Noticias

11 de mayo de 2011

Extractado del órgano del Partido Comunista Revolucionario del Uruguay, La Verdad, Nº 69, de mayo de 2011.

Por un bicentenario artiguista y revolucionario

Hoy 1368 / PCR del Uruguay

La insurrección de 1811 en la Banda Oriental es parte de un “plan general de Operaciones” que surge de la Junta de Mayo de 1810, elaborado por Moreno inspirado en Belgrano, reelaborado y llevado a la práctica por Artigas. Este plan condujo a movimientos de despliegue y expansión hacia los puntos más importantes del Virreinato, de la Revolución que estallara en Buenos Aires.

La insurrección de 1811 en la Banda Oriental es parte de un “plan general de Operaciones” que surge de la Junta de Mayo de 1810, elaborado por Moreno inspirado en Belgrano, reelaborado y llevado a la práctica por Artigas. Este plan condujo a movimientos de despliegue y expansión hacia los puntos más importantes del Virreinato, de la Revolución que estallara en Buenos Aires.
Esta tiene antecedentes de décadas de insurrecciones de esclavos y de nativos, además de la especial coyuntura local e internacional que se plantea en ese año.
El “odio al godo” que sentían gauchos e indios, junto con la necesidad de liberalizar el comercio, y el enfrentamiento que objetivamente tenían con Montevideo y su Virrey Elio con los “propietarios” de todo tipo y aun algunos grandes hacendados ante la pretensión de leva forzosa y cobro de impuestos para “ayudar la España presa de Napoleón”, son los elementos que propician la unidad de ese gran ejército popular, ese pueblo reunido y armado, que Artigas va a comandar.
“De todas partes vienen sangre y coraje, para salvar su suelo, los orientales”
Si bien no se proclama la independencia –adelantar esas intenciones podía sin duda costar la vida a los revolucionarios–, como ya había efectivamente sucedido, sí se plantea la resistencia contra los “tiranos de Montevideo”. Elio, “más realista que el rey” toma la ofensiva bloqueando la entrada de los ríos para trabar el comercio a Buenos Aires y saliendo a enfrentar a los múltiples y simultáneos frentes de batalla que, con ese pueblo reunido y armado, en adelante no dará tregua al enemigo y lo derrotará, con grandes sacrificios y pérdida de vidas, como por ejemplo la de Manuel Antonio Artigas que muere luego de los combates en San José. Vencieron también en Santo Domingo de Soriano, en Colonia, en Trinidad, Minas, San Carlos, Maldonado y Rocha.

La gran batalla
La segunda fase ya incluye acciones propias de una guerra regular con la Batalla de Las Piedras el 18 de mayo, gran batalla donde se enfrentan 2.500 hombres, cientos de muertos y heridos, cifra que hoy sería importante, cuanto más en ese momento con unos pocos miles de habitantes en Montevideo y Canelones. Este triunfo de los Orientales con Artigas a la cabeza tuvo repercusiones muy importantes a nivel continental pues alienta y da nuevo impulso al movimiento revolucionario en su conjunto, que venía de derrotas en el Alto Perú y en Paraguay. Asimismo, pone a toda la campaña en dominio de los Orientales y a la figura de Artigas a un nivel que comienza a preocupar a muchos.
Nada tiene que ver este ejército revolucionario artiguista, ni en su forma y menos en su ideología, con el de la dictadura y el de hoy, al servicio siempre de la oligarquía y el imperialismo.
Ante la posibilidad de proyectos (no fue el único) que juntaran la revolución de independencia con la conformación de una nación federal y un proyecto social que implicaba el reparto de la tierra y la industrialización con vistas a una verdadera independencia económica, contrarrevolucionarios y potencias imperiales de la época, pero también timoratos e incrédulos, ya están pensando y accionando, con armas y servicios de inteligencia, en como destruir este movimiento, este proyecto, y al propio Artigas, de una vez y para siempre. O sea: Revolución sí, pero no tanto…

Hoy como ayer
Ayer británicos, franceses, alemanes; hoy yanquis, rusos, chinos, españoles, todos han saqueado nuestro país llevándose todos los frutos de nuestra tierra y la tierra también; sin dejar nada, ni salarios, ni impuestos ni nada, contando con la complicidad y la corrupción de las clases dominantes y los gobiernos de turno, incluido por supuesto –y con renovada voracidad– los de Vázquez y Mujica, con el agravante de su máscara de un pasado de “izquierda”, que les sirve para engañar mejor y que debe hacer mucho más aplicadamente su tarea ante el imperialismo, dando muestras de verdadera fe.
Éstos pretenden aprovechar la conmemoración del Bicentenario, contando una historia mentirosa que mete en una misma bolsa a la Revolución de Independencia con la Declaratoria de la Independencia (1825) y los enfrentamientos posteriores para que la “unidad nacional” quedara bajo el control de las clases dominantes, como un continuo y único proceso, sin mencionar siquiera el programa artiguista. Así aterrizan en sus necesidades del hoy donde, partidos políticos, monopolios imperialistas, todas las clases sociales (en caso de existir) y el ejército, con un perfecto aderezo de posibilismo y realismo debemos salvar la nación y la patria de los peligros que nos acechan y sobrevivir.
 

A la altura de las circunstancias y con verdadero compromiso con Artigas
La lamentable y fomentada desideologización que es moneda corriente hoy en día, ha colocado la discusión en lugares que creíamos perimidos. Que “humanicemos al Artigas de bronce”, que “no honremos su memoria”, que “se equivocó por inadaptado sin “cintura” política”, que “no es un héroe nacional porque nunca quiso la independencia nacional”, que “protagonizó un corto período con acciones menores y batallas inexistentes”, que “autoritario”, que “como Artigas le sirve a todas las clases sociales no le sirve a nadie”, etc. Es lamentable pero es así, sobre todo en círculos “intelectuales”.
Pero lo más terrible es que aquello que decimos cuando analizamos cualquier hecho histórico acerca de que su estudio nos sirve para comprender el presente y proyectar los cambios revolucionarios que necesita esta sociedad capitalista imperialista, aun aprendiendo de errores y desvíos. Con Artigas esto no lo aplican, a este verdadero héroe, nuestro, cercano y brillante no se lo estudia con la seriedad y el sentido profundo, como lo requieren las actuales circunstancias.
Justamente con Artigas y su proyecto, sus principios y su consecuencia, “contra los malos españoles y peores americanos” de hoy, marcharemos con la clase obrera y el pueblo oriental hacia la segunda independencia.
Artigas y su gesta no es solo un recuerdo, es un arma de lucha para el presente.