Que un encuentro muy rico y cargado de emociones y experiencias de las compañeras que participaron. Hubo una muy buena discusión sobre la situación actual y la crisis agraria, con posiciones muy diversas.
Hubo mujeres delegadas del Smata y de la UTA que relataron la dificultad de ser delegadas en un gremio mayoritariamente de hombres. Liliana nos contaba: “Soy delegada del Smata y la única mujer, de una concesionaria. Cuando voy a las reuniones me siento ahí, en una esquina y todo alrededor mío hay sillas vacías… así fue por mucho tiempo y ahora estoy en la Secretaría de la Mujer donde estoy aprendiendo muchas cosas. Se hacen reuniones nacionales de mujeres del Smata y ahí me enteré que en Toyota las mujeres sufren de artritis en los dedos por las máquinas. En Córdoba, trabajan 130 mujeres en VW, 70 en Iveco, más ahora que el trabajo lo puede hacer tanto un hombre como una mujer, con esas máquinas tan modernas. Pero la mayoría de las mujeres entraron contratadas, no pueden ser delegadas… para sobrevivir en un gremio de hombres hay que trabajar y nunca dejarles ver que sos más, porque sino no te dejan. Así nomás con perfil bajo.”
Sandra, delegada de la UTA, es conductora de trolebús y nos contaba: “Somos 200 conductoras de trole, el convenio de UTA no tiene nada para las mujeres, nada. Incluso estuvimos viendo de estar en Luz y Fuerza. Se organizó otra mutual para las mujeres. Es un trabajo pesado. Si una mujer se embaraza, a los 3 meses te dan carpeta común, no está el embarazo en el convenio y perdés 30% del sueldo. Yo estoy esperando las paritarias para pedir todo esto, para que nos bajen a 25 años de servicio, 51 para jubilarnos y 6 horas de jornada. Todo eso hay que pedir porque es un trabajo muy pesado y el 30% de las mujeres con cáncer de útero, por la estática y por el calor. Mis compañeras me dicen: loca, hacé algo, nos estamos quedando sin útero todas acá. Y tienen razón, a muchas ya se los sacaron. No está reconocida como enfermedad laboral. Ahora van a llegar los troles nuevos, ahí vamos a ver”.
Sandra nos contó que conoció el Encuentro en Córdoba y que quiere invitar a más compañeras a Neuquén. Es que “el Encuentro me abrió la cabeza”, dijo.
También hubo mujeres de una cooperativa textil, de la universidad –que relataron casos de acoso de un profesor del curso de ingreso en la escuela de Trabajo Social–, del SEP, docentes, amas de casa, jubiladas, etc.
Mientras tocamos temas de violencia, educación sexual, entre mate y cafecito, una joven se animó y nos contó a todas su experiencia de haber sido violada hacía poco tiempo, que no se animó a hacer la denuncia, lo que tuvo que vivir en el hospital y en su casa. Se están dando en Córdoba muchos casos similares, que “en un boliche te invitan a un trago y luego te despertás sin recordar nada, con signos de haber sido abusada, sin saber por quién ni por cuántos”. Todas nos comprometimos a hacer algo, para alertar a las jóvenes, meter presos a los violadores y que no pase más.
Las mujeres tenemos muchas razones por las cuales defender estos encuentros y hacerlos para miles. Debemos cuidar estos espacios donde aprendemos, nos ayudamos, nos disponemos a la lucha, nos escuchamos en nuestras diferencias y nos ayudamos en lo que nos une. Nos vemos en Neuquén!
02 de octubre de 2010