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02 de octubre de 2010

¿Por qué paramos los maestros?

Hoy 1240 / Frente a las mentiras del macrismo en la ciudad de Buenos Aires

Mientras afirma no tener plata, balbucea estar “muy triste”, y pide “por favor levanten el paro”; Macri mete palo y dice que los maestros “robamos” días de clase a nuestros pibes. Si no tienen plata… ¿Cómo es que los funcionarios se aumentaron los salarios 3 veces en lo que va del año, llegando a cobrar 20 veces lo que ganamos nosotros por cargo? ¿Cómo es que se destinan 577 millones de pesos al año para subsidiar a la educación privada?
Si le preocupan nuestros pibes… ¿Cómo es que no han arreglado las instalaciones y el gas faltó en las escuelas? ¿Cómo es que para comer da salchichas, y trisoja, cuando está contraindicada por los médicos; y saca un alfajor por vianda?
Si le preocupan nuestros pibes… ¿Por qué no se garantizó el acceso al nivel inicial a más de 5.000 chicos registrados en listas de espera de la zona sur de la Ciudad, y las salas maternales públicas casi no existen en toda la Capital? ¿No lo pone triste que en esa zona las aulas de primaria están superpobladas; y que los alumnos son “derivados”, cual ganado, a escuelas muy lejanas a sus casas? (Nobleza obliga la aclaración: van en micros, no en camiones, viajando por más de 45 minutos…).
Si le preocupan nuestros pibes… ¿No pensó en que eliminando, como hizo, las 2 jornadas de trabajo anuales que teníamos y la capacitación en servicio, deteriora la calidad de la educación? ¿Por qué hay sólo un gabinete psicopedagógico cada 20 escuelas, y pasaron de 250 profesionales a 180 para toda la ciudad en 4 años?
¿Quién roba días de clase, cuando directamente hay cientos de grados que no tienen maestros al frente, no porque tomamos muchas licencias como le gusta decir a él y a Cristina K, sino porque por los sueldos y condiciones laborales, cada vez menos jóvenes ingresan a los profesorados? El gobierno trata de “meter púa” entre las familias de nuestros alumnos y nosotros. Intentó dividir a los maestros de las conducciones, exigiendo listas de quienes nos adherimos a los paros. Quiso también quebrar la unidad lograda a fuerza de asambleas en cada escuela y en cada distrito, que desbordó las conducciones gremiales, tirando $ 110 en negro a cobrar a fines de noviembre. Como “propuesta superadora”, su ministro Narodowski prometió que para el año que viene se discutirán salarios sobre la base de $ 1.400 por cargo… ¡Una burla! Cuando nuestros sueldos están por debajo de la línea de pobreza; el básico es de $ 695; y el salario de bolsillo de un maestro que recién se inicia no cubre ni un tercio de la canasta familiar (la de verdad).

La lista Lila
No le será tan sencillo dividirnos. Tal como plantea la Lista Lila (que se presenta en las elecciones de la UTE esta semana) la unidad de todos los docentes y la construcción de un sindicato único que sea herramienta de lucha, es una reivindicación muy sentida por nosotros, los maestros: Los que no pedimos “por favor” ni derramamos lágrimas de cocodrilo; los que bancamos día a día la situación de los chicos y tratamos de –laburando varios turnos y luchando para cambiar estas políticas– brindar la mejor educación posible. Por eso, porque defendemos la escuela pública, nuestro trabajo, y nuestros pibes, es que volvimos al paro.