Milei y los reaccionarios de su gobierno atacan los derechos populares, en nombre de una cruzada contra el socialismo y el comunismo, y llegó a decir que el comunismo es “una enfermedad del alma”. El presidente y sus secuaces despotrican contra los “zurdos”, y también afirmó que el socialismo es un “lado oscuro, negro, satánico, atroz, espantoso, cancerígeno”. Aclarando de entrada que el comunismo no es nada de esto que plantean Milei y el coro de fascistas que lo acompaña, nos podemos preguntar ¿qué es el comunismo?
En el Programa de nuestro PCR lo definimos como “la sociedad sin explotadores ni explotados”, la meta final por la que luchamos: “El objetivo histórico de la clase obrera es la sociedad sin explotadores ni explotados: la sociedad comunista. Sociedad en la que hayan sido eliminadas todas las clases, los privilegios y la opresión en todo el mundo. Sociedad en la que haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo y con ella la oposición y subordinación entre trabajo manual e intelectual, entre el campo y la ciudad, entre la mujer y el hombre, y las desigualdades sociales que acarrea… En esa sociedad el Estado (aparato especial de violencia organizada de una clase para la opresión de otra) se habrá extinguido. La sociedad comunista se regirá por el lema: de cada cual, según su capacidad, a cada cual según sus necesidades”.
Marx, Engels y la Liga de los comunistas
¿De dónde sale la palabra “comunismo”? Allá por mediados del Siglo 19, Carlos Marx y Federico Engels, los fundadores del socialismo científico, más tarde conocido como marxismo, se vinculan a un grupo de revolucionarios alemanes exiliados en Francia, que habían creado la “Liga de los Justos”, y cuyo lema era “Todos los hombres son hermanos”. En 1847, con la incorporación de Marx y Engels la Liga de los Justos pasó a llamarse Liga de los comunistas, y cambió su lema, que era “Todos los hombres son hermanos”, por el de “¡Proletarios de todos los países uníos!”, como se puede leer en el Manifiesto Comunista, el programa de esta Liga escrito por Marx y Engels en 1848.
Ya desde ese momento, e incluso antes, las clases dominantes y los reaccionarios de todo el mundo descargaron un brutal odio de clase hacia los sectores obreros que se planteaban como objetivo de su lucha un camino revolucionario para terminar con la explotación y la opresión.
Decía nuestro primer secretario general del PCR, Otto Vargas, que fue el propio Marx quien afirmó que el primer partido comunista fue el del revolucionario francés Gracus Babeuf, que en los tiempos de la Revolución Francesa contra los reyes en 1789, lanzó la “Conspiración de los iguales” con la que trató de establecer un programa avanzado para concretar “la comunidad de bienes y de trabajos”. La burguesía triunfante en Francia detuvo a Babeuf y otros revolucionarios, y los condenó a la guillotina. Recuerda Vargas que “Antes de ser juzgados y guillotinados en 1797 se hablaba en Francia del peligro comunista y luego la burguesía pensó que habían acabado con el comunismo. Ya no aquel comunismo de los esclavos de Espartaco o el de Jesús, sino con el comunismo que representaba al proletariado naciente. Pero Buonarroti, antiguo compañero de Babeuf, publicó en 1828 su libro sobre La Conspiración de los Iguales mostrando lo profundo que había sido ese movimiento. Eso se vio pronto en la acción de círculos clandestinos comunistas que se extendieron a Austria, Italia, Bélgica, Alemania. Ellos inspiraron a grandes revolucionarios como Blanqui, quien pasó la mitad de su vida en la cárcel. Con ese movimiento se encontraron Marx y Engels en la década del 40 en París y en 1848 escribieron en el Manifiesto Comunista “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”.
De la Comuna de París a las revoluciones del siglo 20
En marzo de 1871, la clase obrera francesa protagonizó una revolución que pasó a la historia como La Comuna de París. Durante un poco más de dos meses practicaron la dictadura del proletariado, hasta que fueron aplastados con el costo de 70 mil fusilados. Federico Engels señalaría después que la revocabilidad del mandato de los miembros del Consejo (no eran “representantes” sino delegados), la ausencia de un ejército fijo, las políticas autónomas de los barrios y otras características tuvieron como consecuencia que la Comuna no fuese como un Estado en el sentido represivo del término: era una forma de transición en dirección de la abolición del Estado como tal.
