a Ucrania provocó una fuerte suba en el precio del petróleo y del gas, así como un nuevo salto en la cotización de los granos, contribuyendo decididamente al incremento de la inflación mundial. No obstante, en los últimos meses de 2022 se han reducido los precios del petróleo y -más aún- del gas, contribuyendo a moderar las presiones inflacionarias en Europa y a nivel mundial. Recordemos que hasta 2021 la amplia mayoría de los países registraba años de inflación muy baja, exceptuando algunos casos aberrantes como el de la Argentina

Para hacer frente a la inflación (siguiendo las recetas de política económica burguesas), la mayoría de los países del G-20 han llevado a cabo el ciclo de política monetaria contractiva más intenso en décadas, con fuertes subas de las tasas de interés (desde valores cercanos o iguales a 0%) y retirando liquidez del mercado (en oposición a las políticas de “expansión cuantitativa”). En EEUU el actual ciclo contractivo es el más rápido y contundente de los últimos cuarenta años, según destaca el Banco Central de la República Argentina.

Las subas de las tasas de interés contribuyen a “enfriar” la actividad económica, al encarecer el crédito para la inversión y el consumo, a la vez que tornan más pesada la carga de las deudas ya existentes; en particular, las tasas que pagan los países dependientes por sus pesadas deudas externas. En este marco, continuaron invirtiéndose las curvas de rendimiento de los bonos del Tesoro en EEUU (bonos de largo plazo con tasas de interés inferiores a los de corto), diferencial que suele anticipar una recesión en el país del norte.

A principios de enero, la directora del FMI, Kristalina Georgieva, alertó que un tercio de la economía global estaría en recesión en 2023, incluida la mitad de la Unión Europea. Asimismo, afirmó que “este año será mucho más duro que el que dejamos atrás”, ya que las tres principales economías -Estados Unidos, China y la Unión Europea- se están ralentizando simultáneamente. Más recientemente, en el Foro de Davos, descartó la posibilidad de una recesión global para este año (como en 2009 o 2020, cuando cayó el PIB mundial), lo cual de todos modos no reduce la gravedad de la situación.

En su informe de octubre de 2022, el FMI pronosticó un crecimiento de 2,7% para este año. Por su parte, en enero el Banco Mundial recortó su pronóstico a sólo 1,7% (desde el 3,0% proyectado en junio de 2022). Asimismo, advirtió que “dada la frágil situación económica, cualquier nuevo acontecimiento adverso -como una inflación más alta que la prevista, aumentos abruptos de las tasas de interés para contenerla, el resurgimiento de la pandemia de Covid o la intensificación de las tensiones geopolíticas- podría empujar a la economía mundial a la recesión. Sería la primera vez en más de 80 años que se producen dos recesiones mundiales en la misma década”. Sobre los países dependientes -a los cuales los economistas burgueses denominan “emergentes y en vías de desarrollo”- el Banco Mundial reconoce que “se enfrentan a un período de varios años de crecimiento lento impulsado por una pesada carga de la deuda y escasas inversiones”, lo cual “agravará los retrocesos en materia de educación, salud, pobreza e infraestructura, que ya son devastadores, así como las crecientes demandas derivadas del cambio climático”.

El director de la ONU, que la semana pasada también revisó a la baja su pronóstico de crecimiento global para 2023 a 1,7%, destacó la creciente desigualdad de ingresos en el mundo, que continuó agudizándose entre 2019 y 2022. Oxfam Internacional señaló que “la riqueza de los multimillonarios ha aumentado a un ritmo desconcertante”; desde 2020 el 63% de la nueva riqueza generada fue capturada por el 1% más rico de la población mundial, aún más que en la última década (54%) y la riqueza de los multimillonarios ha crecido en 2.700 millones de dólares por día. El Banco Mundial admite que podríamos estar ante el mayor aumento de la desigualdad global desde la segunda guerra mundial.

 

Perspectivas de las principales economías

En 2022, la economía yanqui cayó en recesión en el primer semestre, para luego recuperarse a un ritmo superior al previsto por los analistas durante los siguientes seis meses, cerrando el año con un aumento promedio del 2,1% (-2,8% en 2020 y +5,9% en 2021). No obstante, tanto el Banco Mundial como Bloomberg (promedio de proyecciones de Bancos y Consultoras) esperan una suba de sólo 0,5% para 2023. La inflación, que ya había comenzado a aumentar en 2021 en el marco de la recuperación económica post pandemia, fue el año pasado la más elevada desde 1981. Sin embargo, ésta se ha moderado en los últimos meses (6,5% interanual en diciembre), tendencia que se espera continúe hacia adelante.

En 2022, la economía china creció un 3%, afectada por la política de confinamientos frente al COVID, que ocasionaron un retroceso en el segundo trimestre; luego de recuperarse en los tres meses siguientes, el PIB volvió a estancarse en el cuarto trimestre, debido también a problemas en el sector inmobiliario (que representa una quinta parte de su economía). Exceptuando el año 2020, el crecimiento de China en 2022 ha sido el más bajo desde 1976. Para 2023, el Banco Mundial proyecta un crecimiento de 4,3% (5,1% Bloomberg), bajo la previsión de un levantamiento de las restricciones a la movilidad que incentive el consumo, pero ya lejos del ritmo promedio de 7,7% que exhibió en la segunda década del 2000. A diferencia de las principales economías del planeta, la inflación se ha mantenido baja en ese país (2,0% promedio en 2022).

Europa ha sido gravemente afectada por la crisis energética desatada a partir de la invasión de Rusia a Ucrania, dada la estrecha dependencia del gas ruso, en particular, por parte de Alemania. Los precios del gas en Europa llegaron a cuadriplicarse desde 2021, ya que Rusia recortó su suministro a menos del 20% respecto de ese año. Luego de un crecimiento estimado en 3,3% en 2022, la zona euro tendría un incremento nulo del PIB este año, según Bloomberg y el Banco Mundial. También se espera una reducción de la inflación.

Rusia, empantanada en Ucrania gracias a la heroica resistencia de este país, tuvo una caída estimada en torno al 3,0% en 2022 y volvería a mostrar una disminución similar en 2023, según las distintas fuentes. El PIB de Japón (tercera economía mundial), que disminuyó en el tercer trimestre, cerró 2022 con una suba promedio estimada en 1,3% y se proyecta un desempeño similar para este año. Para el Reino Unido, que habría entrado en recesión en el tercer trimestre de 2022, Bloomberg proyecta una caída del PIB de 0,9% en 2023.

En consecuencia, se acrecientan los nubarrones sobre la economía mundial. La fuerte desaceleración económica actual, con una elevada probabilidad de recesión en EEUU y gran parte de Europa, sumado a los problemas económicos que persisten en China, amenaza con derivar en una nueva crisis económica mundial, que siempre golpea con más fuerza a los países dependientes como el nuestro. A su vez, esto incrementa los factores de guerra, ya que la historia ha mostrado una y otra vez que las potencias imperialistas intentan salir de la crisis forzando nuevos repartos de los mercados y esferas de influencia, en una disputa que trasciende el plano económico y lleva inevitablemente a conflictos armados, tanto guerras interimperialistas como de agresión imperialista contra los países oprimidos, como la que está llevando a cabo Rusia en Ucrania.

 

Escribe Ramiro Suárez

Semanario Hoy N° 1948