Desde algunos sectores de las clases dominantes, con gran peso en los medios de comunicación, se ha desatado una furiosa campaña para que la vacunación contra el coronavirus no sea masiva.
Decenas de noticias falsas (también llamadas fake news) circulan por las redes sociales, la radio, los diarios y la televisión. No importa lo absurdas que sean algunas de ellas, meten la idea de que la vacuna rusa contra el Covid-19, la Sputnik V, que distribuye el Ministerio de Salud de la Nación, es mala, trae enfermedades y hasta puede ser mortal.
En un verdadero “reino del revés”, resulta que uno de los instrumentos desarrollados por la ciencia y la tecnología para enfrentar una pandemia que, al 22/1/2021 contabiliza 96.2 millones de infectados y 2.6 millones de muertos en todo el mundo, es peor que el contagio.
Hay un objetivo político en estas campañas, evidente por la activa participación en las mismas de dirigentes del macrismo, que como Elisa Carrió, llegan a imputar al gobierno por “envenenamiento” por la adquisición de la vacuna rusa.
Al igual que otros personeros de la dependencia y el atraso latifundista en nuestro país, desarrollan la técnica sacada de los manuales del nazismo alemán, “miente, miente, que algo quedará”. Estos sectores llevan agua al molino de una corriente antivacunas que han impulsado con fuerza gobiernos como el de Trump en Estados Unidos y el de Bolsonaro en Brasil, de la mano de políticas reaccionarias que buscan cercenar derechos de los pueblos.
Quienes empujan esta campaña son algunos de los más prominentes “dueños de la Argentina”, que en su afán de mantener su predominio con atraso y dependencia, defienden un “modelo” de país en el que sobramos 20 millones de personas.
Para meter esta idea que vacunarse es peor que contagiarse, trabajan activamente muchos “comunicadores”, con discursos pensados para distintos sectores de la población. Soledad Gori, coordinadora del grupo Ciencia Anti Fake News, ha demostrado cómo estos personajes (conductores, periodistas, panelistas, etc.), se alimentan de las noticias falsas de las redes y las amplifican mañana, tarde y noche.
Así pudimos ver a Jorge Lanata parodiando una escenografía soviética como si fuera hoy, cuando la URSS no existe más desde 1991, y los dirigentes de la Rusia actual están muy lejos de cualquier atisbo de ideología de izquierda.
También hay otros más sutiles, que se agarran de “medias verdades” para deformarlas, como lo que denunciaba Belén Almejún en nuestro semanario, sobre artículos que titulan, como Clarín, “317 eventos adversos en la vacunación”: “Efectos adversos siempre hay para todas las vacunas, pero es ínfimo el número ¿Uno tiene fiebre? Es algo normal, algo externo que le estás aplicando, que te va a permitir mimetizar patógeno y que no desarrolles enfermedad”.
El Ministerio de Salud informó, a comienzos de enero, que de 90.000 dosis dadas en la Argentina, presentaron efectos adversos el 3,4%. Y de ese 3,4, el 99,3% son efectos adversos leves, como dolores de cabeza o fiebre. Esto es similar a los efectos del resto de las 18 vacunas que forman parte del calendario de vacunación, que, digamos de paso, nadie pregunta de qué origen son.
Protagonismo popular en la lucha por la salud
El problema que tienen estos verdaderos voceros de la enfermedad es que el pueblo, pese a las duras condiciones que le impone la pandemia, viene desarrollando grandes luchas. En primer lugar fue ese protagonismo popular el que creó las condiciones para la derrota macrista en las calles y en las urnas, y todo el año pasado, sin dejar de pelear por sus derechos, miles y miles se pusieron al hombro la lucha por la salud y contra el hambre.
Esta campaña contra la vacunación masiva, más allá de la intención de esmerilar al gobierno de Alberto Fernández, es un intento serio para dividir a los sectores populares, metiendo contradicciones secundarias. Hay que decir que la mala política de comunicación del gobierno, y sus propias vacilaciones, no hacen más que dar pasto a los personeros de la oligarquía y los imperialismos que están detrás de los “antivacunas”.
Otro elemento importante a la hora de analizar esta campaña de noticias falsas es la aguda disputa entre los distintos países imperialistas y sus laboratorios por la hegemonía en la producción, distribución y venta de las vacunas contra el Covid-19. Como afirma Horacio Micucci, también en este terreno se muestra el carácter dependiente de nuestro país, y la necesidad de desarrollar una política soberana en la producción de las vacunas.
Desde nuestro Partido y la JCR venimos impulsando, en los distintos lugares de trabajo, estudio y vivienda en todo el país, que miles y miles de compañeras y compañeros se capaciten como promotores de salud, para dar la pelea y ser protagonistas en una campaña de vacunación que necesitamos que sea masiva y que llegue hasta los sectores más postergados, sobre la base de comités de emergencia en cada lugar.
Estamos dando esta batalla, convencidos de que tenemos que tomar la lucha por la salud en nuestras manos, y que con la vacunación masiva contra el Covid-19 nuestro pueblo tendrá salud para la lucha y estará en mejores condiciones para avanzar en su pelea cotidiana por tierra, techo, trabajo y por todas sus reivindicaciones.
Escribe Germán Vidal
Hoy N° 1849 27/01/2021
