Luego de haber eliminado la pena de muerte, cuando se produjo por segunda vez la huelga de los peones de la Patagonia y ocuparon las estancias, en su mayoría de propiedad de ingleses, el embajador británico pidió una audiencia con Yrigoyen y le dijo: “mire, el Reino Unido no va a permitir más la ocupación. Hay dos fragatas en las Malvinas que se van a trasladar a Río Gallegos para desembarcar la marinería, van a desalojar las estancias y allí se van a quedar”. Yrigoyen tuvo miedo de que los ingleses se queden para siempre y se queden con la Patagonia. Entonces ordenó esa represión tan tremenda.
19 de noviembre de 2014