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27 de enero de 2016

Extractado del trabajo de Lenin ¿Qué hacer?, escrito en marzo de 1902* (Cuadernos…del hoy, Sobre el sindicalismo [1] y [2], números 180 y 181).

Política y sindicalismo

De la experiencia histórica del proletariado

Cabe preguntar en qué debe consistir la educación política. ¿Es posible limitarse a la propaganda de la idea de que la clase obrera es hostil a la autocracia? Naturalmente que no. No basta explicar la opresión política de que son objeto los obreros (de la misma manera que no bastaba explicarles el antagonismo entre sus intereses y los de los patronos). Es necesario hacer agitación con motivo de cada manifestación concreta de esa opresión (como comenzamos a hacerla con motivo de las manifestaciones concretas de opresión económica). Y puesto que las más diversas clases de la sociedad son víctimas de esta opresión, puesto que se manifiesta en los más diferentes aspectos de la vida y de la actividad sindical, civil, personal, familiar, religiosa, científica, etc., etc., ¿no es evidente que no cumpliríamos nuestra misión de desarrollar la conciencia política de los obreros si no nos comprometiéramos a organizar una vasta campaña de denuncias de la autocracia? Porque, para hacer agitación con motivo de las manifestaciones concretas de la opresión, es preciso denunciar esas manifestaciones (lo mismo que, para hacer la agitación económica, era necesario denunciar los abusos cometidos en las fábricas).
Se diría que la cosa está clara. Pero aquí, precisamente, es donde resulta que sólo de palabra está “todo el mundo” de acuerdo en cuanto a la necesidad de desarrollar la conciencia política en todos sus aspectos. Aquí, precisamente, es donde resulta que Rabócheie Dielo, por ejemplo, no sólo no ha emprendido la labor de organizar denuncias políticas en todos los aspectos (o comenzar su organización), sino que se ha puesto a arrastrar hacia atrás también a Iskra, que había emprendido esa tarea. Oíd: “La lucha política de la clase obrera es sólo [precisamente, no es sólo] la forma más desarrollada, más amplia y efectiva de la lucha económica” (programa de Rabócheie Dielo: véase su núm. 1, pág.3). “En el presente, ante los socialdemócratas se plantea la tarea de imprimir a la lucha económica misma, en lo posible, un carácter político” (Martínov, en el núm. 10, pág. 42). “La lucha económica es el medio más ampliamente aplicable para incorporar a las masas a la lucha política activa” (Resolución del Congreso de la Unión y “enmiendas”; véase: Dos congresos, págs. 11 y 17). Como ve el lector, todas estas tesis impregnan Rabócheie Dielo desde su aparición misma y hasta las últimas “instrucciones a la redacción”, y todas ellas expresan, evidentemente, un concepto único de la agitación y de la lucha políticas. Analizad, pues, este concepto desde el punto de vista del criterio, que domina entre todos los economistas, de que la agitación política debe seguir a la económica. ¿Será cierto que la lucha económica es, en general*, “el medio más ampliamente aplicable” para incorporar a las masas a la lucha política?
Completamente falso. Medios no menos “ampliamente aplicables” para tal “incorporación” son todas las manifestaciones de la opresión policíaca y de los desmanes de la autocracia, y de ningún modo tan sólo las manifestaciones ligadas a la lucha económica. ¿Por qué los zemskie nachál-niki[**] y los castigos corporales de que son objeto los campesinos, las concusiones de los funcionarios y el trato que la policía da a la “plebe” de las ciudades, la lucha contra los hambrientos y la persecución de los deseos de ilustración y de saber que siente el pueblo, la exacción de tributos y la persecución de las sectas, la dura disciplina del palo impuesta a los soldados y el trato cuartelero que reciben los estudiantes y los intelectuales liberales; por qué todas estas manifestaciones de opresión, así como miles de manifestaciones análogas, que no están directamente ligadas a la lucha “económica”, han de representar en general medios y motivos menos “ampliamente aplicables” para la agitación política, para incorporar a las masas a la lucha política? Justamente al revés: en la suma total de los casos cotidianos en que el obrero sufre (él mismo y las personas allegadas a él) falta de derechos, arbitrariedad y violencia, es indudable que sólo constituyen una pequeña minoría los casos de opresión policíaca precisamente en el terreno de la lucha sindical. ¿Para qué, pues, restringir de antemano la amplitud de la agitación política, declarando “más ampliamente aplicable“ sólo uno de los medios, al lado del cual, para un socialdemócrata, deben hallarse otros que, hablando en general, no son menos “ampliamente aplicables”?  
 
Notas:
*Cuando Lenin se refiere a la “política socialdemócrata” está hablando de la política marxista que, luego de la traición de los revisionistas, retomaría el nombre de comunista (nota de hoy).
 
**Zemskie nachál-niki: Representantes del Poder público en el campo, destacados de la nobleza terrateniente local y que estaban investidos de poder administrativo y judicial sobre la población campesina. La función de los zemskie nachál-niki fue introducida en 1889 y subsistió hasta la caída del zarismo en Rusia (nota del Editor).