Entre los partidarios de la devaluación hay varios planes (ver La Nueva Provincia, 16/12). Ruckauf propone lanzar un nuevo signo monetario:el argentino, que no sería convertible. En el presupuesto de 2002, incorporar un 30% del mismo en “argentinos”, parte de los cuales se destinaría a aplanes de forestación y construcción de vivienda. Esto se complementaría con un nuevo canje de la deuda externa, bajando los intereses a los tenedores de deuda argentinos, y bajando los intereses y aplicando una quita de capital a los tenedores extranjeros. Por su parte, De la Sota promueve el plan de “pesificar” primero. Esto convertiría a pesos las deudas y contratos que hoy están en dólares. Luego vendría la devaluación.