El Encuentro será apenas quince días antes de las elecciones generales, en un contexto en el que se agravaron todos los sufrimientos del pueblo: hambre, devaluación, canasta básica por la nubes, despidos. Mientras tanto el gobierno de Macri sigue con su política de ajuste, represión y de pagar la deuda con el FMI a costa de las necesidades de la gente.
Nosotras somos protagonistas principales de la lucha contra el macrismo, en primer lugar en la lucha contra el hambre: estamos a la cabeza de los comedores, las cooperativas, y somos la mayoría del movimiento de desocupados/as y precarizadas. También en las fábricas y lugares de trabajo, en el campo y en las aulas.
Es un momento de auge del movimiento de mujeres, que irrumpimos en el 2015 con la consigna “Ni Una Menos” y que este año se ve conmovido por las denuncias de abuso sexual y las repercusiones del caso Thelma Fardín. Que protagonizamos el año pasado la gran marea verde por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Que luchamos en todo el país contra la violencia machista y presentamos la Ley de Emergencia en Violencia contra las Mujeres en el Congreso, logrando federalizar la Campaña de los pañuelos rosas.
En este contexto es que vamos a nuestro 34 Encuentro Nacional. Un evento que ha logrado sostenerse por mantener un carácter que lo convierte en un acontecimiento único en el mundo: son horizontales, autoconvocados, plurales, democráticos, autosostenidos, federales y autónomos. A lo largo y a lo ancho del país nos venimos organizando para participar, mientras la Comisión Organizadora de la Plata trabaja sin descanso para recibir a las más de 100 mil mujeres que se espera lleguen a la ciudad.
Desde que comenzó el trabajo de la Comisión Organizadora, grupos minoritarios han intentado dividirla o romperla, poniendo trabas para que no se avance en los aspectos organizativos del Encuentro.
El principal debate que han utilizado para esto, es alrededor del cambio de nombre del Encuentro, por el de “Encuentro Plurinacional de Mujeres, lesbianas, trans, travestis, bisexuales y no binaries”. Primero afirmando que el nombre se había cambiado en el Encuentro de Trelew. Cuando en realidad en los más de 300 talleres, sólo se discutió el tema en 24, en varios no hubo acuerdo y en los que hubo acuerdos parciales aparecen diferentes denominaciones (plurinacional, pluricultural, pannacional, de la disidencia, de mujeres travestis, trans, etc.).
Luego intentaron que sea la Comisión Organizadora de La Plata la que le cambie el nombre, cuando no es potestad de la Comisión hacerlo, es antidemocrático y cuando la inmensa mayoría de la Comisión no acordaba en hacerlo.
Finalmente utilizando todo tipo de debate y contradicción para dividir la Comisión Organizadora y el Encuentro como “a favor o en contra del aborto”, “originarias y wincas”, “blancas y negras”, “heterosexuales y lesbianas”, “mujeres trans y mujeres cis”, que la CO se pronuncie a favor o en contra de determinados temas, que se vote, etc. Poniendo en juego la realización del propio Encuentro y haciéndole el caldo a la política del gobierno, que sería hoy uno de los principales beneficiados si el Encuentro y el Movimiento de mujeres se rompieran.
Algunas consideraciones sobre el cambio de nombre
Los Encuentros han sido desde su inicio, en su contenido y su forma “plurinacionales”, ya que desde el primero participaron mujeres de todos los pueblos originarios y mujeres inmigrantes de los países hermanos que viven en la Argentina sin ninguna discriminación. Lo “Nacional” hace referencia a que es un Encuentro de las mujeres que habitan en todo el territorio argentino, es decir que no es un Encuentro “municipal”, “regional” o “provincial”, sino que es de todos los rincones del país. Y como es federal va cambiando de provincia año a año.
Hay determinados grupos, como el sector de Moira Millan, que utilizando el hecho objetivo del genocidio realizado por las clases dominantes de nuestro país contra los pueblos y naciones originarias, y el abandono, la opresión y las injusticias que sufren hoy, pretenden avanzar en ideas de contenido antinacional y divisionistas funcionales a las potencias imperialistas.