En el siglo 20, con la dirección de los partidos comunistas, conocimos el triunfo de las revoluciones socialistas. La lucha por el paso de una sociedad socialista, bajo la dictadura del proletariado, hacia la sociedad comunista con el ejemplo de la Comuna fue retomada por Lenin a partir del triunfo de la Revolución Rusa en 1917, planteando el “Estado comuna” y la república federal de los soviets, como base de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Posteriormente Mao Tsetung, tras la proclamación de la República Popular China, ya en 1958 sostuvo que “la comuna del pueblo constituirá la estructura de base de la sociedad comunista”. En China, los principios de la Comuna de París fueron tomados como ejemplo en la batalla contra los “seguidores del camino capitalista” en el Estado y en el Partido Comunista, con el desarrollo de las comunas populares, con los ejemplos de Taching (una brigada de producción petrolífera) y Tachai (una pequeña brigada de producción agrícola que formaba parte de la comuna del mismo nombre), y durante la Revolución Cultural Proletaria.
El comunismo está más vigente que nunca
Los comunistas hemos conocido, también en el siglo 20, las derrotas en los países en los que había triunfado el socialismo. Esto desató una feroz oleada anticomunista por parte de las burguesías imperialistas de todo el mundo, que dieron por fracasado y muerto al marxismo y al comunismo.
Pero pese a las toneladas de mentiras que todos los días se vuelcan en los medios masivos de comunicación, en libros y sesudas conferencias, que igualan a Hitler con Stalin, y dicen que Lenin, Mao y el Che Guevara eran unos locos asesinos, la realidad de la brutal desigualdad de este sistema capitalista imperialista se impone todos los días.
Milei, como muchos de los reaccionarios y fascistas con los que se alinea en el mundo, incluso ha sostenido absurdos como que los nazis “Eran de los de ustedes, eran de izquierda”. Esto lo dijo en medio de su defensa del multimillonario Elon Musk, que había hecho el saludo hitleriano. En el mismo sentido, la presidenta del partido neonazi alemán AfD, Alice Weidel, afirmó “Hitler era comunista, y se consideraba a sí mismo como socialista”.
El fascismo, y los nazis alemanes en particular, como puede conocer cualquiera que investigue un poco la historia del siglo 20, eran y son feroces enemigos de los comunistas. En donde el fascismo tomó el poder, sea en la Europa de la Segunda Guerra, o en la dictadura militar de Videla, las y los comunistas fueron ferozmente perseguidos.
Hitler fue derrotado principalmente por el heroísmo del pueblo soviético, que con Stalin y el Partido Comunista al frente, lo vencieron primero dentro de la URSS, y luego fue el Ejército Rojo que llegó hasta Berlín, haciendo caer el infame régimen nazi.
Milei miente en esto, como en tantas otras cosas, para defender su servil alineamiento con los intereses del imperialismo yanqui, de los piratas ingleses que usurpan nuestras islas, y su defensa del fascista gobierno de Netanyahu en Israel.
En este mundo en el que la prepotencia imperialista nos acerca peligrosamente a una nueva guerra mundial entra las grandes potencias, y que vuelve a mostrar el fracaso del sistema capitalista imperialista para resolver los problemas de las grandes mayorías, reafirmamos la vigencia del comunismo, y nuestra lucha en la Argentina por una revolución de liberación nacional y social que abra camino al socialismo.
Porque como decía Otto Vargas “dicen que el comunismo fracasó y lo dan por muerto. No es así, mientras la clase obrera mantuvo el poder el socialismo demostró ser superior al capitalismo; en esos países los comunistas fueron derrotados en una dura lucha de clases. En Argentina, los comunistas revolucionarios sabemos que no hay recetas para copiar. Estudiamos nuestra historia y el marxismo-leninismo-maoísmo como ciencia de la revolución y seguimos construyendo un Partido capaz de dirigir la revolución que nuestro país necesita”.
Escribe Germán Vidal
hoy N° 2054 08/04/2025