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02 de octubre de 2010

Pinchaduras

Hoy 1289 / Escuchas ilegales

Por esas cuestiones del enfrentamiento entre sectores de las clases dominantes, se pudo conocer un episodio de espionaje por parte del Estado. Esta práctica, habitual en todos los servicios de inteligencia y fuerzas represivas no sólo no disminuyó, sino que aumentó en los años del gobierno kirchnerista.
Yendo al caso concreto, uno de los dirigentes de los familiares de víctimas de la AMIA, Sergio Burstein, recibió una denuncia anónima de que estaba siendo escuchado “ilegalmente”.
A partir de aquí se destapó una olla que involucra al abogado y ex policía federal Gerardo Ciro James. Este, colaborador del frustrado jefe de la policía de Macri, Palacios, prestaba servicios de pinchaduras de teléfonos, cubriéndolos con un juez de Misiones, que hacía aparecer las escuchas como parte de causas que este juez manejaba. Así los casettes con las escuchas de Brunstein, y del empresario Carlos Avila, aparecieron en una causa por homicidio en el Juzgado de Instrucción Nº 1 de Posadas.
James trabajó el 1 de octubre en el Ministerio de Educación porteño, donde se dedicaba al espionaje sobre las organizaciones sindicales, los docentes y estudiantes de la Capital Federal.
En un allanamiento en casa de James se encontraron “tres maletines de espía que sirven para filmaciones ocultas, analizar líneas telefónicas y ‘pinchar’ teléfonos, respectivamente”. Dicen los medios que James había dejado el Ministerio y la Federal, para ser el próximo jefe de “inteligencia” de la Policía Metropolitana.

Accesibles
Gracias a otro caso, la denuncia de la jueza Servini de Cubría de que sus teléfonos estaban pinchados, pudimos ponernos a la moda con los nuevos aparatitos. Según un entrevistado por La Nación “los dispositivos empleados para realizar escuchas ilegales se denominan bugs spy. Son de fácil instalación, se pegan con adhesivo o son imantados, y pueden transmitir las conversaciones por radiofrecuencia hasta una distancia de 300 metros, sin problemas”, dijo a lanacion.com Mario Cammisa, director de la consultora Seguridad Informática SRL. “Tienen el tamaño estándar de una aspirina, no almacenan información, sólo la transmiten y pueden durar varios días con una batería interna”, describió el especialista.
En la misma nota se cuenta cómo “grabar conversaciones sin la necesidad de contar con un receptor a la distancia”, por ejemplo con un grabador oculto en una lapicera, “que tiene la capacidad para registrar hasta dos días de conversación de corrido, ya que se apagan cuando hay silencio y se enciende otra vez al escuchar ruido. Estos sistemas brindan el detalle de la fecha, hora y duración de la grabación”.
Por si alguno se piensa que estos dispositivos son muy poco accesibles, La Nación aclara que salen entre 300 y 1.500 dólares.
Un aviso a nuestros lectores. Traten de no hablar cuestiones privadas delante de las computadoras, porque cuenta este “experto”: “Hoy por hoy, lo usual es instalar un programa hecho a medida en la PC de la persona a seguir. Esta aplicación graba toda la voz, la comprime, la guarda en el disco rígido y la envía al equipo del espía”.