Las originarias siempre participaron de los encuentros, irrumpiendo principalmente en 1992 al cumplirse 500 años de la llamada “Conquista de América”, y formando parte de las comisiones organizadoras.
Otro debate es agregar identidades de género en el nombre. Las mujeres somos la mitad de la humanidad, somos doblemente oprimidas, fuimos ignoradas durante siglos. Si bien el resto de las identidades de género o sexuales son aliadas del movimiento de mujeres y del feminismo, están atravesadas por otras especificidades. Por eso el colectivo LGTTBIQ+ realiza sus propios encuentros y marchas. El Encuentro Nacional de Mujeres las y les abraza, y alberga. Pero no es correcto que las mujeres terminemos diluidas en el cambio de nombre y perdamos la hegemonía de este Encuentro que supimos construir y masificar desde hace 34 años.
Lo que parece ser algo que amplía como incorporar al nombre distintas identidades de género, en realidad sectoriza, incluso dejando a muchas afuera y hasta abriéndole la puerta a la participación de masculinidades y varones.
Hay que tener en cuenta lo que sucedió con los Encuentros de Mujeres en otros países de América Latina que iniciaron junto con el de Argentina en 1986, y duraron muy poco tiempo. Se fracturaron por debates internos, se dividieron sectorialmente y finalmente desaparecieron. Porque en lugar de discutir los fenómenos que nos atraviesan a todas, pasaron a poner el centro en los fenómenos particulares.
Hoy es lo “plurinacional” o las “disidencias”, y mañana va a ser otra cosa. Esta es la esencia, el resto son “argumentos”, y por sobre todo explotan contradicciones existentes en el seno de nuestro pueblo y las llevan al extremo con la sola intención de dividir y romper.
Hay que tener claridad que la intención fundamental es cambiar el carácter del Encuentro Nacional de Mujeres. Buscan destruir su forma histórica, que fue lo que precisamente permitió que los Encuentros sean únicos, se masifiquen de la forma que lo hicieron y que hayan aportado de forma determinante al desarrollo del movimiento de mujeres y feminismos en nuestro país, y marcado una experiencia inédita para todas las mujeres del mundo.
Por un encuentro masivo y opositor
Vamos a un Encuentro complejo, a dos semanas de las elecciones y con una gran masividad. Peleamos para que sean miles las que participen, con sus necesidades específicas, que puedan disfrutarlo, participar de los talleres, discutir las diferentes problemáticas que nos aquejan como mujeres, nuestras historias de lucha y resistencia.
Es muy importante empujar los preencuentros en cada lugar para conocernos, discutir el tipo de Encuentro que defendemos y también para que sea un espacio en que podamos escucharnos entre nosotras antes de viajar.
A lo largo de los 33 años de Encuentros hemos demostrado que las mujeres necesitamos este espacio para avanzar en nuestros derechos, siendo ellos una caja de resonancia de los diferentes momentos político-sociales. De hecho han sido opositores a los distintos gobiernos de turno. En estos últimos tres años han quedado plasmadas en las conclusiones de los diferentes talleres las opiniones de miles y miles que han repudiado las políticas de Macri, que ha profundizado gravemente nuestros sufrimientos. Hoy es Macri y su política la que nos condena a grandes padecimientos, un gobierno que destina 11 pesos por mujer para atender la grave situación de violencia que nos aqueja.
En este contexto, y a escasos días de las elecciones nacionales y provinciales, las mujeres vamos a hacernos escuchar en la ciudad de La Plata y le vamos a decir a Macri y a Vidal que su política nos mata, nos ahoga, nos condena al hambre y al sufrimiento. Que nos rebelamos, que nos organizamos, que avanzamos. Esperamos realizar este año el Encuentro más masivo y opositor de la historia de los Encuentros. El Encuentro es de todas, el Encuentro somos todas.
Hoy N° 1783 18/09/2019